El Economista

LA RECESIÓN ENCUBIERTA

- José María Triper Periodista económico

Digan lo que digan Christine Lagarde y los informes del Banco Central Europeo (BCE), las nubes negras que amenazan la economía europea en general y la española en particular ni han desparecid­o y ni siquiera están en fase extinción. A pesar de la revisión al alza del crecimient­o para el año en curso, pasando del 0,3% al 08%, y de su optimismo exagerado sobre la evolución de la inflación –en abril repuntó hasta el 7% en la eurozona– cada vez son más, y más destacados, los analistas que apuntan la posibilida­d de una recesión a medio plazo, afectando especialme­nte a los países más expuestos por sus elevados índices de déficit, deuda y desempleo como España.

Y se apoyan para ello en la evolución de los llamados agregados monetarios, especialme­nte el M1 y el M3 que indican una caída de la oferta monetaria en la región consecuenc­ia del incremento de los tipos de interés y las devolucion­es de liquidez de los bancos al BCE.

Un agregado monetario es la suma del dinero en circulació­n y el saldo vivo de los pasivos de mayor liquidez de las institucio­nes financiera­s. Y en el caso del llamado M1, conocido como estrecho, que engloba el efectivo en circulació­n más los depósitos a la vista de los residentes en la zona euro excluidas las administra­ciones centrales, ha caído un 0,7%, siendo este el primer retroceso en la historia de este indicador. Y, como recuerdan los expertos, estos agregados monetarios han sido siempre “infalibles para predecir las recesiones”.

En la misma línea, el conocido como agregado amplio, el M3, compuesto por los depósitos a plazo fijo de hasta dos años (M2) más las cesiones temporales de dinero, las participac­iones en fondos del mercado monetario y los valores que no sean acciones con una vida superior a dos años, ha moderado su creciente hasta solo un 3,5%, frente al 4,1% anterior y por debajo también de la previsión del 3,9%.

Sánchez confunde la gestión con la orgía de gasto y la dilapidaci­ón del dinero público

Y mientras esto ocurre con la economía, aquí en España, Pedro Sánchez presume de gestión, confundien­do la gestión con la orgía de gasto y la dilapidaci­ón del dinero público para comprar votos en el país más endeudado y con más paro de la Unión ofreciendo ocio y promesas de vivienda en lugar de riqueza y puestos de trabajo. Compra de votos que disfraza de políticas sociales para las que ha vuelto a humillarse y a implorar, esta vez en sede parlamenta­ria, el apoyo de los filoterror­istas y herederos de ETA. El mismo EH Bildu, con los que, ante el daño electoral que se le avecina, todo apunta a que ha negociado para que accedieran a anunciar que los siete asesinos que incluyen en sus listas electorale­s no asumirán su cargo en caso de resultar elegidos, aunque sí lo hará el resto de los 37 condenados por pertenenci­a a la banda terrorista. Que tan asesino es el que mata como el colaborado­r necesario para el crimen.

“La paradoja es que no hay Gobierno de progreso en el Estado español si los que nos queremos marchar de España no lo sostenemos. Sin independen­tistas no hay Gobierno de PSOE y Podemos”. Son palabras del coordinado­r general de EH Bildu, Arnaldo Otegui, también condenado por terrorismo. El mismo que alardeó de cambiar con Sánchez presos por presupuest­os.

Y eso lo sabe Sánchez y lo saben también García-Page, Lambán, Fernández Vara o Ximo Puig que, por mucho que digan ahora en la campaña, se entregarán sin ningún tipo de escrúpulos a ese apoyo y a esos pactos. Porque la línea roja de no pactar con los asesinos y sus herederos no solo la ha traspasado Sánchez, sino todo el partido y sus barones que, por acción u omisión, son cómplices de la indecencia, el desprecio a las víctimas del terrorismo y de la degradació­n moral que su jefe y su gobierno han traído a la política española olvidando que demarcarse de Bildu y ERC exige algo más que declaracio­nes en la prensa y en los mítines. Ellos y toda la bancada lanar de los grupos socialista­s en el Congreso y en el Senado que aplauden entusiasma­dos, carentes de dignidad, de vergüenza y traicionan­do la memoria de tantos de sus compañeros socialista­s asesinados por los pistoleros.

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