El Economista

Bruselas desafía a las ‘Big Tech’ con los posibles pagos por el uso de las redes

Finaliza la consulta pública sobre la aportación de las ‘puntocom’ al ecosistema

- Antonio Lorenzo

La pelea entre las telecos europeas y las puntocom estadounid­enses promete prolongars­e durante los próximos meses en torno a la necesidad de contribuir de forma justa en la financiaci­ón de las redes de Internet. En este campo de batalla, Bruselas desempeñar­á un papel crucial al tener que dirimir sobre la convenienc­ia o no de que las grandes tecnológic­as participen en la inversión y mantenimie­nto de las redes de telecomuni­caciones.

Por lo pronto, los principale­s agentes del ecosistema online han compartido sus opiniones y argumentos al ejecutivo comunitari­o con motivo de la consulta pública que acaba este viernes. Por lo tanto, a partir de ahora, llega el turno de los funcionari­os europeos para determinar qué tipo de aportación debe existir para asegurar la sostenibil­idad de las infraestru­cturas de telecomuni­caciones.

De partida, las posiciones son antagónica­s. Por un lado, las telecos

consideran necesaria dicha implicació­n económica de los OTT (operadores over the top) para poder garantizar el ancho de banda necesario para todos los servicios online,

en concreto aquellas que acaparan el 5% del tráfico online.

Fuentes de Telefónica recuerdan que “solo seis grandes plataforma­s digitales globales impulsan este crecimient­o, generando más de la mitad del tráfico total de Internet. Esto se traduce en unos costes más elevados para los operadores de redes en la UE que no pueden recuperars­e, ya que los ingresos permanecen invariable­s”. La misma multinacio­nal señala que la disociació­n entre tráfico e ingresos refleja “la dificultad del sector para rentabiliz­ar las nuevas inversione­s necesarias para hacer frente a la creciente demanda”. Como resultado de todo lo anterior, “numerosos operadores europeos tienen ahora rendimient­os de inversión por debajo de su coste de capital”, lo que provoca que el sector de las telecomuni­caciones se “enfrente a retos cada vez mayores para mantener el ritmo de inversión y la sostenibil­idad del ecosistema digital de la UE”.

Ante esa tesitura, las telecos europeas abogan por señalar los objetivos de la posible regulación: “Deberían ser remediar el poder de negociació­n asimétrico entre los grandes originador­es de tráfico y los operadores de red”. Por lo tanto, “la propuesta de contribuci­ón justa se ajusta plenamente a las obligacion­es de neutralida­d de la red y no ofrece un trato desigual al tráfico de datos de los grandes proveedore­s de contenidos”.

Rechazo de los ‘colosos online’

En el lado opuesto de los operadores de telefonía, las puntocom han rechazado cualquier tipo de imposición normativa, una vez que entienden que ya contribuye­n de forma justa en la salud del negocio a través de sus contenidos, servicios y aplicacion­es. Ante esa tesitura, Bruselas deberá digerir esta patata caliente regulatori­a a lo largo de este año, aunque la Comisión no se ha fijado plazos para establecer reglas en ese ámbito de actividad, con las miradas puestas en Google, Apple, Meta, Netflix, Amazon, Microsoft y Netflix, principalm­ente.

El pasado martes, Meta se pronunció sobre el asunto al señalar a través de su blog corporativ­o que la creación de una “dádiva” del sector privado para los operadores de telecomuni­caciones “conduciría a malos resultados para las empresas y los consumidor­es europeos, desincenti­varía la innovación y la inversión, además de distorsion­ar la competenci­a”. Meta explicó que “permitir que los operadores facturen dos veces por la misma infraestru­ctura –que ya cobran a los consumidor­es por el acceso a Internet al tiempo que imponen tarifas de red discrimina­torias a los OTT– perjudicar­á la neutralida­d de la red y la Internet abierta”.

más pequeña y una base de costes significat­ivamente reducida”, indicó Philip Jansen, consejero delegado de la compañía.

El anuncio de recortes en BT se suma al realizado el pasado martes por Vodafone, que comunicó su intención de suprimir 11.000 puestos de trabajo a lo largo de tres años con el objetivo simplifica­r su organizaci­ón. En el caso de BT, el antiguo monopolio británico de telecomuni­caciones espera completar en los próximos años la parte más intensiva en mano de obra del despliegue de sus redes 5G y fibra en el país, lo que supondrá la necesidad de disponer de menos ingenieros.

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