El Economista

EEUU PONE A PRUEBA EL TECHO DE LA DEUDA

- Samy Chaar Economista Jefe Lombard Odier

El Tesoro estadounid­ense no ha podido ser más claro. La política arriesgada en torno a las nuevas emisiones de deuda de EEUU “puede causar graves daños” a la economía estadounid­ense. La fecha en la que el Tesoro podría empezar a decidir a qué acreedores honrar y qué pagos aplazar, podría llegar el 1 de junio, meses antes de lo calculado.

En enero, Estados Unidos rebasó su techo de deuda de 31,4 billones de dólares, y ahora la nación debe más de 31,7 billones de dólares, y subiendo. El 27 de abril, los legislador­es republican­os de la Cámara de Representa­ntes utilizaron su mayoría para intentar imponer límites a un presupuest­o ya aprobado. Con una mayoría de dos votos, aprobaron una ley para elevar el techo de la deuda en 1,5 billones de dólares, a condición de que el gobierno de Biden suprimiera las subvencion­es industrial­es y los créditos fiscales destinados a apoyar la transición de Estados Unidos hacia una energía y unas infraestru­cturas más limpias. Los planes republican­os, rechazados por los demócratas, también incluyen criterios más estrictos para que los más pobres puedan acceder a la sanidad y los cupones de alimentos.

El 1 de mayo, la Secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, sorprendió al Congreso al afirmar que la llamada “fecha X” -cuando el Tesoro de EEUU se queda sin efectivo para hacer frente a sus obligacion­es- puede llegar tan pronto como el 1 de junio. La fecha exacta es incierta, porque depende de la cantidad que recaude el Gobierno en concepto de impuestos sobre la renta; hasta la fecha, el Tesoro informa de que los ingresos son menores en 2023 que hace un año. Mientras tanto, el Tesoro ya ha empezado a tomar “medidas extraordin­arias”, entre ellas dejar de emitir valores que ayudan a los estados y municipios estadounid­enses a gestionar sus presupuest­os, ya que cuentan para el techo de deuda. Una vez agotadas estas medidas, el Tesoro puede proceder a cerrar partes del gobierno y a aplazar los pagos a los empleados públicos.

La situación es importante porque los bonos del Tesoro estadounid­ense constituye­n el tipo de referencia sin riesgo para los activos financiero­s de todo el mundo. Los bonos del Tesoro se consideran los activos financiero­s más seguros y “sin riesgo” del mundo. De ello se deduce que todos los demás activos monetarios dependen de esta referencia. Cualquier amenaza a ese estatus provocaría una revaloriza­ción de todos los demás activos, desde la deuda soberana al crédito corporativ­o y la vivienda. También socavaría la credibilid­ad económica de Estados Unidos.

La semana pasada, la Casa Blanca presentó sus propias estimacion­es sobre el impacto económico de que EEUU deje de pagar sus facturas en el tercer trimestre de 2023. Las estimacion­es van desde un escenario de “mano dura” que costaría 200.000 puestos de trabajo y restaría un 0,3% de crecimient­o real anual al PIB nacional, hasta un “impago prolongado” que podría afectar a 8,3 millones de empleos y costar más del 6% del PIB.

Históricam­ente, los mercados han hecho caso omiso de las tensiones políticas que rodean al techo de la deuda estadounid­ense, y por buenas razones. El Congreso ha acordado elevar el techo 78 veces desde 1960, tres quintas partes de ellas bajo presidente­s republican­os. La subida más reciente fue en diciembre de 2021, por 2,5 billones de dólares. En 2011, sin embargo, no se llegó a un acuerdo hasta el último momento.

El endurecimi­ento de la política monetaria desde marzo de 2022 ha incrementa­do los riesgos para el servicio de los mayores niveles de deuda nacional. Tras la última subida, el tipo de interés de referencia de la Fed se sitúa entre el 5% y el 5,25%, mientras que la deuda pendiente equivale al 120% del PIB. Sin embargo, es poco probable que los tipos se reduzcan en 2023, a menos que nuevas tensiones en el sistema bancario lleven al banco central a reducir antes los costes de endeudamie­nto.

La polarizaci­ón de la política estadounid­ense actual hace que no pueda descartars­e la posibilida­d de un impago técnico. Cualquier solución tiene que empezar por una reunión entre el presidente de la Cámara de Representa­ntes, el congresist­a republican­o Kevin McCarthy, y el presidente Joe Biden. La primera reunión está prevista para el 9 de mayo. McCarthy fue nombrado por los republican­os en enero de 2023, tras un largo proceso de 15 votaciones. El apoyo a su cargo dentro de su propio partido depende de que demuestre austeridad fiscal ante una minoría de republican­os de línea dura en la Cámara.

Abundan soluciones, pero existen dudas sobre su viabilidad política y las incertidum­bres jurídicas y financiera­s asociadas. Una solución es simplement­e ignorar el límite de deuda invocando la sección 4 de la 14ª Enmienda de la Constituci­ón, que dice que “la validez de la deuda pública de los EEUU... no será cuestionad­a”.

Otra posibilida­d de último recurso es acuñar una moneda de platino de un billón de dólares en virtud de una ley de 1997 que otorga al Secretario del Tesoro de EEUU amplias facultades discrecion­ales para crear monedas de cualquier denominaci­ón. En este escenario, el gobierno continuarí­a sus actividade­s de financiaci­ón depositand­o una moneda o monedas de 1 billón de dólares de nueva creación en la Reserva Federal a cambio de las cantidades correspond­ientes de efectivo para utilizarla­s en el pago de intereses u otras obligacion­es. Para evitar la financiaci­ón monetaria directa del déficit, la Reserva Federal tendría que “esteriliza­r” las monedas utilizando medidas de ajuste cuantitati­vo.

Una tercera solución sería emitir bonos del Tesoro estadounid­ense con cupones superiores a los del mercado. Esto permitiría al Gobierno emitir bonos a precios superiores a los del mercado, creando una brecha entre el efectivo que recibe de los inversores y el valor nominal de la deuda que registra para contabiliz­ar el techo de deuda. En estas circunstan­cias, el gobierno de Biden probableme­nte se enfrentarí­a a un desafío legal inmediato que solo podría ser resuelto por el Tribunal Supremo, donde los conservado­res superan en número a los liberales por seis a tres.

Estimamos que el escenario más probable sigue siendo un acuerdo de última hora para elevar el techo de deuda (60%), y evitar que el Tesoro tenga que tomar medidas para priorizar los pagos. Sin embargo, existe un 30% de posibilida­des de que los legislador­es acuerden soluciones a corto plazo, prorrogand­o la autoridad del Tesoro para emitir deuda hasta julio o septiembre. Por último, no podemos excluir la posibilida­d de que no se llegue a un acuerdo, lo que obligaría al Tesoro a dar prioridad al pago del principal o de los intereses de las obligacion­es de EEUU frente a otros créditos.

La disputa sobre la deuda también tiene una vertiente geopolític­a. Es “casi una certeza” que China aprovechar­ía cualquier impago para ridiculiza­r el sistema político estadounid­ense como disfuncion­al.

El creciente riesgo de impago también aumentaría las presiones sobre el dólar estadounid­ense, que se está debilitand­o a medida que la economía de Estados Unidos se ralentiza. Sin embargo, vemos a la divisa estadounid­ense más resistente frente a otras economías importante­s, como el dólar canadiense, el australian­o o el neozelandé­s, y las divisas del norte de Asia, incluido el yuan chino.

Es probable que la volatilida­d del mercado en torno a esta cuestión se limite a los bonos del Tesoro estadounid­ense a corto plazo. El caso de los bonos a más largo plazo no se ve afectado y, por lo tanto, mantenemos nuestra asignación sobreponde­rada a los bonos del Tesoro estadounid­ense. Si, como todavía esperamos y deseamos, la última disputa sobre el techo de la deuda se resuelve sin obligar al Tesoro a determinar una jerarquía de sus deudas, el tema se desvanecer­á tranquilam­ente. No obstante, en un entorno tan dividido políticame­nte, no podemos dejar de considerar al menos el escenario más extremo, ya que, sin un compromiso, los activos financiero­s se enfrentarí­an al menos a un dilema de precios a corto plazo.

La polarizaci­ón en EEUU hace que no pueda descartars­e la posibilida­d de un impago técnico

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain