EL CAMPO AFRONTA LA SEQUÍA CON SOLO EL 35% DEL CULTIVO ASEGURADO
En cultivos como el olivar o los frutos secos el aseguramiento se reduce al 5% y al 11%
El campo español afronta una de las peores sequías de su historia con solo el 35% de sus cultivos asegurados. De los 9,5 millones de hectáreas de superficie de secano con olivar, frutos secos, viñedo y herbáceos, solamente 3,3 millones cuentan con una póliza que permita superar crisis como la actual.
Según datos de Asaja, el aseguramiento está muy desequilibrado tanto en cultivos como por zonas. Así, mientras en el caso de los cultivos herbáceos y la uva están cubiertos el 46,80% y el 47% respectivamente, en el caso del olivar o de los frutos secos los porcentajes disminuyen al 4,56 y el 11,40%. Territorialmente, las diferencias son también notables. En el caso de los cultivos herbáceos, comunidades como Castilla y León llegan al 66,80 por ciento, mientras que en otras zonas también muy cerealistas, como Aragón, se reduce al 23,56%. Tampoco superan este último porcentaje provincias como Ciudad Real, Toledo, Badajoz, Albacete, con mucha tradición cerealista.
Las razones de este bajo aseguramiento está en que las pólizas cubren poco y son caras. “Si el rendimiento máximo que admite Agroseguro en esas zonas cerealistas son bajos y encima restan el coste de la cosechadora y el transporte, el pago del 70% que recibe el agricultor no compensa”, aseguran desde Asaja.
En los frutos secos es una cuestión también de rendimientos. Las plantaciones de almendro o pistacho son cada vez más modernas, la genética ha avanzado mucho y te exigen tener un historial de rendimientos, algo que se podría solventar si se mira lo que dicen los centros de investigación de las comunidades sobre lo que da tal o cuál variedad. “El sistema es malévolo porque no me dejas asegurar más kilos porque no hago seguro y no hago seguro porque no me dejas asegurar más kilos. Es la pescadilla que se muerde la cola”, explican desde la organización agraria.
Penalizaciones
Otro de los frenos a un mayor aseguramiento son las penalizaciones. Por ejemplo, si una vez das una parte por heladas, en el historial ya aparece que has tenido un siniestro, con lo que al año siguiente me elevan la prima porque el riesgo es mayor. “Es lo mismo que ocurre con el seguro del coche, pero la diferencia es que si tú no tienes la culpa, lo paga el otro. En una explotación al raso, el que venga una sequía o una helada no es culpa del agricultor. Es algo perverso que se rijan por criterios tan superactuariales”. Desde
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la organización agraria, se defiende que se premie a los que tengan menos siniestros, pero que no se penalice a los que tienen más.
Desde Asaja proponen actualizar un sistema “que está muy bien, pero tiene 40 años y debe dar protagonismo a nuevas posibilidades de aseguramiento que no sean las clásicas y que no sean tan caras”. En este sentido apuntan que “las explotaciones están muy achuchadas, con los costes de producción disparados y hay labores que no se pueden quitar. Al final, al agricultor no le queda más remedio que reducir los kilos asegurados o directamente no hacerlo”.
Universalización del seguro
La patronal agraria considera que estamos en una situación de cambio climático “clarísimo y ha venido para quedarse” por lo que más que nunca es necesario la “universalización del seguro agrario”.
En este sentido, proponen un seguro muy económico que cubriese un mínimo -los costes de producción-, lo que daría al menos liquidez para acometer los gastos de la campaña siguiente. Se articularía a través de la PAC, de manera que la misma solicitud sirviese como presentación y el agricultor no tendría que adelantar el dinero sino que se descontaría del importe de las ayudas que se vaya a cobrar.
Fernando Luna, agricultor de cereal en los Monegros, en el sur de
Huesca, asegura que “en estos momentos, el seguro agrario no es apetecible ni en términos económicos ni de cobertura”.
Fernando Luna reconoce que la situación “es muy preocupante. En secano, tengo 150 hectáreas (trigo, cebada y triticale) y no voy a coger ni un kilo. En regadío, tengo un cupo de 3.900 metros cúbicos por hectárea y ya voy por 2.300 metros cúbicos y queda mayo y junio. Me voy a gastar el cupo en tratar de sacar adelante la campaña de cereal por lo que no voy a poder hacer las segundas cosechas, que son las que realmente me dan liquidez”.
Y todo esto se produce en “la campaña con los costes de producción más elevados de la historia. En estos momentos, tengo un coste de cereal en secano de entre 700 y 750 euros por hectárea y, al precio actual-, necesito entre 2,9 y 3 toneladas
Asaja pide explorar fórmulas para universalizar el seguro agrario ante el cambio climático
de rendimiento para sacar los costes de producción y voy a sacar cero”, añade el también portavoz de Asaja Aragón.
También se sufren los efectos de la pertinaz sequía en la explotación de Rubén Casaus, agricultor y ganadero de vacas nodrizas en los Monegros, en Huesca. “Tenemos problemas para los forrajes y además no sabemos si vamos a tener agua también para una segunda cosecha. El problema es grandísimo. Lo que hemos sembrado de cereal, como no tiene grano, lo estamos segando para el ganado. En la cosecha, estamos en una pérdida del 100% en secano”.
Sus problemas también se extienden a la ganadería. Antes de la invasión de Ucrania, los precios estaban altos, pero ahora, “el precio del forraje para los animales se ha disparado. A ver quién tiene alma para aguantar, comprar y darles de comer. Se va a reducir cabaña y, si esto pasa dos o tres años seguidos, se tendrán que quitar cabezas”.
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