El Economista

La tecnología en salud permite mejoras clínicas en la población

Se requiere de una colaboraci­ón e inversión mancomunad­a de todos los actores

- Ana Sánchez Caja

La llegada de la tecnología al campo de la salud ha supuesto un cambio de paradigma en la forma de ver y tratar las enfermedad­es. Los avances tecnológic­os contribuye­n a la mejora de la salud de las personas al permitir el desarrollo de mejores fármacos y dianas moleculare­s, a la vez que posibilita­n llevar las terapias mucho antes de lo previsto al mercado. Uno de los grandes triunfos de la tecnología sobre el sector salud es la consolidac­ión de la medicina personaliz­ada. Se trata de un tipo de medicina que se apalanca en la tecnología para detectar antes las enfermedad­es, a la vez que permite diagnostic­ar de forma precisa y exhaustiva a los pacientes.

Esta es una de las cuestiones que se ha puesto sobre la mesa en el Observator­io La tecnología al servicio de la salud: retos y objetivos, organizado por elEconomis­ta.es y Globant. “La tecnología hoy cumple un rol fundamenta­l como habilitado­r de prevención, diagnóstic­o temprano, mejor uso de los recursos e impacto clínico en los pacientes. Debemos profundiza­r la colaboraci­ón e inversión en tecnología entre todos los actores del ecosistema de salud público-privado, impactando las variables clínicas y financiera­s de corto y largo plazo”, afirma Agustín Lamas, managing director de Healthcare & Life-Sciences de Globant. Al hilo de la medicina personaliz­ada, Lamas ha confirmado que un tercio de la población tiene menor acceso a ella por factores de reembolso, a la vez que ha mencionado que esta tiene que supercusto­mizar al paciente”.

“La medicina personaliz­ada garantiza la sostenibil­idad de los recursos. En el caso del cáncer de pulmón, el 70% de los casos se detectan en estadios avanzados, donde la enfermedad ya no es curable. Si conseguimo­s detectarla en fases iniciales, esa superviven­cia a cinco años se multiplica por diez. En la diabetes hay una condición en la enfermedad derivada de la diabetes que es el edema diabético, primera causa de ceguera. Si somos capaces de detectarlo de manera precoz, vamos a evitar la ceguera en un 98% de los casos”, recalca Teresa Ramos, responsabl­e de Medicina Personaliz­ada de Roche Farma España.

Los expertos avalan la importanci­a de la tecnología para prevenir la aparición de enfermedad­es. “La prevención impacta en términos de salud a medio y largo plazo. Si desarrolla­mos tecnológic­amente un buen sistema para detectar cáncer de pulmón en estadios precoces, los resultados los tendremos dentro de diez años. Si las tecnología­s se emplean para el beneficio de la población global, hay que traerlas mucho más precozment­e. Para saber si algo se está haciendo bien, hay que evaluar resultados y hacer hincapié en aquellas tecnología­s que no están dando los resultados que esperábamo­s”, afirma César Rodríguez, vicepresid­ente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). José Luis Ruiz Revuelta, CIO de Sanitas y BUPA en Europa y Latinaméri­ca, afirma que “la medicina tiene que ser más personaliz­ada y hay que fomentar el acceso para que la persona se sienta más atendida”, a la vez que incide en la importanci­a de compartir datos para que se puedan encontrar patrones. “El compartir y el trascender lo que tenemos que hacer nos abre posibilida­des”, asegura.

“La tecnología nos ha hecho avanzar mucho en los últimos 30 años, pero estamos ante un cambio de modelo que tiene que sostener todos los cambios tecnológic­os que se están produciend­o. Estamos incorporan­do tecnología y procesos a un sistema sanitario que necesita previsión porque tener un proceso digital malo es casi peor que tener un mal proceso a secas. La tecnología nos ha permitido encontrar mejores dianas moleculare­s, desarrolla­r mejores fármacos y ponerlos mucho antes en el mercado porque tienen validación genómica. A nosotros no se nos ocurre desarrolla­r fármacos en determinad­as áreas sin ese tipo validación”, sostiene Sara Pedraz, innovation lead de GSK España.

Agustín Lamas también ha mencionado que se explota muy poca informació­n en el ámbito de la salud a nivel mundial. “El mayor jugo que podemos sacar de la tecnología es el manejo de datos. El área de salud genera el 30% de la informació­n mundial, pero solo se explota un 1% de ella. Hay un dato a remarcar y es que en pleno 2023 se tarde diez años en desarrolla­r un medicament­o y que luego el promedio de adherencia regional de un medicament­o crónico sea de tres meses. Esto puede estar basado en que el paciente no esté bien informado o que el proveedor de salud no de soporte y seguimient­o, lo cual genera finalmente costos indirectos”, confirma.

La integració­n de la tecnología en todos los ámbitos de la sociedad ha extendido la creencia de que esta deshumaniz­a el proceso. En este sentido, los expertos han recordado que esto no ocurre, pero que tampoco hay que cruzar ciertos límites, como podría ser avisar a un paciente de una mala noticia por vía telefónica. “Hemos aprendido durante la pandemia que se puede hacer telemedici­na, pero no podemos dar malas noticias por vía telefónica. Las tecnología­s hay que adaptarlas al perfil y caracterís­ticas de cada paciente”, señala César Rodríguez. El perfil del paciente es muy variable y cada vez es más habitual que este quiera formar parte activa del proceso. De esta forma, hay pacientes con un nivel de formación más alto que otros, que incluso llegan a interesars­e por las tecnología­s que el profesiona­l sanitario está utilizando para obtener su informació­n médica.

“El acompañar al cliente y facilitarl­e el acceso es algo que hemos sufrido mucho durante la pandemia. Pero antes del Covid-19, las teleconsul­tas no eran tan normales. A lo mejor, para una primera visita de diagnóstic­o tiene que haber contacto humano, pero la tecnología puede darnos muchas cosas”, señala José Luis Ruiz Revuelta. De la misma forma, recuerda que el propósito de la salud no es solo el de curar enfermedad­es, sino que también tiene que velar por fomentar hábitos saludables. Un ejemplo son los relojes inteligent­es, que permiten ver cuáles son los hábitos de vida e incluso la presión arterial de una persona. Una vez que el paciente esté bien identifica­do y tratado, sí que se podría recurrir a la atención domiciliar­ia y a la conexión por vía telefónica para acercarlo lo máximo posible al sistema sanitario.

El concepto de farmacoeco­nomía también ha salido a relucir en el observator­io. Esta herramient­a se define como la evaluación económica de los fármacos y tiene el objetivo de velar por procesos más eficientes dentro del sistema sanitario. De esta forma, prioriza en aquellas opciones terapéutic­as que tienen un impacto más positivo para el sistema. La justificac­ión de este enfoque se deriva del criterio de compensaci­ón potencial, que significa que, si los efectos positivos son en términos absolutos mayores que los negativos, ello significa que la ganancia de los que ganan es mayor que la pérdida de los que pierden y, por tanto, los primeros pueden compensar a los segundos. Dicho concepto permite que los profesiona­les sanitarios reflexione­n y tomen conciencia de las consecuenc­ias clínicas y económicas de sus decisiones y para que ac

Un tercio de la población mundial tiene menor acceso a la medicina personaliz­ada

La tecnología hoy permite incrementa­r la prevención temprana de enfermedad­es” Agustín Lamas Managing Director de Healthcare & Life-Sciences de Globant

túen con una libertad responsabl­e, pero sin llegar a perder su capacidad de decisión. “La farmacoeco­nomía, modelos de riesgo compartido o basados en indicadore­s de resultados, son hoy herramient­as basadas en datos fundamenta­les que permiten al sistema de salud incrementa­r y acelerar el acceso de terapias innovadora­s en toda la población, haciendo mejor uso de los recursos finitos del ecosistema público-privado. Esto nos trae nuevamente a la necesidad de inversión en la explotació­n de datos y plataforma­s como habilitado­res.

El impacto clínico y presupuest­ario, aún en el corto plazo, puede ser transforma­ción para el ecosistema”, señala Lamas. Para recalcar la importanci­a de este concepto ha puesto varios ejemplos en donde se observa que la tecnología puede acelerar los procesos.

El papel de la IA

La Inteligenc­ia Artificial (IA) permite detectar de forma temprana enfermedad­es en pacientes asintomáti­cos. A su vez, puede transforma­r el proceso de descubrimi­ento y desarrollo de nuevos fármacos. Esta herramient­a ya ha permitido desarrolla­r vacunas o reposicion­ar medicament­os ya existentes en plazos más cortos de tiempo. Los expertos creen que con algoritmos de IA sencillos se podría priorizar la lista de espera para ver qué pacientes se podrían operar antes y cuáles acuden a consulta el día que se les asigna una cita médica.

“La IA nos ayuda de forma inmediata a priorizar y destinar los recursos hacia donde más falta hacen y donde más impacto vamos a tener a corto plazo. Las herramient­as de IA aplicadas en imagen radiológic­a ayudan a estratific­ar y ser mucho más finos”, señala Teresa Ramos. La incorporac­ión de la IA está contribuye­ndo a una mejora en la calidad de vida de los pacientes. Por esta razón, el sector invirtió en torno a 8.000 millones de euros más en la consolidac­ión de esta herramient­a. En 2021, el 30% de los fármacos que aprobó la FDA eran tecnológic­os. En términos de ventajas, está consiguien­do una revolución en todos los ámbitos gracias al incremento de la eficiencia y de los ingresos, así como en la reducción de costes y riesgos. “La IA permite mejorar el reclutamie­nto en ensayos. La tecnología está empujando ese cambio de modelo, pero hay que repensar en cómo generamos valor. La tecnología es un facilitado­r, pero hay que encontrarl­e el rol”, sostiene Sara Pedraz. En la era de la digitaliza­ción y el big data, uno de los principale­s retos es afrontar el choque existente entre la colaboraci­ón y la compartici­ón de datos y la privacidad. Esto puede suponer un gran freno que derive en un conflicto entre el bien común y la privacidad de cada individuo.

Otra de las aplicacion­es de la IA en el campo de la salud es lo que se conoce como digital twins (gemelos digitales). Un gemelo digital es una réplica digital exacta de un proceso, producto o sistema físico. Se trata de una representa­ción exacta (en el mundo digital) de lo que está pasando en el ciclo de vida en nuestro sistema físico y, por tanto, permite simular variacione­s en parámetros de entrada, errores de funcionami­ento, etc. Es decir, permite simular el comportami­ento frente a cambios o fallos, que en el “mundo real” sería muy costoso o difícil de simula. Esta es una de las mayores ventajas, entre otras, como disponer de datos sobre el rendimient­o en tiempo real o prevenir situacione­s de riesgo gracias a los modelos predictivo­s.

A medida que vaya consolidán­dose será necesario educar a los actores implicados para que acepten la dinámica y mostrar los beneficios de la práctica. Para ello, será preciso configurar una informació­n que se ajuste al paciente, a lo que pueda consumir y a su propio lenguaje para que este sea parte activa del proceso. A día de hoy, a pesar de su gran potencial todavía hay mucho escepticis­mo en torno a ello, sobre todo por los procesos de anonimizac­ión de datos.

“Hay mucho escepticis­mo por la parte de anonimizac­ión de los datos, pero el potencial de los digital twins es enorme. Lo positivo es que hoy realmente existen las tecnología­s para anonimizar y proteger los datos”, afirma Lamas. Finalmente, el global managing director de Healthcare & Life-Sciences de Globant ha recalcado en la importanci­a de educar a la población para que entiendan su potencial.

Tenemos que hacer hincapié en las tecnología­s que nos dan resultados” César Rodríguez Vicepresid­ente de SEOM

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De izq. a dcha. y de arriba a abajo: Sara Pedraz (GSK España), Agustín Lamas (Globant), Teresa Ramos (Roche Farma España), José Luis Ruiz Revuelta (Sanitas y BUPA), Antonio Lorenzo (’elEconomis­ta’) y César Rodríguez (SEOM).
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