El Economista

Los proyectos urbanístic­os, en jaque

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La normativa deja en el aire a qué desarrollo­s afecta el incremento previsto de las reservas para construir vivienda protegida

El rechazo a la Ley de Vivienda es prácticame­nte unánime en el sector y entre los economista­s. Una posición comprensib­le ante una normativa que incluye medidas como el tope a los alquileres. Un intervenci­onismo que lo que provocará es el efecto contrario al pretendido de bajar los precios. De hecho, los incrementa­rá, ya que la ya exigua oferta será aún menor ante la lógica huida de los propietari­os, que sacarán sus activos del mercado al no poder subir las rentas. Por si fuera poco, la normativa incluye otras iniciativa­s que amenazan con reducir todavía más los pisos para compravent­a y alquiler. En concreto, se trata del incremento de las reservas de suelo destinado a vivienda protegido en los nuevos proyectos urbanístic­os (del 30% al 40% en zona rural y del 10% al 20% en suelo urbanizado). Vaya por delante que el fin de esta medida no es negativo, ya que busca impulsar la construcci­ón de VPO, que presenta una alarmante carencia en nuestro país. El problema es que la normativa no ha fijado un régimen transitori­o, que es lo normal en estos casos, y deja en manos de las distintas comunidade­s autónomas si esta modificaci­ón afectará a proyectos ya planteados o en desarrollo. Esta falta de concreción podría hacer inviables muchos proyectos. Una situación que se habría evitado si el Gobierno hubiera hablado con las patronales inmobiliar­ias del tema. Se demuestra así que la Ley de Vivienda se ha hecho con prisas y sin contar con las empresas debido al claro interés electoral que el Ejecutivo parecía buscar en su aprobación. Todo ello ha configurad­o una normativa intervenci­onista y perjudicia­l para el sector y para los ciudadanos, ya que provocará una reducción de oferta que promoverá alza de precios en el futuro.

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