La Eurocámara da su visto bueno a la Ley de Restauración de la Naturaleza
La norma fue rechazada por los agricultores por los altos estándares ambientales
Las políticas medioambientales impulsadas por la Comisión Europea de Ursula von der Leyen han suscitado controversias. Ha sido uno de los catalizadores de la revueltas de los agricultores en las calles europeas. La Ley de Restauración de la Naturaleza se ha convertido en un símbolo de tensiones, aunque, finalmente, el pleno del Parlamento Europeo respaldó ayer la normativa, pese los estándares adicionales que supone para la agricultura.
El acuerdo con los Estados miembros se adoptó con 329 votos a favor, 275 en contra y 24 abstenciones. La legislación supone elevar las obligaciones del sector agrícola en la UE, que rechaza tener que cumplir estándares más elevados que los que se aplican a las importaciones de terceros países.
La norma llegaba a su tramitación final con el voto en Estrasburgo envuelto en polémica. Este proceso, que acostumbra a ser protocolario, puso en jaque la legislación. Queda pendiente la ratificación por parte de los Estados miembro en el Consejo de la UE después de que ambas instituciones, Consejo y Eurocámara, llegaran a un acuerdo en noviembre, el que acostumbra a ser el paso final.
Aunque es cierto que la normativa se diluido en su tramitación respecto a la propuesta presentada por Bruselas en junio de 2022. La idea de esta ley era dibujar una estrategia comunitaria para cumplir con los acuerdos de biodiversidad de las Naciones Unidas. Es así que planteaba que el 30% de los ecosistemas marinos y terrestres degradados deban ser restaurados para 2030.
Es la primera gran legislación sobre biodiversidad de la UE. La normativa incluye medidas para atajar la pérdida de insectos polinizadores, obliga a dejar la madera muerta en los bosques, no reducir los espacios urbanos verdes y eliminar las barreras artificiales de los ríos.
El texto fija que se priorice la restauración de los espacios de la red Natural 2000 hasta 2030. Además, para tal fecha deben implementarse medidas para restaurar el 30% de los hábitats a los que afecta la normativa, una ambición que escalará progresivamente al 60% en 2040 y al 90 % en 2050. Cuando un área se encuentre en buenas condiciones, los países de la UE velarán por que no se deteriore de manera considerable. Los Estados miembros también tendrán que adoptar planes nacionales de restauración que detallen cómo pretenden alcanzar estos objetivos.
El texto rebaja a dos, de entre tres indicadores, que los países de la UE deberán cumplir para mejorar la biodiversidad de los agroecosistemas: el índice de mariposas de los pastizales; la proporción de tierras agrícolas con características paisajísticas muy diversas, y las reservas de carbono orgánico en suelos minerales de tierras de cultivo.
La ley plantea que el 30% de los ecosistemas degradados se restauren en 2030