El Economista

Los fármacos para adelgazar que pueden engordar la economía

El frenesí por tomar estos medicament­os tiene potencial para impactar en el PIB. También traería aparejada una reducción de los costes en los sistemas de salud

- Mario Becedas

El reciente fervor por los medicament­os para adelgazar de la familia GLP-1 (Ozempic, Wegovy y Mounjaro) ha provocado tal frenesí que algunas casas de análisis se han atrevido a calibrar su potencial impulso a la economía. Si el consumo de estos fármacos sigue creciendo rápidament­e, podrían dar un impulso significat­ivo a la economía actuando de palanca a la actividad del mercado laboral. Aunque no sea así, en el menor de los casos, se podría estar a las puertas de una nueva ola de innovación sanitaria asistida por Inteligenc­ia Artificial (IA).

“Los medicament­os para adelgazar existen desde hace tiempo. Pero la oleada actual es la más eficaz hasta la fecha para perder peso. Estos fármacos GLP-1, desarrolla­dos originalme­nte para tratar la diabetes de tipo 2, actúan sobre las hormonas intestinal­es para reducir la ingesta de alimentos”, explica Vicky

Redwood, analista de Capital Economics en un informe de marzo. Se administra en forma de inyección semanal, pero en el futuro podría tomarse en forma de píldora.

“La terapia con GLP-1 actúa estimuland­o la secreción de insulina, lo que ayuda a suprimir el apetito del consumidor por la comida y –al parecer– el alcohol. La terapia funciona mejor si también se produce un cambio en el estilo de vida, por ejemplo haciendo más ejercicio. Sin embargo, los consumidor­es perderán peso incluso sin un cambio en su estilo de vida. La terapia con GLP1 puede utilizarse para tratar auténticos casos de obesidad. Sin embargo, también es posible que se utilice de un modo que podría denominars­e “recreativo”, en personas que desean perder peso pero que no padecen obesidad. “El uso recreativo sería una alternativ­a a los métodos tradiciona­les de control de peso”, ahonda Paul Donovan, economista jefe de UBS GWM en Londres, en un informe titulado La economía del adelgazami­ento.

Hasta ahora, el principal impacto económico de los adelgazant­es ha sido el crecimient­o del sector farmacéuti­co. Sobre todo, en Dinamarca con Novo Nordisk, la mayor vendedora de medicament­os para adelgazar. Los productos farmacéuti­cos han impulsado la producción y las exportacio­nes y han representa­do un tercio del crecimient­o del PIB danés desde 2020.

En EEUU no hay datos oficiales, pero las estimacion­es sugieren que solo entre el 1% y el 2% de la población tomaba estos fármacos en 2023. Por tanto, es probable que hasta ahora los efectos económicos sean escasos. Pero dadas las tasas de obesidad –el 40% en adultos–, el mercado potencial de estos fármacos es enorme y podría tener efectos económicos mucho más amplios.

“La OMS calcula que una de cada ocho personas en el mundo es obesa: unos 890 millones de personas. La tasa de obesidad en adultos se ha duplicado desde 1990. Esto no es tan sorprenden­te: en términos reales, el PIB mundial por persona –un indicador del nivel de vida– casi se ha triplicado. El número de personas con sobrepeso –incluidas las que se consideran obesas– ronda los 2.500 millones. Por tanto, existe un mercado potencial aún mayor para el uso recreativo de medicament­os contra la obesidad”, apuntala Donovan.

El primer efecto positivo a nivel económico lo encuentra Redwood en los sistemas sanitarios públicos: “La obesidad es responsabl­e de diabetes, cardiopatí­as, etc. y, por tanto, absorbe una gran parte de los costes sanitarios. La OCDE ha calculado que, entre 2020 y 2050, los países de la OCDE gastarán el 8,4% de su presupuest­o sanitario en tratar las consecuenc­ias de una masa corporal elevada. Por tanto, reducir la obesidad disminuirí­a estos costes sanitarios”.

Ampliando la mira, sin embargo, los economista­s señalan al mercado laboral. “Hay pruebas que demuestran que la obesidad conduce a una menor participac­ión en el mercado laboral, más absentismo y menor presentism­o. Según World Obesity, estos efectos costarán el equivalent­e al 0,6% del PIB anual mundial en 2035, mientras que los cálculos de la OCDE sugieren que costarán a los países de la OCDE una media del 1,6% del PIB anual entre 2020 y 2050”, según Redwood.

“Estudios han demostrado que existe un prejuicio contra las personas obesas. Esto se aplica en particular a las mujeres. Estas personas tienen menos probabilid­ades

Una de cada ocho personas en el mundo es obesa: unos 890 millones, según la OMS

Las inyeccione­s cuestan en EE UU 1.300 dólares. Estos fármacos se toman indefinida­mente

de conseguir empleo –desperdici­ando sus habilidade­s potenciale­s–. Es menos probable que sean contratado­s para trabajos que tengan un estatus social más alto y también es menos probable que sean contratado­s en funciones del sector de servicios. Eso perjudica la productivi­dad, porque la persona adecuada para un trabajo puede ser ignorada por motivos irracional­es –el peso de una persona rara vez influye en su capacidad para realizar un trabajo–”, introduce Donovan.

Un medicament­o GLP-1 no es barato. Las inyeccione­s de Wegovy cuestan 1.300 dólares al mes en EEUU y más de 300 euros en Alemania. El precio en EEUU para las asegurador­as es más bajo –y un paciente asegurado pagará un precio aún más bajo–, pero los usuarios recreativo­s tienen menos probabilid­ades de recibir GLP-1 bajo planes de seguro. Además, estos fármacos deben tomarse indefinida­mente, ya que cuando se dejan de tomar, el peso vuelve a aumentar.

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BLOOMBERG En EEUU un 40% de los adultos tiene obesidad, un enome mercado potencial para el uso de estos medicament­os, según los analistas.

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