Los fármacos para adelgazar que pueden engordar la economía
El frenesí por tomar estos medicamentos tiene potencial para impactar en el PIB. También traería aparejada una reducción de los costes en los sistemas de salud
El reciente fervor por los medicamentos para adelgazar de la familia GLP-1 (Ozempic, Wegovy y Mounjaro) ha provocado tal frenesí que algunas casas de análisis se han atrevido a calibrar su potencial impulso a la economía. Si el consumo de estos fármacos sigue creciendo rápidamente, podrían dar un impulso significativo a la economía actuando de palanca a la actividad del mercado laboral. Aunque no sea así, en el menor de los casos, se podría estar a las puertas de una nueva ola de innovación sanitaria asistida por Inteligencia Artificial (IA).
“Los medicamentos para adelgazar existen desde hace tiempo. Pero la oleada actual es la más eficaz hasta la fecha para perder peso. Estos fármacos GLP-1, desarrollados originalmente para tratar la diabetes de tipo 2, actúan sobre las hormonas intestinales para reducir la ingesta de alimentos”, explica Vicky
Redwood, analista de Capital Economics en un informe de marzo. Se administra en forma de inyección semanal, pero en el futuro podría tomarse en forma de píldora.
“La terapia con GLP-1 actúa estimulando la secreción de insulina, lo que ayuda a suprimir el apetito del consumidor por la comida y –al parecer– el alcohol. La terapia funciona mejor si también se produce un cambio en el estilo de vida, por ejemplo haciendo más ejercicio. Sin embargo, los consumidores perderán peso incluso sin un cambio en su estilo de vida. La terapia con GLP1 puede utilizarse para tratar auténticos casos de obesidad. Sin embargo, también es posible que se utilice de un modo que podría denominarse “recreativo”, en personas que desean perder peso pero que no padecen obesidad. “El uso recreativo sería una alternativa a los métodos tradicionales de control de peso”, ahonda Paul Donovan, economista jefe de UBS GWM en Londres, en un informe titulado La economía del adelgazamiento.
Hasta ahora, el principal impacto económico de los adelgazantes ha sido el crecimiento del sector farmacéutico. Sobre todo, en Dinamarca con Novo Nordisk, la mayor vendedora de medicamentos para adelgazar. Los productos farmacéuticos han impulsado la producción y las exportaciones y han representado un tercio del crecimiento del PIB danés desde 2020.
En EEUU no hay datos oficiales, pero las estimaciones sugieren que solo entre el 1% y el 2% de la población tomaba estos fármacos en 2023. Por tanto, es probable que hasta ahora los efectos económicos sean escasos. Pero dadas las tasas de obesidad –el 40% en adultos–, el mercado potencial de estos fármacos es enorme y podría tener efectos económicos mucho más amplios.
“La OMS calcula que una de cada ocho personas en el mundo es obesa: unos 890 millones de personas. La tasa de obesidad en adultos se ha duplicado desde 1990. Esto no es tan sorprendente: en términos reales, el PIB mundial por persona –un indicador del nivel de vida– casi se ha triplicado. El número de personas con sobrepeso –incluidas las que se consideran obesas– ronda los 2.500 millones. Por tanto, existe un mercado potencial aún mayor para el uso recreativo de medicamentos contra la obesidad”, apuntala Donovan.
El primer efecto positivo a nivel económico lo encuentra Redwood en los sistemas sanitarios públicos: “La obesidad es responsable de diabetes, cardiopatías, etc. y, por tanto, absorbe una gran parte de los costes sanitarios. La OCDE ha calculado que, entre 2020 y 2050, los países de la OCDE gastarán el 8,4% de su presupuesto sanitario en tratar las consecuencias de una masa corporal elevada. Por tanto, reducir la obesidad disminuiría estos costes sanitarios”.
Ampliando la mira, sin embargo, los economistas señalan al mercado laboral. “Hay pruebas que demuestran que la obesidad conduce a una menor participación en el mercado laboral, más absentismo y menor presentismo. Según World Obesity, estos efectos costarán el equivalente al 0,6% del PIB anual mundial en 2035, mientras que los cálculos de la OCDE sugieren que costarán a los países de la OCDE una media del 1,6% del PIB anual entre 2020 y 2050”, según Redwood.
“Estudios han demostrado que existe un prejuicio contra las personas obesas. Esto se aplica en particular a las mujeres. Estas personas tienen menos probabilidades
Una de cada ocho personas en el mundo es obesa: unos 890 millones, según la OMS
Las inyecciones cuestan en EE UU 1.300 dólares. Estos fármacos se toman indefinidamente
de conseguir empleo –desperdiciando sus habilidades potenciales–. Es menos probable que sean contratados para trabajos que tengan un estatus social más alto y también es menos probable que sean contratados en funciones del sector de servicios. Eso perjudica la productividad, porque la persona adecuada para un trabajo puede ser ignorada por motivos irracionales –el peso de una persona rara vez influye en su capacidad para realizar un trabajo–”, introduce Donovan.
Un medicamento GLP-1 no es barato. Las inyecciones de Wegovy cuestan 1.300 dólares al mes en EEUU y más de 300 euros en Alemania. El precio en EEUU para las aseguradoras es más bajo –y un paciente asegurado pagará un precio aún más bajo–, pero los usuarios recreativos tienen menos probabilidades de recibir GLP-1 bajo planes de seguro. Además, estos fármacos deben tomarse indefinidamente, ya que cuando se dejan de tomar, el peso vuelve a aumentar.