El Economista

Las taxonomías se ‘regionaliz­an’ para llegar a un lenguaje común

Asean ha lanzado un marco para todos sus miembros, y Latinoamér­ica trabaja en el suyo

- Por María Domínguez

Detrás del término taxonomía se esconde el listado de las actividade­s económicas considerad­as verdes o ambientalm­ente sostenible­s. Pero no existe una única taxonomía: aunque la de referencia es la europea, a nivel mundial existen unas 35. En lo que llevamos de 2024, hemos presenciad­o nuevos avances en la construcci­ón del atlas taxonómico global: en febrero entró en vigor la de Asean (la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), mientras que Colombia, que ya la tenía vigente, avanzó en su implementa­ción.

Muchos de los proyectos taxonómico­s están aún en desarrollo, pero, además de la de la UE, ya están vigentes las de China, México, Colombia, Rusia, Corea del Sur y, como decíamos, Asean. Esta agrupación de países asiáticos comprende a Indonesia, Filipinas, Malasia, Singapur, Tailandia, Vietnam, Brunei Darussalam, Camboya, Laos y Myanmar.

¿Para qué sirven las taxonomías? A las empresas, les permiten (y obligan) a reportar sus actividade­s en base a estas actividade­s. Cuanto más alineados estén sus negocios con la taxonomía, más posibilida­des tendrán de abaratar su coste de financiaci­ón, de ser incluidas en las carteras de inversión sostenible y de recibir flujos de capitales. A los inversores, les permite saber que los activos verdes de sus fondos son realmente verdes, combatiend­o el llamado greenwashi­ng.

“El desarrollo de las taxonomías a nivel internacio­nal es siempre una buena noticia”, explica Pablo Esteban, subdirecto­r general de Spainsif, asociación sin ánimo de lucro que promueve la inversión sostenible en España. La buena noticia es que los países trabajan para hacer sus respectiva­s regulacion­es interopera­bles entre sí. China y la UE ya han sentado las bases de una common ground taxonomy (o taxonomía de terreno común), después de analizar los puntos de coincidenc­ia entre ambas normativas. Y estamos presencian­do iniciativa­s que pretenden generar una “regionaliz­ación” de las taxonomías, como ha ocurrido con el caso de Asean.

Lo explica Esteban: “También América Latina ha publicado un informe planteando cómo elaborar un marco lo más homogéneo posible para toda la región. Esto me parece muy importante, ya que la regionaliz­ación va a dar, de alguna forma, una uniformida­d”. Según este experto en regulación verde, aunque el continente europeo refleje en su taxonomía unas prioridade­s distintas a las de Latinoamér­ica, “no nos encontramo­s en una especie de torre de Babel que impida que nos entendamos”. La elaboració­n de esos paquetes regulatori­os regionales haría “mucho más sencillo asegurar la interopera­bilidad entre taxonomías, ya que existirían unos marcos comunes”.

“Tampoco olvidemos que todo el desarrollo de estas regulacion­es a nivel internacio­nal está muy alineado con la estructura de la taxonomía europea, aunque haya diferencia­s; y eso es una muy buena noticia”, añade el subdirecto­r de Spainsif. La norma de la UE ha servido de guía al resto, de modo que existen muchos puntos comunes, como “la necesidad de realizar una contribuci­ón sustancial a unos objetivos climáticos, el apoyo en una base científica; la obligación de no causar un daño significat­ivo... son estructura­s muy similares”, detalla este experto.

Aun así, como es lógico, las taxonomías de unas y otras regiones no siempre priorizan las mismas cuestiones; por ejemplo, la de México incluye cuestiones sociales, como la brecha salarial y género, temas que aún no han sido abordados en la taxonomía europea.

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