May logra mantener el cierre de filas de su Gobierno en vísperas de la cumbre europea
En vísperas de la cumbre europea consagrada a los términos del Brexit, Theresa May ha vuelto a capear las maniobras contra su liderazo que se fraguan en su propio Gobierno. La primera ministra ha conseguido brindar una imagen de unidad, tan falsa y temporal como necesaria ante la cita con sus socios europeos, tras la reunión de ayer con su Gabinete en la que las voces euroescépticas no osaron rebelarse.
A lo largo de las dos horas y media, los ministros más rea- cios a un compromiso con la Unión Europea expresaron sus recelos hacia el plan de May de aceptar la permanencia de Reino Unido en la unión aduanera incluso más allá del acuerdo transitorio de salida, cuyo plazo expira el 31 de diciembre de 2020. Esa es la única solución que vislumbra su jefa de filas para evitar el regreso de una frontera dura en Irlanda del Norte, frente al influyente sector eurófobo del Partido Conservador y su alergia al sometimiento británico a las normas euro- peas, que además ataría las manos de Londres para firmar acuerdos comerciales con otras naciones.
Puestas las cartas sobre la mesa, ninguno de los contendientes en el seno del Ejecutivo se movió un ápice de sus postulados. Pero lo importante para May es que el portavoz de Downing Street pudo esgrimir una estrategia unitaria a la hora de encarar el tramo final y difícil de las negociaciones con Bruselas. “Estoy convencida de que, si permanecemos juntos como un solo Gobierno, acabaremos consiguiéndolo”, fue la declaración oficial de May difundida tras esa cita extremadamente tóxica.
Tan solo el día anterior, y coincidiendo con una comparecencia de la primera ministra en los Comunes para desgranar su plan sobre el Brexit, miembros destacados del ala euroescéptica tory se reunían en una oficina del mismo Parlamento para debatir su cuestionamiento de May. Las especulaciones de la prensa sobre un presunto golpe de timón, esto es, sobre una dimisión en bloque de los ministros defensores de un Brexit duro con la consiguiente caída del Ejecutivo, acabaron finalmente en nada.
Es cierto que hasta ocho ministros concurrieron al llamado “cónclave de la pizza” que convocó la jefa de las filas conservadoras en los Comunes y destacada eurófoba, Andrea Leadsom. Pero un repasa estricto de los participantes revela la presencia de pesos pesados, como el titular de Exteriores, Jeremy Hunt, o el propio encargado de la negociación con la Unión Europea, Dominic Raab, cuya adscripción al Brexit implica buscarlo de forma ordenada y primando el interés del país. May tiene a los suyos, lo que implica que doblegarla, si bien no resulta imposible, no va a ser tan fácil.