Cisma ortodoxo con carga política
La ruptura por parte de la Iglesia Ortodoxa rusa de las relaciones con la iglesia ecuménica de Constantinopla (que ejerce como primus inter pares entre las comunidades ortodoxas del mundo) ha desorientado a los cristianos fieles al patriarcado de Moscú y elevado la tensión en el conflicto en torno al papel de la jerarquía rusa en la comunidad ortodoxa de Ucrania.
El choque entre las iglesias ortodoxas de Rusia y Ucrania se desarrolla sobre el telón de fondo del progresivo distanciamiento entre los dos países eslavos, que se consideraban hermanos hasta hace pocos años. Las relaciones —económicas, políticas, culturales y también religiosas— entre ambos Estados se enfriaron a partir de 2014, a raíz de la anexión de Crimea y, sobre todo de la intervención del Kremlin en apoyo de los secesionistas del Este de Ucrania.
Las autoridades ucranianas —con el presidente Petró Poroshenko a la cabeza— quieren una iglesia ortodoxa no dependiente de Rusia y, para ello, solicitaron al patriarca Bartolomé de Constantinopla la anulación de los vínculos que, desde 1686, subordinan los ortodoxos de Ucrania al patriarca de Moscú.
El conflicto tiene raíces profundas y afecta a la percepción de identidad de rusos y ucranianos. La Iglesia ortodoxa rusa (IOR) se percibe a sí misma como uno de los pilares del Estado ruso. Fuera de sus fronteras está Kiev, que es su punto de referencia y de origen, ya que fue precisamente en la Rus de Kiev —federación de tribus eslavas orientales— donde en el año 988 se convirtió al cristianismo el príncipe Vladímir, la figura eslava medieval que hoy es invocada tanto por Rusia como por Ucrania.
¿Podrán ir los ortodoxos rusos al monte Athos en Grecia? ¿Podrán seguir visitando los monasterios de aquel centro espiritual or- todoxo? ¿Podrán rezar en ellos? Estas eran algunas de las preguntas más debatidas ayer en los medios de comunicación en Moscú, un día después de que el sínodo de la IOR, reunido en Minsk (los ortodoxos de Bielorrusia se someten a Moscú), decidiera romper las relaciones con sus hermanos de Constantinopla dirigidos por el patriarca Bartolomé. La razón de esta ruptura es la decisión de la Iglesia Ecuménica de Constantinopla de dar la independencia a los ortodoxos ucranianos, en respuesta a la petición de sus dirigentes políticos.
En el comunicado del sínodo de la IOR se afirma que los sacerdotes y fieles de esta comunidad