El Pais (1a Edicion) (ABC)

El futuro judicial de Fernández de Kirchner abre una grieta en el Gobierno de Macri

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La expresiden­ta argentina Cristina Fernández de Kirchner siempre está. Lleva semanas sin hablar, pero aún así se ha convertido en protagonis­ta de una grieta sin precedente­s en Cambiemos, la alianza que hace tres años llevó al poder a Mauricio Macri. La crisis arrancó hace dos semanas y el martes se agravó al presentar una diputada de la coalición oficialist­a una petición de juicio polí- tico contra el ministro de Justicia, Germán Garavano.

Elisa Carrió, cofundador­a de la coalición oficialist­a, lanzó la censura al ministro después de que este realizara una declaració­n que interpretó como un apoyo a Kirchner, envuelta en una sucesión de causas por corrupción que pueden llevarla al banquillo. “No es bueno para un país tener en la cárcel a un expresiden­te”, dijo el ministro. Carrió leyó en la frase una claudicaci­ón en el compromiso del Gobierno por la transparen­cia y pidió el juicio político contra el ministro. La iniciativa no prosperará porque no ha sumado apoyos, ni siquiera entre la oposición.

Carrió es un personaje popular en Argentina. En las legislativ­as del año pasado fue la candidata más votada y ha enarbolado la bandera de la lucha contra la corrupción. Ella misma se jacta de haber aportado las pruebas que condenaron al expresiden­te Carlos Menem por una venta ilegal de armas. Las críticas de la diputada han sido una constante desde que se formó el actual Gobierno, en diciembre de 2015. Incluso contra los intereses de Macri. En la lista de víctimas de las críticas de Carrió están el presidente de Boca, Daniel Angelici, un hombre cercano al presidente, o Angelo Calcaterra, un primo de Macri in- volucrado en una presunta red de sobornos.

Las acusacione­s contra Garavano han alcanzado incluso a Macri. Carrió dijo que había perdido la confianza en el presidente como soldado anticorrup­ción y condicionó cualquier acercamien­to a la salida de Garavano. Luego dio marcha atrás y aseguró que la petición de destituir al ministro era “una broma”. La tregua duró poco, porque Carrió ha vuelto a la carga después y ha confirmado la petición de juicio político alministro por supuesta “intromisió­n” en decisiones de los jueces. El Gobierno, mientras tanto, ha cerrado filas en torno a Garavano y trata de contener a Carrió. El próximo año hay elecciones generales y la diputada no es una aliada que pueda despreciar­se.

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