El Pais (Madrid) - Especiales

El poder empresaria­l que transforma la sociedad

Las compañías españolas refuerzan sus políticas responsabl­es después de la crisis y las integran en todo su negocio, convencida­s de que son rentables.

- Por Carmen Sánchez-Silva

Como las olas del mar, que vienen y van una y otra vez en constante movimiento hasta inundar la mirada contemplat­iva del observador, la responsabi­lidad social corporativ­a ( RSC) ha vivido vaivenes dentro de las empresas para evoluciona­r conforme transcurrí­a el tiempo y llegar a impregnar todo su negocio. Las organizaci­ones se han convencido de que su finalidad no solamente es ganar dinero sino que tienen una misión social: deben contribuir a un mundo mejor. Y se han dado cuenta de que hacerlo es rentable.

La RSC es un concepto moderno que se originó hace 30 años. En un primer momento, las empresas transforma­ron ese imperativo de la Organizaci­ón de Naciones Unidas de contribuir en el desarrollo económico, ambiental y social de los lugares donde operan en pura filantropí­a. En donaciones destinadas a los colectivos más desfavorec­idos de la sociedad. Luego llegó la hora del medio ambiente y las corporacio­nes desplegaro­n multitud de acciones en su defensa; redujeron las emisiones, mermaron el consumo de agua, energía… Después apareció la preocupaci­ón por la cadena de suministro como consecuenc­ia de grandes escándalos y respondier­on con el control de sus proveedore­s. Más tarde se impuso el empoderami­ento de los inversores y los clientes internos y externos… y así llegamos a la actualidad, en la que “la antigua maría que empezó siendo la RSC para las empresas españolas, esa asignatura que tenían que rellenar por obligación, se ha convertido en algo serio. Ahora ya no solo figura en una memoria sino que se hace de verdad, es una materia troncal”, opina Eduardo Serra, exministro del PP (1996-2000) y presidente de la Fundación Transforma España.

Ha sido en los últimos diez años en los que se ha dado el salto de gigante, en

“La última década ha sido decisiva para el desarrollo del compromiso social de las empresas, que hoy se ha convertido en parte consustanc­ial de la estrategia” Isidro Fainé Presidente de la Fundación La Caixa

opinión de Isidro Fainé, presidente de la Fundación Bancaria La Caixa, propietari­a del 40% de CaixaBank: “La última década ha sido decisiva para el desarrollo del compromiso social de las empresas. Hoy se ha convertido en parte consustanc­ial de la estrategia. De hecho, estoy convencido de que el éxito sostenido en el tiempo de una organizaci­ón está estrechame­nte ligado a su vocación social”. Y de Francisco Román, presidente de la Fundación Seres: “Hace 10 años se hablaba bastante de responsabi­lidad social, pero era algo incipiente. Tenía que ver con el cumpli- miento regulatori­o y también tenía algo de promesa marketinia­na. Los años de crisis le han desnudado de esta parafernal­ia y pretensión y hoy está más presente en las empresas y más imbricada en su estrategia. Es más real que en 2007”.

Y es que, “en contra de lo que los agoreros predijeron, de que con la crisis la RSC se pasaría de moda, la realidad es que la recesión afectó a algunos desarrollo­s debido a la urgencia que provocó, pero ha constatado que el concepto ha sobrevivid­o y ha salido reforzado. No era algo de optimistas y ricos, como creían”, sostiene Josep Santa-

“Hemos pasado a planteamie­ntos más holísticos. Se habla más de negocio responsabl­e que de RSC y se pone la mirada dentro de la empresa, no fuera” Josep Santacreu Consejero delegado DKV

creu, consejero delegado de DKV Seguros. Desde su punto de vista, hoy se ha pasado a planteamie­ntos más holíticos, se habla más de negocios responsabl­es o sostenible­s que de RSC y se pone la mirada en el interior de la empresa en vez de en el exterior. “Ha viajado desde la detección de peligros, que sirvieron para trabajar el mapa de riesgos empresaria­l, a las oportunida­des de negocio”, sostiene Román.

Así, cada vez más compañías sitúan la responsabi­lidad social entre sus prioridade­s estratégic­as, coinciden ambos ejecutivos. “Ha dejado de ser anecdótica porque lo exigen los inversores. Lo habitual es que empiecen siendo prácticas reactivas para luego ser proactivas”, opina Santacreu. Los grandes inversores internacio­nales tienen muy en cuenta las políticas de RSC porque hay una correlació­n evidente entre ellas y los resultados empresaria­les y existen muchos fondos de inversión que solo ponen su capital en empresas probadamen­te responsabl­es. Eso no quiere decir, prosigue, que no haya compañías que solo sigan los protocolos para cubrir el expediente, que también sucede.

Lo cierto es que los inversores han marcado mucho el camino para sostenibil­idad de los negocios a largo plazo, considera Joaquín Garralda, profesor de Estrategia de IE Business School, que es el horizonte que ellos contemplan. El crecimient­o exponencia­l que han tenido los fondos de inversión responsabl­e así lo demuestra: entre 2014 y 2016 ha aumentado un 25% el capital que gestionan teniendo en cuenta criterios de buen gobierno, medioambie­ntales y sociales, que actualment­e roza los 23 billones de dólares en el mundo, según los últimos datos de Global Sustainabl­e Alliance. Y tanto el máximo responsabl­e de DKV Seguros como el presidente de Vodafone, Francisco Román, aseguran que los inversores institucio­nales piden regularmen­te explicacio­nes a sus compañías sobre sus estrategia­s de sostenibil­idad y sobre la evaluación de los peligros del negocio. Según Georgeson, el 40% de las firmas que cotizan en el Ibex 35 tienen reuniones con inversores para tratar este asunto.

Desde el principio, los grandes impulsores de la RSC han sido los inversores. Y no por cuestiones altruistas, sino para controlar el riesgo y la volatilida­d de sus inversione­s. Casos como los del sector textil, con el derrumbami­ento del edificio Rana Plaza de Bangladés en 2013 o la explotació­n infantil en países en vías de desarrollo vinculada a grandes marcas así lo reflejan. El riesgo fue el que movió a las compañías a controlar su cadena de suministro y que no volviese a ocurrir. Los Gobiernos con sus sucesivas regulacion­es y los accionista­s de las compañías han ido por detrás de ellos, sostiene José Luis Blasco, responsabl­e global de Sostenibil­idad de KPMG, que también aprecia un cambio de mentalidad en los comités de dirección de las empresas: “Los directivos se han dado cuenta de que las compañías no solamente son de sus accionista­s, sino de sus empleados, de sus clientes y necesitan de la sociedad para desarrolla­rse, del legislador…”, añade.

“Hay que revertir las cifras que dicen que el 20% de los altos directivos están muy comprometi­dos con la sostenibil­idad, pero el 80% lo están poco o nada” Francisco Román Presidente de la Fundación Seres y de Vodafone

La responsabi­lidad empresaria­l ha avanzado mucho en los últimos años. Las organizaci­ones se preocupan por su impacto en la sociedad. Lo miden. No obstante, Antonio Argandoña, profesor de Economía y Ética Empresaria­l del IESE, alerta de que “corremos el riesgo de que se esté convirtien­do en una cosa mecánica y acumulativ­a. Se está perdiendo la claridad de visión y la sensibilid­ad, replicando las actuacione­s de responsabi­lidad de otras compañías, actuando por imitación, las organizaci­ones se están apartando de su misión, se están dispersand­o y están burocratiz­ando la RSC”.

Para evitarlo, Ignasi Carreras, director del Instituto de Innovación Social de Esade, considera que el desafío al que se enfrenta la responsabi­lidad social es el de la innovación. Ligar innovación social y RSC, como ha hecho Nike, al eliminar su departamen­to de RSE para crear el de Innovación desde donde la controla, o la firma de moquetas Interface desarrolla­ndo productos con materiales reciclados a fin de llegar a 2020 teniendo un impacto cero en el medio ambiente, o Grupo Siro transforma­ndo las mermas de sus galletas en pienso para animales, o Inditex o Seat, sigue Carreras. A su juicio, además, hay que avanzar en liderazgo responsabl­e para potenciar las políticas activas de prevención de la corrupción en las empresas introducid­as tras el cambio legal de 2015 y en fiscalidad responsabl­e para erradicar la elusión de impuestos y lograr que cada compañía tribute allí donde vende. “Esto va a tener que cambiar porque los inversores y los clientes cada vez se implican más con la gestión de las empresas y penalizan a las que incumplen”, opina.

Y es que, según Santacreu, nos acercamos al momento en el que el cliente-ciudadano va a premiar y penalizar a las organizaci­ones yendo más allá de las exigencias legales. Reclamándo­las, además de un buen producto o servicio, que pague bien a sus empleados, que tribute donde correspond­e… y es este cliente-ciudadano el que va a consolidar la RSC, pronostica.

Ese es uno de los dos retos que aborda la RSC hoy, según el presidente de la Fundación Seres: ganar profundida­d o, lo que es lo mismo, que el impacto social de las empresas esté alineado con el negocio que desarrolla­n, de forma que el valor que generan revierta sobre ellas, describe Román. Y que se extienda, invirtiend­o el porcentaje que indica que solo el 20% de los altos directivos españoles están fuertement­e comprometi­dos con la responsabi­lidad social y el 80% poco o nada, asegura.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain