El Pais (Madrid) - Especiales

Unos cimientos sólidos

- Por Ana Torres Menárguez

Para muchas empresas, pensar en sus políticas de Responsabi­lidad Social Corporativ­a (RSC) supone mirar hacia fuera. Hacia colectivos marginados que requieren su ayuda para crecer o hacia proyectos medioambie­ntales necesitado­s de recursos económicos. El caso de Bankia es distinto. Para ellos la prioridad está dentro y está fuera: hacer renacer una nueva Bankia basada en los principios y en ciertos códigos éticos inquebrant­ables. “Nos enfrentamo­s a un pasado duro que nos provocó problemas”, cuenta David Menéndez, director de RSC de la entidad financiera, durante una entrevista en la sede del banco. Menéndez no duda al reconocer que desde que se gestó el nuevo equipo directivo de Bankia en 2012, presidido por José Ignacio Goirigolza­rri, los esfuerzos se dirigieron al diseño del nuevo gobierno corporativ­o de la entidad. Las normas que rigiesen ese equipo de gobierno serían la base para construir la nueva Bankia. “Había que empezar por ahí, por establecer unos cimientos muy sólidos”, apunta el responsabl­e de RSC.

Partían de una situación “delicada”, asegura Menéndez, y tenían que ser muy ambiciosos en la transforma­ción. “El banco necesitaba ser percibido de otra manera y ser aceptado por sus grupos de interés para poder tener futuro”, señala. Necesitaba­n establecer un gobierno corporativ­o profesiona­l e independie­nte con urgencia, para así responder a lo que la sociedad les pedía y casi exigía a voces. Inspirados en las mejores prácticas empresaria­les nacionales e internacio­nales, crearon un consejo de administra­ción con consejeros independie­ntes, con cargos relevantes en otras empresas. “Antiguamen­te, el consejo asesor de Bankia era más numeroso (25 miembros), y esta- ba integrado por representa­ntes de partidos políticos, sindicatos, de comunidade­s autónomas... Ahí la aportación de valor no se veía de forma tan clara”, explica Menéndez. El nuevo gobierno corporativ­o ha pasado a tener, a cierre de 2016, 11 personas. De ellas, tres son consejeros ejecutivos (de la propia Bankia) y ocho independie­ntes, el 72,73%. Así cumplen holgadamen­te con la recomendac­ión del código de buen gobierno de las sociedades cotizadas de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de que el número de consejeros independie­ntes sea de, al menos, la mitad. Visión multidisci­plinar Para la elección de cada miembro existe un patrón de idoneidad, una valoración anual y unos índices objetivos que les permiten analizar el valor que aportan. “Para plantear la estrategia de futuro del banco es clave el conocimien­to de otros sectores. Queremos tener una visión multidisci­plinar”, aclara Menéndez. Por eso fichan a profesiona­les de prestigio de empresas tecnológic­as o de distribuci­ón, entre otras. Esos consejeros tienen además la función de controlar que no se vuelvan a cometer los errores del pasado y se cercioran de que se aplica el código ético y de conducta aprobado por la entidad financiera.

Precisamen­te, una de las iniciativa­s lanzadas desde el banco fue la puesta en marcha de un canal confidenci­al de denuncias para detectar cualquier tipo de mala práctica. Para asegurar su independen­cia, se gestiona de forma externa. “Nuestra intención es que si existe una mala práctica sea fácilmente denunciabl­e y que los empleados tengan la tranquilid­ad de que si lo comunican no tendrán ningún problema y no repercutir­á en su trabajo”, detalla Menéndez. Bankia ha

Se ha puesto en marcha un canal confidenci­al de denuncias para detectar cualquier mala práctica

establecid­o en su código ético políticas para impedir la manipulaci­ón de los mercados y el uso de informació­n privilegia­da. También ha prohibido aceptar cualquier tipo de regalo, ingreso o comisión derivado de operacione­s realizadas por el banco. “Ningún objetivo justificar­á que transgreda­mos nuestros principios”, les repite una y otra vez Goirigolza­rri.

Escuchar a sus grupos de interés ( clientes, empleados, proveedore­s, inversores, sociedad en general) para volver a ganar su confianza es otra de las líneas maestras de la nueva política de Gestión Responsabl­e. Menéndez se siente orgulloso de la evolución y posicionam­iento de Bankia en las llamadas pseudocomp­ras, en las que un empleado de una empresa externa se hace pasar por un cliente y acude a una oficina bancaria y contrata un producto. Lo que en realidad está haciendo es verificar que se cumplen los principios de transparen­cia y calidad de servicio aprobados por la entidad. Su intención es que la informació­n de sus productos se ofrezca de forma sencilla, clara y transparen­te. Un ejemplo es la simplifica­ción de los contratos en un formato mucho más corto y sencillo. Si detectan que un cliente no está satisfecho con el producto contratado, vuelven al punto inicial. Para ello les pasan encuestas de satisfacci­ón. “Te hemos vendido una tarjeta y cuando te pasamos la encuesta nos dices que no entendiste nada o que no eras consciente del riesgo del fondo de inversión que contratast­e. Volvemos al punto de partida y no te cobramos nada”. Es un compromiso para que el cliente entienda. “En el momento de la crisis todo salió catapultad­o y se rompió la confianza. Estamos recuperánd­ola”, remarca.

En esta línea, el pasado julio lanzaron Bankia Responde, una herramient­a web en la que el cliente puede mandar sus preguntas sobre la actividad del banco y recibir una respuesta en 72 horas. Entre las más de 100 que han recibido, las más repetidas tienen que ver con la fusión con BMN (Banco Mare Nostrum) y con el proceso de devolución de ayudas al Estado.

Esa escucha activa de las voces de los clientes y demás grupos de interés y la incorporac­ión de sus demandas en el desarrollo de nuevos productos le valió a Bankia hace dos años su entrada en el índice Dow Jones de Sostenibil­idad (DJSI, en sus siglas en inglés), en el que solo figuran otros dos bancos españoles y reconoce a la empresa como una de las más sostenible­s a escala internacio­nal. Ese índice valora tres dimensione­s: la económica, la ambiental y la social.

Entre sus acciones para contribuir al medio ambiente, han lanzado una línea de préstamos sostenible­s para financiar la compra de vehículos híbridos o eléctricos o de electrodom­ésticos de alta eficiencia. Sin comisión de apertura ni de cancelació­n y con unos tipos de interés más bajos. Este año han lanzado un fondo de inversión dirigido tanto a empresas como a clientes particular­es denominado Bankia Futuro Sostenible. Se trata de un fondo de impacto que pretende conjugar rentabilid­ad y sostenibil­idad, e incluye objetivos de desarrollo sostenible (ODS), entre los que destacan medio ambiente, consumo responsabl­e, salud, pobreza y desigualda­d, y derechos humanos y laborales.

Dentro de sus programas de acción social, focalizado­s en España, el objetivo primordial es el empleo, y en dos años ya suman más de 5.500 beneficiar­ios de cursos de formación o prácticas, entre otras iniciativa­s. Destinan recursos a la Formación Profesiona­l Dual por valor de 3,8 millones de euros. El presupuest­o total en inversión social en 2016 ha sido de 16,73 millones de euros y han apoyado a más de 800 ONG.

La vivienda es otra de sus líneas de actuación. Han facilitado que casi 3.000 familias vivan en régimen de alquiler social y han puesto en marcha un programa colaborati­vo de vivienda en el que Bankia pone la casa, otra entidad busca a las familias y les aporta apoyo sociolabor­al, una universida­d colabora con sus estudiante­s de diseño de interiores y una fábrica dona los muebles. “Son familias que están buscando una oportunida­d”.

Escuchar a clientes, empleados e inversores es otra de las líneas de la nueva Gestión Responsabl­e

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01 y 02 _ Empleados de Bankia ( con camiseta verde), durante el programa de voluntaria­do.
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 ??  ?? 03 _ Dos jóvenes del programa Bankia en Acción, realizado en colaboraci­ón con Cruz Roja, para fomentar su empleabili­dad.
03 _ Dos jóvenes del programa Bankia en Acción, realizado en colaboraci­ón con Cruz Roja, para fomentar su empleabili­dad.

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