Formar en el presente para el mundo del futuro
Una olla exprés, una bicicleta o un imán. Objetos cotidianos que pueden servir para explicarle a un niño el funcionamiento de una central térmica, el ahorro de energía o cuál es el proceso que consigue que una bombilla se ilumine al pulsar un interruptor. Y no solo a los niños, sino a cualquiera que solo conozca conceptos como sostenibilidad y consumo inteligente de forma superficial. Endesa utiliza estos elementos y muchos otros para formar a la sociedad acerca de cómo realizar un uso más responsable de la energía.
Todos estos elementos se exponen en la sala de actividades del programa Endesa Educa en Barcelona. Hay otra como esta en Mallorca, se va a inaugurar otra en Zaragoza y está en pre-
Uno de los proyectos más ambiciosos es un punto de encuentro de desempleados mayores de 50 años
visión otra más en Córdoba. Eva Hernández es la coordinadora del proyecto, que representa una de las patas más importantes de la Responsabilidad Social Corporativa de la compañía eléctrica. El programa nació en 2008, aunque la empresa ya había comenzado a realizar tareas de concienciación y formación en los años noventa. Su objetivo fundamental es fomentar un uso racional de la electricidad y promover la conciencia social sobre eficiencia energética. Solo en 2016 pasaron por él 45.681 alumnos de 658 centros de toda España.
“Realizamos tres tipos de actividades: formación en los colegios (un programa llamado Play Energy); visitas a nuestras propias sedes, y, con los cursos de bachillerato, acciones dentro de las centrales”, detalla Hernández. No hay que confundir este proyecto con simples visitas escolares. “Esto no es un modelo de clase magistral en el que nosotros explicamos y ellos escuchan. El objetivo es que sean ellos los que descubran con sus propias manos, los que experimenten mientras nosotros les acompañamos en ese aprendizaje”, añade. El plan de actividades lo diseña un equipo de pedagogos, asesores y expertos en educación que se basan en gran medida en la opinión de profesores y alumnos. “Cada año innovamos, aunque hay cosas que se mantienen en el tiempo porque funcionan muy bien”, detalla Hernández.
Aportar herramientas
Endesa Educa es uno de los principales estandartes de una empresa que se ha marcado la educación, el desarrollo económico y el desarrollo sostenible como sus líneas maestras. “Hace tiempo que Endesa dejó de predicar para pasar a aportar herramientas a la ciudadanía para que ellos mismos decidan y sean conscientes. Términos como cambio climático y sostenibilidad están más que asumidos. Ahora toca la próxima fase”, explica en conversación telefónica Carlos Gómez-Múgica, director general de la Fundación Endesa, el paraguas bajo el que se agrupan todos los proyectos sociales de la compañía.
La fundación nació en 1998 con el objetivo en su origen de iluminar el patrimonio histórico artístico español (su último proyecto ha sido dar luz a Medina Azahara, en Córdoba). La realidad española cada vez ha exigido mayor implicación social y ellos han respondido con un abanico de programas que ha crecido con los años y en los que la formación y la innovación son las protagonistas. El porqué de este camino lo argumenta el director: “Elegimos centrarnos en la educación porque allí es donde se gesta el cambio real; todo lo demás son soluciones rápidas a corto plazo. Nosotros creemos realmente en el objetivo de dejar de dejar de emitir CO por completo en 2050”.
Hay varios ejemplos del apoyo de Endesa en el sistema educativo. El organismo colabora de forma fundamental con El País de los Estudiantes, el programa juvenil de EL PAÍS, que acaba de alcanzar su decimosexta edición. Hace tres años lanzaron, en colaboración con la entidad educativa SAFA, el programa School&Talent con el que ayudan a estudiantes con altas capacidades y con pocos recursos (en 2016 participaron 1.381 alumnos). “No queremos que estas personas extraordinarias abandonen los estudios a los 16 años”, apunta Gómez-Múgica. En 2016, la entidad lanzó a escala nacional los premios a la Ecoinnovación Educativa, con el que invita a los centros a presentar ideas para promover la cultura ecológica.
La formación no se queda en las aulas, sino que abarca un espectro más amplio. La fundación organiza cursos de aprendizaje sobre materia medioambiental para el profesorado en el lago artificial de As Pontes, construido por Endesa en esta localidad coruñesa en 2012 y que es el más grande de España. La enseñanza sobre ahorro energético también llega a los hogares. En 2016, Endesa y la Fundación Ecología y Desarrollo ( Ecoedes) pusieron en marcha un proyecto de formación a familias en situación de pobreza en Barcelona y en Zaragoza. En 2017 se ha extendido a cinco ciudades. Son los propios empleados de Endesa los que enseñan de forma voluntaria a las familias sobre el consumo eficiente.
Se huele el entusiasmo de Gómez-Múgica al hablar de uno de los proyectos más ambiciosos diseñados por la fundación y que verá la luz a principios de 2018. Se trata de un punto de encuentro de desempleados mayores de 50 años, un colectivo especialmente vulnerable a los efectos de la crisis. “A través de acuerdos con otros organismos y
Las actividades las diseña un equipo de pedagogos, asesores y expertos en educación
empresas vamos a aportarles nuevos conocimientos a la vez que les ponemos en contacto con entidades que pueden necesitar de su experiencia”, explica el director de la fundación. El objetivo es crear una plataforma que mejore la empleabilidad de este sector de la población. Los contenidos ya están prácticamente definidos y en este momento toca ultimar la tecnología con la que funcionará el proyecto. “El primer paso cuando el usuario de esta plataforma acceda será la autoevaluación, lo que le hará ser consciente de las carencias, pero también de los puntos fuertes”, señala Gómez-Múgica.
El espectro de acciones es amplio, el fin está claro: “Esto no es una utopía, estamos educando en eficiencia energética porque así es el mundo que nos imaginamos. Y este cambio será palpable en los próximos años”.