La tele que emite para todos
Adiós a la oscuridad y el silencio. Las personas mayores y con discapacidad siguen decenas de series y películas con Movistar+.
Entre las últimas trazas de luz y los últimos resquicios de sonido. Entre la oscuridad y el silencio. Este es, por desgracia, el destino que a veces impone la vida al ser humano. La ceguera y la sordera, en sus diferentes grados, son presencias comunes. Dos millones de personas en España tienen algún tipo de discapacidad sensorial. Consecuencia de la merma física pero también de esa voluntad de minutos en sucesión que llamamos envejecer.
Telefónica hace años que ha tendido la mano y la ciencia a este colectivo vulnerable y fuerte. En 2015, cuando el entonces consejero delegado, y hoy presidente, José María Álvarez-Pallete, presentó Movistar+ (resultado de la integración de Movistar TV y Canal+), insistió en la idea de que había que crear una “televisión para todos”. Escribamos esta última palabra en mayúsculas. Existen varios millones de personas que así lo demandan. Bajo esa intensa luz, la accesibilidad se ha convertido en un vértice para la operadora.
Esa es la gramática no escrita que guía a Movistar+ 5S. Movistar-Cinco-Sentidos. Un servicio gratuito, lanzado en 2016, que permite a personas con discapacidad auditiva y visual acceder a películas y a series de la plataforma. Lo hace a través de tres vías: subtítulos para sordos, audiodescripción y lengua de signos. Un viaje que lleva a la vanguardia. “Somos la primera televisión de pago accesible del mundo”, sostiene Arancha Díaz-Lladó, directora de Innovación, Sostenibilidad y Diversidad de Telefónica. “Y somos, también, una evidencia de la integración y el compromiso de la compañía con las tecnologías digitales. Porque ‘Elegimos todo’ pero a la vez ‘Elegimos a todos”. A través de ese plural y ese juego de palabras se mira al futuro y al pasado.
El origen de Movistar+ 5S reside en el compromiso adquirido por Álvarez-Pallete hace dos años. Desde entonces ha sumado aliados. El proyecto piloto se armó involucrando a la dirección global de Ética Corporativa y Sostenibilidad de Telefónica, la firma de software para invidentes y sordos WhatsCine, la Universidad Carlos III y varios organismos (ONCE, CNSE y Fiapas) que representan a personas con discapacidad. Juntos afrontaron un enigma y un desafío. “La accesibilidad resulta técnicamente compleja y hemos trabajado bajo la fórmula de prueba-corrección-prueba”, narra Guillermo Hermida, director del Centro de Investigación, Desarrollo y Aplicación Tiflotécnica de la ONCE. “Nuestra responsabilidad ha sido valorar la adaptación del proyecto a las personas con deficiencias visuales”. Algo valioso porque resulta difícil vivir la vida de los otros. “Si uno diseña un mando a distancia para un ciego hay que situar la función más importante arriba a la izquierda. Porque es el inicio natural de la lectura de un invidente”, aclara.
Frente a la falta de visión, la acústica del silencio. Y otro reto. Hacer accesible también la oferta de la plataforma a las personas sordas. Un giro copernicano. Hasta entonces había muy pocos contenidos televisivos adaptados y las traducciones recogían una información escasa. Movistar+ 5S cambió esa lectura. “Por primera vez se ofrece una traducción integral de lo que ocurre en la pantalla. O sea, el audio de los diálogos, el sonido ambiente y los efectos sonoros”, describe David Sánchez, coordinador del área de producciones en lengua de signos española de la Fundación CNSE (Confederación Estatal de Personas Sordas) y responsable del equipo que desarrolla el proyecto. Es un oficio minucioso e intenso. El volumen de trabajo es alto y la fundación ha habilitado dos estudios de grabación.
Es evidente que lograr que el ocio y la cultura discurran por la vida de estas personas es complejo técnicamente y exige recursos. Convertir una serie en accesible cuesta ocho euros por minuto. Telefónica parte de la premisa de que la responsabilidad social corporativa (RSC) tiene que viajar con el negocio. “No es un despacho perdido al fondo del pasillo. Quiere ser transversal a la actividad del gru-
po y apoyar la cuenta de resultados. Porque una razón esencial de la RSC es ayudar a que la operadora crezca más”, resume DíazLladó. Es un cambio profundo y exige su tiempo. ¿El objetivo? La innovación debe de ser sostenible en el mañana. Y las áreas tradicionales de la RSC tienen que acercarse a las de negocio para crear valor. Todo cambia a gran velocidad. La innovación forma parte ahora de la división de Ética Corporativa y Sostenibilidad. Y el éxito, paradójicamente, será un fundido a negro. “Espero que mi área crezca y que luego desaparezca porque ya no hará falta. En ese momento, la sostenibilidad será un elemento trasversal en la compañía. Pero por ahora tenemos que existir para impulsar la transformación”, añade.
Esta estrategia sitúa el cambio en el ADN de Telefónica. La necesidad de adaptarse a un planeta que se transforma en un parpadeo. Es una llamada a la “innovación sostenible”, un concepto que fluye por la operadora. “El propósito es innovar con el fin de abordar retos sociales y medioambientales que además generen un retorno económico”, incide la ejecutiva. Por eso, una vez al año, la compañía lanza iniciativas de innovación sosteni- ble. Los empleados presentan ideas de esencia innovadora y que puedan transformarse en un producto o servicio. En la última se recibieron cien proyectos que filtró un jurado. El resultado son tres ideas, a las que se asigna un presupuesto, que reflejan la complejidad del tiempo y del planeta que habitamos. En 2016 esa innovación conectó zonas rurales de Perú por móvil, protegió en Chile un entorno catalogado patrimonio de la humanidad y diseñó tecnologías portátiles de comunicación para poblaciones que han sufrido catástrofes. Otras formas de derrotar a la oscuridad y el silencio.