El Pais (Madrid) - Especiales

Empuje para los emprendedo­res

Llevar las ideas a la realidad necesita de unos puentes que el Santander ha tendido a 7.000 universita­rios aprendices de empresario­s.

- Por Miguel Ángel García Vega

El grupo mantiene 1.100 acuerdos de colaboraci­ón con institucio­nes de enseñanza de 21 países

Emprender es un verbo que quiere mejorar el mundo. El infinitivo de un cambio. Pero para conjugarse necesita personas que lleven las ideas a la realidad. Cruzar ese puente, caminar esos pasos, resulta difícil. “El talento emprendedo­r está distribuid­o por todo el mundo, áreas de conocimien­to y niveles sociales. Sin embargo, por desgracia, no sucede lo mismo con las oportunida­des. Por eso nuestros programas buscan cerrar esa brecha”, reflexiona Javier Roglá, director global de Santander Universida­des y Universia. El banco ha trazado una urdimbre densa de ayu- das que une esas dos orillas. Promueve 350 programas de emprendimi­ento conectados a universida­des de todo el mundo. A través de esos encerados se impulsan cada año las ideas de 7.000 emprendedo­res. Son iniciativa­s con sujeto y predicado. Frases que dan esperanza. Yolanda González, al frente de Nanocore Biotech, usa las placas de Petri para mejorar los tratamient­os del cáncer infantil; Beatriz Ramis, con su proyecto SNA, reduce el tiempo de estancia de los enfermos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y Patricia Aymá crea plásticos sostenible­s a partir de desechos orgánicos. Son tres ejemplos. Hay decenas. Pero

todos entienden la vida como un lugar que debe ser mejorado.

Sobre ese prisma reluciente de mil caras, el Santander ilumina el universo de los emprendedo­res. En cada país brilla una faceta. En España, durante ocho ediciones, Santander YUZZ ha impulsado los proyectos de 4.200 jóvenes. Estos días, su relevo, la iniciativa Explorer, da formación, apoyo y mentoring gratuito a chicos de entre 18 y 31 años que persiguen construir sus negocios. Un compromiso internacio­nal. El banco respalda en Chile la iniciativa Brain Chile. Es una acelerador­a de ideas con base científica y tecnológic­a. Mientras, en México, concede el Premio Santander a la Innovación. Precisamen­te en esa ciudad anunció en octubre el lanzamient­o de Santander X, el mayor ecosistema del mundo destinado a emprendedo­res universita­rios.

Desafío mundial

Nadie lo duda. El desafío de la educación se ha sentado en todos los pupitres del planeta. Y pide, con urgencia, respuestas. El banco ofrece algunas. A través de Santander Universida­des mantiene más de 1.100 acuerdos de colaboraci­ón con institucio­nes de enseñanza de 21 países. El año pasado, el grupo respaldó 3.900 proyectos universita­rios y concedió 36.000 becas. Un álgebra de ayudas que encaja con la geografía de una entidad en cambio. “La base de nuestra transforma­ción es una cultura que promueve una forma de hacer las cosas sencilla, personal y justa en toda la organizaci­ón”, explicaba Ana Patricia Botín, presidenta de Santander.

El andamiaje de una política de sostenibil­idad que viaja fuera del banco pero también dentro. El año pasado, 60.000 empleados participar­on en programas de voluntaria­do. Una implicació­n que les llevó lejos. Desde la formación financiera para estudiante­s, ancianos y personas de bajos ingresos en Europa hasta el apoyo a la educación infantil en Brasil. Porque hay tantas causas en el planeta como días. Hay tantas batallas que dar como soldados. Una de las más urgentes es la de la desigualda­d. Y aquí los microcrédi­tos están cargados de razones. El Santander respalda 250.000 proyectos de este tipo en América Latina. Pequeñas cuantías de dinero que tienen un efecto maltusiano en la mejora de la vida de miles de personas. Actos que reflejan los compromiso­s y las palabras. “Tan importante como obtener buenos resultados financiero­s y comerciale­s, e incluso más, es hacerlo de la forma adecuada”, escribió Ana Patricia Botín en su presentaci­ón al informe de sostenibil­idad de 2016. La ética del dinero.

Por eso unas 300.000 personas han aprovechad­o el último año las iniciativa­s de educación financiera. Se trata de despejar incógnitas en esa ecuación que es siempre la vida cotidiana. Entender la declaració­n de la renta, conocer la diferencia entre una tarjeta de crédito y de débito o consumir de manera inteligent­e. Vivimos rodeados por la economía. Vivimos exigidos por su conocimien­to. Una exigencia que llega a niños, jóvenes, colectivos vulnerable­s, emprendedo­res y empresas. Esta formación se ha convertido en uno de los principale­s ejes del voluntaria­do corporativ­o del banco. En lo que va de año, 433 voluntario­s (en activo, jubilados, prejubilad­os) han impartido en España 18.000 horas de estas enseñanzas. Progreso social Todas estas propuestas que nos hablan de emprendedo­res, educación financiera, microcrédi­tos o formación evidencian la importanci­a de la inversión privada en el progreso de la sociedad. Sobre ella, la política de sostenibil­idad del banco dibuja una serie de principios y compromiso­s dirigidos a crear valor a largo plazo para sus grupos de interés. Son valores escritos negro sobre blanco en los diferentes informes de sostenibil­idad del grupo pero sobre todo son valores prácticos. Santander quiere ayudar, entre 2016 y 2018, a cinco millones de personas. El pasado ejercicio invirtió 209 millones de euros —157 millones en educación superior y 52 millones en proyectos de apoyo a la comunidad—, colaboró

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02 _ Niños huérfanos etíopes apoyados por un proyecto de la entidad.
01 _ Ganadores del programa Santander YUZZ de 2016. 02 _ Niños huérfanos etíopes apoyados por un proyecto de la entidad.
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