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Sentir Gaucho y la Difunta Correa
La Ruta deja la provincia de Córdoba para adentrarnos en La Rioja Argentina. Nuestro fin de etapa, el Hipódromo El Pedernal, en Chepes, es un inmersión en el espíritu de los Gauchos, quizás una de las señas más arraigadas de las peculiaridades de esta tierra. Protagonistas, como Martín Fierro, de una particular literatura referida a ellos, estos hábiles jinetes han manejado el ganado de estas inmensas extensiones. En el hipódromo, entre carreras de caballos, exhibiciones, y silbidos de pintorescos vaqueros con sombrero y montura, vivimos de lleno ese espíritu llanero. Pero antes de llegar, el recorrido nos presenta un momento para la magia y la fe. La espiritualización del viaje. En el polvoriento camino por los Llanos Riojanos, paramos junto a una pequeña capilla, con su santa escoltada por ingentes reservas de agua. No comprendemos el porqué, pero si su sentido, y aunque no somos muy devotos, hacemos una apuesta a todo o nada. Dejamos allí nuestro agua. Una ofrenda para un viaje sin problemas, custodiado por este desconocido espíritu benefactor. Los días posteriores, por todos los arcenes encontramos algo parecido: capilla y botellas llenas. Todas veneran a la Difunta Correa, figura mítica que despierta devoción en todo Argentina. Cuenta la historia que su marido fue reclutado forzosamente en 1840 en las guerras civiles. Angustiada, decidió seguirle, perdiéndose en el desierto y muriendo de sed. Hoy los camioneros y todos los conductores veneran su imagen buscando su protección en el viaje. Cada vez más inmersos en el sentir del país, nuestra aventura se presenta más excitante...¡Más ahora que contamos con la Difunta Correa como aliada!