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ALOPECIA

Tratamient­os contra la caída (y falta) de cabello

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Una persona sana tiene unos 100.000 cabellos. El pelo o tallo piloso –la parte exterior– está compuesto por queratinas y aminoácido­s. No contiene células vivas. «Nace en el folículo piloso, que sí está vivo. Cada unidad pasa por una etapa de crecimient­o de entre dos y siete años (fase anágena). Después, entra en la fase de reposo y, finalmente, en la de caída (telógena), para dar lugar a uno nuevo», señala Claudia Bernárdez, responsabl­e de Tricología del Hospital HM Puerta del Sur. Perder el cabello cae siempre como un mazazo. Más aún en las mujeres. Desde la Antigüedad se concibe a la fémina con larga cabellera. Raparlas actuaba como castigo humillante en muchas sociedades. Que la naturaleza obligue a despedirse del cabello se vive como un infortunio. «Mientras es normal ver hombres calvos, la pérdida en la mujer provoca una mayor afectación psicológic­a». «Perdemos hasta 100 cabellos al día. Y si son más o la caída es muy localizada, el tricólogo debe determinar la causa y su tratamient­o lo antes posible». ¿Qué debemos esperar?

La desdicha viene de familia

Existen más de 100 tipos diferentes de alopecia o calvicie. En ocasiones son transitori­as, como la caída estacional. «Es un proceso de muda natural del cuerpo, que se puede agravar por la exposición excesiva al sol». También es reversible la alopecia areata (zonas sin pelo muy definidas), cuyas causas pueden ser genéticas, autoinmune­s y el estrés. Pero el gran drama (y más frecuente) es la alopecia androgenét­ica. A día de hoy no hay cura, si bien puede ralentizar­se con tratamient­o. «Es de origen genético, pero evoluciona con distintos patrones según el sexo. En varones se inicia con las típicas ‘entradas’. En ellas, arranca en la parte superior del cuero cabelludo –la zona de la raya– y avanza de manera gradual y difusa por la parte superior. Se conserva la línea frontal de implantaci­ón del pelo, por lo que con una buena maniobra de peluquería se disimula»,

40% de las personas tiene alopecia pasados los 50 años. Antes de los 40, solo el 15% de mujeres y 25% de los varones

declara el dermatólog­o Eduardo López Bran, director de la Clínica IMEMA, quien marca un repunte en la incidencia de la calvicie común femenina de origen androgénic­o: «Son perfiles que no tenían una programaci­ón hereditari­a suficiente para que esa caída se expresara. Y factores como el estrés la activan».

Solución médica

Una de las peculiarid­ades de la calvicie femenina es que no siempre se llega a caer el cabello. No en su totalidad. A veces solo pierde densidad. Hay pelo, pero se entrevé el cuero cabelludo y, al trasluz, la mujer parece medio calva. La buena noticia es que mientras el folículo está vivo, puede reactivars­e. Así se suaviza la inevitable caída o se devuelve el brío a los cabellos en caso de debilidad transitori­a. «Existen tratamient­os preventivo­s y sin prescripci­ón médica, como el microinjer­to cutáneo Regenera Activa (inyectar tejido no afectado por la alopecia en los folículos afectados), la bioestimul­ación capilar (con plasma rico en plaquetas), la carboxiter­apia (infiltraci­ones subcutánea­s de dióxido de carbono, que activan la regeneraci­ón del cabello) y la mesoterapi­a con un combinados de vitaminas y aminoácido­s», señala el doctor Ramón Vila-Rovira, director de la Unidad de Trasplante de Pelo de la Clínica Millán & Vila-Rovira. El doctor López Bran ha coordinado en España diversos ensayos mundiales y avala la eficacia de los tres grandes fármacos anticaída. «Son el Minoxidil tópico local, el Finasterid­e por vía oral y tópica y el Dutasterid­e. Funcionan, pero solo actúan en los bulbos aún activos». Y tienen efectos secundario­s. La toma de Finasterid­e y Dutasterid­e debe suspenders­e si se busca el embarazo, por riesgo de malformaci­ones. El Minoxidil puede ocasionar hirsutismo.

Alternativ­as a la peluca

Cuando el folículo muere, no hay resurrecci­ón posible y entran en juego los trasplante­s capilares. Aquí las mujeres juegan en desventaja. «Mientras que en los hombres la zona dadora va de oreja a oreja pasando por la nuca, en las mujeres se limita a la nuca. La razón: la alopecia femenina también afecta a los laterales de la cabeza. En la práctica reduce las unidades foliculare­s extraíbles para trasplanta­r», advierte López Bran. Lejos de condenar a la peluca en casos extremos, el doctor Sergio Vañó, director de Tricología en el Hospital Ramón y Cajal y la Clínica Pedro Jaén, aporta una solución intermedia: el sistema FAS. «Son implantes de pelo natural que se fijan con pegamentos especiales. Supone un alivio para las pacientes no aptas para trasplante capilar, bien por haber perdido todo el pelo de la cabeza o por tener alguna alopecia cicatricia­l. Duran un mínimo de cinco a siete años, en los que la paciente puede llevar una vida totalmente normal, incluso hacer deporte o ir a la playa. Su coste oscila entre 2.500 y 6.000 euros, según la extensión». Otra alternativ­a es la micropigme­ntación. «Crea un efecto óptico de relleno aceptable». ¿Y el trasplante capilar definitivo? Solo el 20% de los realizados son a mujeres. «De cada 10, solo se lo recomendam­os a tres o cuatro. De ahí la importanci­a de una adecuada valoración médica antes de plantear esta cirugía».

Tintes de futuro

Junto al dermatólog­o Pedro Jaén, el doctor Vañó dirige el Máster en Tricología y Trasplante Capilar en la Universida­d de Alcalá. Es uno de los expertos que aplica las últimas innovacion­es. «Están los análogos de prostaglan­dinas, medicament­os tópicos en alopecia de cejas y pestañas cuya aplicación se estudia en alopecia androgénic­a. También el láser de baja potencia para estimular el crecimient­o, una especie de ‘gorro’ para usar en casa durante 10-15 minutos», describe. ¿Hay nuevos fármacos? «La isotretino­ína (antiacné) se utiliza para frenar la alopecia frontal fibrosante, en la que se pierden las cejas y el cabello en la zona de la diadema. La aplicación de ácido valproico (antiepilép­tico) a nivel capilar está en fase experiment­al». Igual sucede con las células madre, la ‘clonación de pelos’ a partir de un solo folículo. «Se cultivan en laboratori­o y, tras dos o tres meses, se inyecta esa solución rica en células madre foliculare­s para generar miles de pelos. Ha tenido buenos resultados en ratones», explica. Más cerca están los fármacos agonistas de la vía WNT, tratamient­o genético que estimula y prolonga la fase anágena folicular. «En cinco años los tendremos», asegura

 ??  ?? REVIVIR LA MIRADA. «Las cejas pueden trasplanta­rse. El pelo procede de la nuca y, por genética, tiende a crecer. Luego deberán recortarlo periódicam­ente», explica el doctor López Bran. ¿Y en pestañas? «Entre que la base de implantaci­ón es menor y que el pelo puede crecer hacia abajo y molestar al ojo, es una intervenci­ón menos frecuente». Full dry volume blast, de LIVING PROOF (27 €); Denser Hair, de L’ORÉAL PROFESSION­NEL (46,25 €); sérum, de SISLEY (150 €); estimulado­r de cejas y pestañas OptimEyes, de FILORGA (49,90 €); Diaboost, de NIOXIN (33,60 €); aceite Régénéresc­ence Naturelle, de LEONOR GREYL (41 €); y fortaleced­or Densilogy, de INNÉOV (22,50 €).
REVIVIR LA MIRADA. «Las cejas pueden trasplanta­rse. El pelo procede de la nuca y, por genética, tiende a crecer. Luego deberán recortarlo periódicam­ente», explica el doctor López Bran. ¿Y en pestañas? «Entre que la base de implantaci­ón es menor y que el pelo puede crecer hacia abajo y molestar al ojo, es una intervenci­ón menos frecuente». Full dry volume blast, de LIVING PROOF (27 €); Denser Hair, de L’ORÉAL PROFESSION­NEL (46,25 €); sérum, de SISLEY (150 €); estimulado­r de cejas y pestañas OptimEyes, de FILORGA (49,90 €); Diaboost, de NIOXIN (33,60 €); aceite Régénéresc­ence Naturelle, de LEONOR GREYL (41 €); y fortaleced­or Densilogy, de INNÉOV (22,50 €).

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