ENTRE TODAS
La sororidad es el guion sobre el que Maria Grazia Chiuri construye su imaginario. El poder del diálogo entre mujeres para
alimentar la creatividad es también eje de su nuevo libro.
La mirada femenina, silenciada y ausente durante gran parte de la historia, se ha convertido en epicentro argumental y comercial sobre el que pivota el trabajo de Maria Grazia Chiuri al frente de Dior. A punto de cumplir un lustro como directora creativa, la italiana ha querido recoger en un nuevo libro, Her Dior: Maria Grazia Chiuri’s New Voice (Rizzoli), muchas de las imágenes que ha contribuido a crear. A la venta a partir del próximo 8 de marzo, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, el volumen es una antología de instantáneas en las que se festeja la autoafirmación y la belleza de las diferentes culturas vistas por la lente de 33 fotógrafas. "Representa el caleidoscopio de voces y visiones que creo que encarna la casa Dior hoy", defiende la diseñadora. "Hay mil formas de pensar la feminidad: se puede ver como un objeto para los diseñadores de moda, pero también y sobre todo como un sujeto activo en la construcción de inspiraciones, del imaginario colectivo o de los mensajes que deseo transmitir a través de mi labor".
Ya lo decía la escritora Chimamanda Ngozi Adichie en el célebre ensayo Todos deberíamos ser feministas (ed. Literatura Random House, 2014):
"La cultura no hace a la gente. La gente hace la cultura. Si es verdad que
no forma parte de nuestra cultura el hecho de que las mujeres sean seres humanos de pleno derecho, entonces podemos y debemos cambiar nuestra cultura". Las imágenes de moda, poderosas e influyentes gracias a su alcance hoy, contribuyen a ello.
El título del texto de la nigeriana le sirvió a Chiuri para presentar su carta de intenciones en su primer desfile para Dior, en el año 2016, estampado sobre una camiseta blanca. Ya entonces, tras exponer su síntesis del significado de feminidad, dejó claro que su objetivo pasaba por actualizar a la maison hasta convertirla en reflejo del contexto actual. No se amedrentó al tener que romper para ello con el sentir más intrínseco de la casa: la mujer como objeto decorativo que había pautado en 1947 el fundador, Christian Dior, y habían respaldado todos sus sucesores, hombres: Yves Saint Laurent, Marc Bohan, Gianfranco Ferré,
John Galliano y Raf Simons.
A nadie se le escapa que el giro de la trama eleva el contenido y genera suculentos beneficios mercantiles: Dior es una de las principales firmas de lujo del mundo. Una que en 2019 facturaba más de 53.500 millones de euros. También que el poder de una foto trasciende las cifras. Presumiendo de atemporalidad, la camiseta del
We Should All Be Feminists aún está a la venta. Cinco años después de su concepción se cotiza a 620 euros en la tienda online de la marca y se convierte también en portada para el nuevo libro: "Para mí, las palabras son la forma más enérgica y directa de transmitir una idea o un mensaje", explica la italiana. La instantánea de la cubierta es obra de la fotógrafa transalpina Brigitte Niedermair: "Me encanta porque transforma la prenda en un tótem, exalta su mensaje, la transfigura y la hace atemporal". Ahí radica parte de la maestría de la que fuera directora creativa de Valentino durante ocho años junto a Pierpaolo Piccioli, en convertir mensajes necesarios en iconos superventas. La otra, en usar su privilegio para apostar por la sororidad.
Femenino plural
En la base de este nuevo volumen está una vez más la colaboración: "Las fotógrafas que aparecen en el libro han trabajado conmigo en los últimos años, y cada una de ellas ha logrado crear su propia interpretación de mi visión", indica. "Más allá de la selección final, soy conocedora de toda la preparación, los estudios y las investigaciones que realizaron: se trata de una amplia gama de talentos en cuanto a antecedentes, origen y estilo, reunidas para construir una composición armónica a muchas voces". Nombres como las francesas Sarah Moon y Bettina Rheims, la mexicana Maya Goded, la británica Janette Beckman o la española Coco Capitán.
No es tampoco la primera vez que la creativa recurre a la colaboración para elevar y difundir el proyecto de otras mujeres. Además del viral escrito de Chimamanda, reivindicado entre otras por Beyoncé, sus desfiles han servido de potente amplificador para los mensajes de la poeta Robin Morgan, de la crítica de arte Carla Lonzi, de las artistas Judy Chicago, Claire Fontaine y Penny Slinger. O de la historiadora Linda Nochlin, que en otro ensayo que Chiuri hizo camiseta se preguntaba que por qué no habían existido grandes mujeres artistas.
"Me considero extremadamente afortunada por poder dar esta visión polifónica, de poder descubrir, elegir e invitar a singulares artistas y personalidades", sintetiza la diseñadora, "esta libertad es quizá el valor más importante de mi visión, el que hace posible realizarla y difundirla. Más que nunca, Dior para mí es un catalizador de experimentación, un laboratorio de ideas y proyectos, que hace que la moda brille como cultura. También es el terreno ideal para definir la relación bidireccional entre moda y feminismo en el sentido más amplio"