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Reportaje.
¿Qué nos produce placer estético? ¿Podemos educar nuestro gusto para diferenciar lo que resulta bello de lo que no lo es? Cuatro creadores reflexionan sobre la belleza para descubrir que, al final, esta tiene mucho más que ver con aquello que cada uno lle
¿Rodearnos de belleza nos hace la vida más feliz? Los creadores Sergio Bernal, Marina Anaya, Espido Freire y Clara Sanchis nos cuentan sus impresiones.
Ya lo dijo André Breton, en su novela Nadja: “La belleza será convulsa o no será”. Una provocadora afirmación en clave surrealista cargada de razón. Porque para que algo resulte bello debe conmovernos, sacarnos de nuestra zona de confort estética y producirnos una emoción que vaya más allá de lo puramente físico. En el mundo clásico, la belleza tenía que ver con la simetría y la perfección formal, aunque algunos filósofos aseguraban que residía en el alma, estando reservada su contemplación solo a quienes accedían a ella a través del saber. Para otros, la belleza tiene que ver con el placer, con alcanzar un sentimiento de satisfacción. O con vivir en armonía con la naturaleza e, incluso, con el bienestar emocional. Nuestros cuatro protagonistas –Sergio Bernal, Marina Anaya, Espido Freire y Clara Sanchis– la buscan cada día en las artes que desarrollan: el baile, la pintura y escultura, la escritura y la interpretación. Pero la belleza también está en la mirada de quien la ve. Por eso, quienes observamos cualquiera de las obras de estos artistas les agradecemos que hagan nuestra vida más bella.
SERGIO BERNAL Bailarín del Ballet Nacional de España
Tenía solo cuatro años cuando su madre le inscribió a clases de ballet. Con solo 11, entró en el Real Conservatorio de Madrid, donde descubrió una vocación que, a sus 26 años, le ha convertido en primer bailarín del Ballet Nacional de España. “El término belleza se utiliza a veces de forma muy superficial, confundiéndolo solo con la estética. Un segundo de felicidad, de plenitud; la inocencia de un niño que sube a un escenario sin importarle quién le observa; la propia naturaleza, o un cuerpo bonito que baila en plenas facultades… Para mí, todo eso es bello”, asegura Sergio. También, triunfar en el Palacio del Kremlin –como le sucedió recientemente– ante seis mil espectadores que contemplaron en silencio absoluto su interpretación de El cisne. “Es una coreografía de Ricardo Cue que empiezas de espaldas al público; cuando, de pronto, te giras y ves a toda esa gente mirando con atención, sientes poder, sabes que estás creando belleza. Aunque cuando acabe la función seas el mismo de siempre, ¡nada engreido!”.
El solista del Ballet Nacional se niega a pensar que la belleza del movimiento vaya unida al dolor y al sacrificio. “Aunque sea un trabajo físico, es un tópico que siempre rodea nuestra profesión. ¿Acaso no es sacrificado ser médico o periodista?”.
MARINA ANAYA Pintura y escultora
LA BELLEZA TIENE MUCHO QUE VER CON EL EQUILIBRIO, CON LO QUE CONMUEVE Y DA PLACER
Entrar al estudio de Marina Anaya es acceder a un mundo privado donde la alegría, el color y el buen rollo están garantizados. No podía ser de otro modo, teniendo en cuenta que, para ella, “la belleza es la representación de la parte amable de la vida”. Confiesa que nunca le ha atraído la perfección; por eso, los seres humanos, animales o vegetales que pululan por sus lienzos, grabados y esculturas juegan con sus divinas imperfecciones, porque lo diferente también resulta bello. “Mi obra trata de captar la esencia de la felicidad, y eso tiene que ver también con el alma. No me importa que uno de los hombres a los que pinto tenga los brazos más largos de lo que son en realidad, si eso le sirve para dar un beso a la chica. Además, en lo imperfecto de mis personajes veo una cercanía a lo humano”, dice Marina.
Asegura que, a la hora de crear, no piensa demasiado en quien contemplará su obra: “Me guío por lo que me conmueve a mí. Aunque, después de tantos años, veo que hay un feedback con el espectador. Yo estoy en contra del arte con manual de instrucciones: hago lo que me parece bien, pero acepto que quien mira mis cuadros o esculturas haga su propia interpretación”. Ahora bien, ¿se puede educar el gusto estético? “Por supuesto. Es importante rodearnos de belleza desde pequeños. Yo tuve ese apoyo por parte de mi familia, es un bagaje que queda para siempre. Necesito rodearme de cosas que responden a mi patrón de belleza, en los objetos cotidianos, la ciudad donde vivo, las exposiciones que veo, en los amigos… Busco esa armonía que me reconforta”.
ESPIDO FREIRE Escritora
“La belleza tiene que ver con la armonía, con el orden, con aquello que seda el alma. Quizá porque estoy en un momento en el que necesito una belleza de proporción serena, más para calmar al ser humano que para exaltarlo”. Sin ningún tipo de esnobismo, Espido Freire –último Premio Azorín de Novela con la obra Llamadme Alejandra– reconoce que necesita rodearse de belleza para ser feliz: “Y que conste que no se trata necesariamente de lo más caro, sino con ver fuera lo que querrías ver dentro de ti”. Tal vez, por eso, considera imprescindible vivir en un entorno ordenado, donde cada objeto haya sido elegido a conciencia, donde nada le traiga malos recuerdos, con flores naturales y la presencia de sus tres gatas –Ofelia, Rusia y Lady McBeth, auténticos ejemplos de perfección–. Si, además, suena la música de Monteverdi o Leonard Cohen, mejor que mejor…
La autora de Para vos nací y Cuentos malvados, se reconoce menos exigente como espectadora que como escritora: “Me gusta disfrutar del arte sin analizar la trampa, la seducción o el engaño que siempre hay en un artificio de belleza, aunque reconozco que me molesta lo que juega con la emoción superficial”, afirma. “Sin embargo, como creadora, no tengo clemencia conmigo misma”.
CLARA SANCHIS Actriz
¿Es bello apelar a la inteligencia? ¿Es bello apelar a la sensibilidad? Clara Sanchis se pregunta por el concepto de belleza que, para ella, tiene mucho que ver con el placer, incluido el que provoca un oficio como el suyo: “Siento que tenemos una herramienta espléndida para transmitir ideas bellas y luminosas, que van más allá de lo puramente estético o visual”.
La actriz –que da vida a Virginia Woolf en la obra Una habitación propia (Sala Margarita Xirgu, Teatro Español de Madrid, hasta el 21 de mayo)– denuncia la tiranía de la imagen que sufren las mujeres en la sociedad. “Tenemos un concepto de la belleza muy limitado, al servicio de la sociedad de consumo. Y nosotras somos víctimas y colaboradoras por aceptarlo. ¿Quién ha dicho, por ejemplo, que un cuerpo de 80 años no sea tan bello como un olivo centenario? La belleza es algo que conmueve: no por la apariencia, sino también por el contenido”. Clara cree que aprendemos más con el ejemplo de lo cercano; por eso, nada mejor que impregnarse de la naturaleza y huir de todo aquello que resulte artificial.