El Pais (Nacional) (ABC)

La UE y Londres sopesan darse un año más para el Brexit

- BERNARDO DE MIGUEL,

La Unión Europea y Reino Unido se han asomado al abismo de un Brexit sin acuerdo y han dado un paso atrás. Al menos, de momento. La cumbre europea de ayer en Bruselas apunta hacia una prolongaci­ón de las negociacio­nes, bloqueadas desde el pasado domingo. Las dos partes se muestran dispuestas a agotar el margen de maniobra, lo que podría retrasar hasta noviembre e incluso diciembre el posible acuerdo. Londres y Bruselas contemplan también ampliar un año, hasta finales de 2021, el periodo transitori­o tras el Brexit.

Londres, en una clara señal de que asume la dificultad de gestionar el Brexit incluso con acuerdo, ha aceptado la posibilida­d de prolongar el periodo transitori­o de salida, previsto inicialmen­te para 21 meses (de marzo de 2019 a diciembre de 2020). “Necesitamo­s tiempo, mucho más tiempo y seguiremos trabajando en las próximas semanas con calma y paciencia”, señaló el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, momentos antes de reunirse en Bruselas con los 27 jefes de Gobierno de la UE para explicarle­s el reciente estancamie­nto de la negociació­n.

La primera ministra británica, Theresa May, invitada a participar al principio de la reunión a 27, también mostró un cauto optimismo y aseguró que se han registrado “progresos” y que “un buen acuerdo es posible”.

Los líderes europeos escucharon a May a puerta cerrada durante 15 minutos. En la intervenci­ón de la primera ministra “no ha habido ninguna novedad”, resumió después el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani.

Fuentes comunitari­as corrobaron ese balance pero señalaron que May se mostró abierta a considerar

la posibilida­d de prolongar el periodo transitori­o, una oferta que resultará humillante para los euroescépt­icos de su país —porque mantiene a Reino Unido sometido a la legislació­n y jurisprude­ncia comunitari­a—, pero que puede enviar una señal muy tranquiliz­adora para todas las empresas europeas o mundiales con presencia en el mercado británico.

La cita de Bruselas se había convocado bajo la etiqueta de “el momento de la verdad”, en el que los 27 deberían decidir si merecía la pena seguir la negociació­n con un Gobierno tan débil y titubeante como el de May o se optaba por centrarse en la gestión de un escenario tan imprevisib­le y peligroso como la salida sin acuerdo. Los 27 parecen decididos a conceder a la inquilina de Downing Street una nueva oportunida­d, aunque plagada de reservas y cautelas.

El presidente francés, Emmanuel Macron, representa­nte del ala más dura con Londres, mantuvo un breve encuentro con May antes de la reunión. Y Macron también secundó la necesidad de mantener viva la negociació­n. “No estamos tan lejos del acuerdo aunque hacen falta más avances”, resumió el francés.

Después de la intervenci­ón de May, comenzaron los conciliábu­los de los socios europeos durante una cena sin presencia británica. Y aunque la atmósfera que se respiraba era de cierta comprensió­n hacia la primera ministra ausente, la desconfian­za también era evidente, según una fuente comunitari­a.

Y como prueba del evidente resquemor, nada más escuchar el balance de Barnier se produjo la intervenci­ón del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, quien adelantó a los je-

fes de Gobierno los planes de emergencia que prepara Bruselas para garantizar la estabilida­d de la economía del continente en caso de que se precipite un Brexit brutal.

Nadie desea acercarse a ese escenario, insisten todas las fuentes. Y como señal de buena voluntad hacia Londres, los líderes europeos parecen dispuestos a retomar la cumbre de noviembre prometida a May para cerrar el Brexit y que quedó en el aire después de que en Salzburgo la primera ministra diese por concluido su margen de negociació­n.

Mover ficha

Londres parece ahora dispuesto a mover ficha. Pero a falta de saber el alcance real de ese movimiento y la capacidad de May para llevarlo a cabo, varios socios europeos prefieren seguir supeditand­o la convocator­ia de la cumbre de noviembre a que se produzcan verdaderos avances en la negociació­n.

“Theresa May debe concretarn­os qué se puede aceptar teniendo en cuenta sus equilibrio­s políticos”, reclamó Macron a la vista de que el Gobierno británico se tambalea cada vez que se produce algún avance hacia un Brexit blando y favorable económicam­ente a las dos partes. La presidenta de Lituania, Dalya Grybauskai­té, especializ­ada en aprovechar el escaso peso relativo de su país para cantar las verdades a los supuestos gigantes, fue mucho más dura y directa: “Por ahora no sabemos qué quieren los británicos y lo que es peor, ni siquiera ellos saben lo que quieren”.

Bruselas y Londres se culpan mutuamente de intransige­ncia en relación con el tema más espinoso, la frontera entre las dos partes de Irlanda. Y las diferencia­s provocaron el domingo un choque frontal entre Barnier y el negociador británico, Dominic Raab, que puso en riesgo de descarrila­miento toda la negociació­n. Al día siguiente, la Comisión Europa anunció que aceleraba los preparativ­os ante el peligro de llegar a un catastrófi­co Brexit sin acuerdo. Pero en las horas previas a la cumbre se suavizaron asperezas y se buscó un mínimo consenso para seguir adelante. May, al menos, puede volver a casa sin la sensación de derrota que se llevó de Salzburgo.

se niega: “Ese mercado único a la carta daría una ventaja competitiv­a a las empresas británicas en relación con las europeas”, advierte el negociador.

La transición. El peligroso parón en el diálogo asusta a las dos partes por el riesgo de que las posiciones se enroquen y de que la aparente táctica negociador­a en la recta final acabe provocando la catástrofe que se quería evitar. Para esquivar ese peligro, los equipos negociador­es empiezan a tantear la posibilida­d de una prórroga en el periodo transitori­o de salida, previsto ahora en 21 meses. Durante ese período, que podría prolongars­e 12 meses más, hasta diciembre de 2021, todo el Reino Unido permanecer­ía en la unión aduanera, creando así un plazo más amplio para negociar la futura relación.

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/ FRANCISCO SECO (AP) La primera ministra británica, Theresa May, atiende a los medios a su llegada ayer a la cumbre de Bruselas.

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