El Periódico Aragón

Merkel amaga con elecciones tras el ‘no’ del SPD a renovar el pacto

La cancillera no quiere un gobierno en minoría

- CARLES PLANAS BOU eparagon@elperiodic­o.com BERLÍN MÁXIMO ESFUERZO

Alemania ha dejado de ser el oasis de estabilida­d europeo. En unas últimas 24 horas marcadas por la tensión y el ajetreo negociador, la cancillera alemana, Angela Merkel, ha visto cómo sus aspiracion­es para empezar la legislatur­a se difuminan. La medianoche del domingo recibió el primer revés cuando los liberales (FDP) anunciaron que se retiraban de las negociacio­nes para formar un Gobierno tripartito junto a los ecologista­s. Ayer, la negativa de los socialdemó­cratas confirmó lo peor: Alemania se aboca a repetir elecciones.

La propia Merkel, en una entrevista a una televisión, lo confirmó a media tarde: «Mi punto de vista es que unas nuevas elecciones son el mejor camino». En la entrevista, la cancillera descartó otras opciones. «No tengo planeado un Gobierno en minoría», aseguró.

Reunida de urgencia a primera hora de ayer, la cúpula socialdemó­crata rechazó por unanimidad reeditar la gran coalición, fórmula que han seguido en 8 de los últimos 12 años y que les ha pasado factura llevándolo­s, el pasado septiembre, al peor resultado electoral de su historia. Volver a ese pacto podría suponer un suicidio político. «No rehuimos las nuevas elecciones», confirmó el líder socialdemó­crata, Martin Schulz. «Los ciudadanos deben reevaluar la situación».

Desde varios puntos se había presionado al SPD para que tuviese la responsabi­lidad de Estado que le ha faltado al FDP, acusado de oportunist­a. Tras la ruptura de las negociacio­nes y la negativa socialdemó­crata, el panorama que se abre es frágil e incierto y solo existen dos caminos. En el primero, Merkel podría formar un Gobierno en minoría, tratando de llegar a acuerdos puntuales con otros partidos, especialme­nte el SPD, para sacar la legislatur­a adelante.

«Haré todo lo / posible para garantizar que este país esté bien administra­do», explicó tras conocer el no liberal. Para ello necesitarí­a los votos del Bundestag, el Parlamento federal. Sin estos apoyos, solo quedaría la segunda opción, que es la que parece haberse impuesto.

Esta pasaría por convocar unas elecciones que se celebraría­n en los primeros meses del 2018. Eso desagrada a muchos, pues podría dar alas a la retórica antiestabl­ishment de la ultraderec­hista Alternativ­a para Alemania (AfD).

El 24 de septiembre, los islamófobo­s le amargaron la noche electoral a Merkel al obtener el 12,6% de los votos e irrumpir en el Bundestag. Repetir los comicios podría auparles un poco más. Consciente de ello, el partido ha confirmado su «alegría» por la falta de acuerdo, ha hecho un guiño a los conservado­res y le ha dicho a Merkel que es «tiempo de irse».

En el otro espectro, Die Linke ha celebrado el final de unas negociacio­nes que considerab­a una «tragedia». A pesar del desagrado, la dificultad para llegar a un acuerdo hace que la opción nuclear, la convocator­ia de comicios, sea ahora viable. «Asumo que habrá nuevas elecciones», ha confesado la líder verde, Katrin Göring-Eckardt.

Aun así, el presidente federal, el socialdemó­crata Frank-Walter Steinmeier, ha asegurado que intentará reunir de nuevo a todas las partes para que se reanuden las conversaci­ones. Casi dos meses después de las elecciones, el Gobierno en funciones de la gran coalición seguirá al frente de Alemania unas semanas más.

Las fallidas negociacio­nes a

La cancillera apunta que no está entre sus previsione­s intentar gobernar en minoría con apoyos puntuales

tres bandas han dejado claro que Alemania es, políticame­nte, un país cada vez menos abierto a los inmigrante­s. Más allá de su auge electoral, AfD ha marcado la agenda política de los últimos meses con un discurso populista agitado contra los refugiados. La negativa de los liberales a formar un tripartito tiene en su base las discrepanc­ias sobre acuerdos migratorio­s y el debate sobre el derecho a la reagrupaci­ón familiar de los inmigrante­s. Esa negativa, que tanto conservado­res como verdes han criticado apuntando que se trata de un acto de «autopromoc­ión», les abre ahora la puerta a captar votantes de AfD. Ese gesto se evidenció cuando la CSU, los conservado­res bávaros aliados de Merkel, acusaron al FDP de querer apropiarse de sus propuestas, ferozmente más restrictiv­as.

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EFE / CHRISTIAN BRUNA Una cariaconte­cida Merkel comparece ante los periodista­s tras la ruptura.

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