El fin de la asimetría fiscal
El Ministerio de Hacienda ha dictaminado finalmente que las operaciones de compraventa de objetos de segunda mano a través de internet están obligadas a pagar el impuesto de transmisiones patrimoniales. De manera que los que compran artículos a través de Wallapop, Vibbo o Ebay pagarán los mismos tributos que quienes adquieren un coche de segunda mano o cualquier otro objeto en una tienda física de artículos usados. Las transacciones entre particulares no están, pues, exentas, a pesar de las dificultades que tiene la Administración tributaria para controlarlas y perseguirlas. Con todo, hay que tener en cuenta que la única manera de resolver esa injusticia no va a ser la traslación al ámbito digital de las normas que han regido en el físico. Subsanada la asimetría, las haciendas europeas han de empezar a pensar cómo gravan fenómenos económicos y comerciales que ya no se basan en el lucro, la plusvalía o el beneficio sino en otro tipo de valores como son los de la economía circular (reaprovechamiento y reciclaje de todo tipo de materiales), la colaboración (con la activación de los excedentes de bienes o servicios) y la cooperación (en base al intercambio y no a la compraventa). Más allá de la imposibilidad de extender los controles y de los abusos de los estraperlistas que se aprovechan de las asimetrías, hay una realidad que se debe afrontar.