Criminales e impotentes
Trasobares
No somos pocos los varones consternados ante las agresiones machistas (los asesinatos, las violaciones, los acosos) y la tolerancia social que las envuelve, y la miserable ilógica que las justifica, y la triste realidad de unos tíos que de hombres no tienen nada. El juicio a La Manada o el que se está celebrando en Zaragoza por el asesinato de una mujer a manos de su marido solo son dos episodios más en medio de esta marejada terrorista. Pero en ellos se reflejan líneas de antipensamiento que pretenden, en el caso de los presuntos violadores de los Sanfermines, normalizar la agresión sexual en grupo descargando la culpa sobre la víctima, y en el del feminicida, relacionar sus 40 puñaladas con una previa e intolerable «humillación». Lo increíble es que parece existir un discurso jurídico que integra semejantes enfoques. En Pamplona, el tribunal ha actuado en esa línea, dictando medidas y aceptando pruebas verdaderamente inauditas. En la capital aragonesa, el defensor del criminal intenta demostrar que este... también ha sufrido mucho.
Estamos ante un problema tremendo y horrible. Juristas, sociólogos, psicólogos, policías y periodistas no dejamos de darle vueltas. Sin encontrar soluciones definitivas.
En el fondo de la cuestión anida la impotencia (en todos los sentidos, también en el sexual) de esos individuos que han fracasado a la hora de asumir las virtudes clásicas y positivas de la virilidad. Que no alcanzan los mejores paradigmas construidos por la épica y la lírica. Carecen de temple y de valor, de generosidad y de ternura, de generosidad y de empatía. No saben amar ni disfrutar del amor. Se aferran a lo más retrogrado y repugnante del machismo porque no les llega para aproximarse siquiera a los modelos básicos de lo que podríamos denominar hombría cabal. Y cuando las mujeres se liberan, luchan por la igualdad, o demuestran inteligencia, buena capacidad laboral o mejor rendimientonto académico, estos mierdas se refugian en imágenes supremacistas, en el consumo de pornografía y prostitución... y en la violencia.
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