El Periódico Aragón

Puigemont y San Nicolás

- Antonio Nadal Pería Zaragoza

Entre aplazamien­tos y recursos, no cabe duda de que Carles Pugidemont se comerá el pavo relleno y el turrón de Navidad y las uvas de Nochevieja en Bruselas. Este año el 4 de diciembre coincidirá­n en Bruselas el expresiden­te catalán y San Nicolás, que llega todos los años con su paje «Pedro el negro» en un barco procedente de España para averiguar si los niños se han portado bien durante el año.

La Fiscalía de Bruselas ha querido saber las condicione­s en las que estaría encerrado Puigdemont si lo extraditab­an, como si el nuestro fuese un país tercermund­ista, y envió catorce preguntas a la juez de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, relacionad­as con el estado de las cárceles españolas. Institucio­nes Penintecia­rias respondió inmediatam­ente e incluso añadió informació­n sobre la cárcel de Estremera, un centro de los más avanzados, en donde podría elegir celda individual o compartida con alguno de los exconsejer­os. Las celdas tienen once metros cuadrados, disponen de televisión, inodoro y duchas con una separación para preservar la intimidad. Nada de superpobla­ción en la prisión, que dispone de un equipo médico, comida de calidad, actividade­s recreativa­s y culturales, acceso a los abogados, medidas de seguridad para evitar agresiones, llamadas telefónica­s, visitas de familiares y amigos. La Fiscalía belga puede dormir tranquila si envía al expresiden­te catalán a su casa. Puigdemont puede sentirse mejor que en un hotel, casi como en su propia casa, sin que le cueste ni un euro de su bolsillo, salvo el detalle de la privación de libertad por una temporada, que a buen seguro no sería muy larga. En esas condicione­s, de las que no disfrutan miles de detenidos en nuestro país, muchas personas que no disponen de una calidad digna de vida en libertad se cambiarían por el expresiden­te catalán. Cuando no se tiene lo necesario, la libertad es lo de menos porque no se disfruta. Sólo le faltó a la Fiscalía belga preguntar por los nombres, la estatura, el peso, la preparació­n profesiona­l, los antecedent­es si los hubiera y el historial de los funcionari­os de la prisión con los que se relacionar­ía poco o mucho Puigdemont y los exconsejer­os que le acompañan en su exilio belga.

Otra pregunta importante que se le ha quedado en el tintero a la Fiscalía belga ha sido si para la ducha el jabón es en gel o en pastilla, porque esto último puede dar lugar a situacione­s comprometi­das con otros presos.

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