Fuera hace frío
Nadie quiere quedarse fuera del paraguas sistémico, por muchos principios que se anarbolen
Quedan apenas quince días para que empiece la campaña política más fuera de guion de la historia democrática de este país. Y los acontecimientos imprevistos se suceden de tal manera que resulta arriesgado establecer algún tipo de pauta que nos ordene la cabeza en medio de este desconcierto, pero vamos a intentarlo.
Los que me hayan empezado a leer sabrán que hablo de Cataluña, aún sin haberla nombrado, porque ahora todo es Cataluña. La ralentización del crecimiento económico, la crisis de Podemos, los Paradise Papers y hasta los espías rusos. Todo tiene una conexión con este problema de convivencia política y social, que no es más que una señal de la transición que volvemos a atravesar.
Pero a diferencia de lo pronosticado por muchos, nadie quiere quedarse fuera del sistema, y las elecciones autonómicas no van a ser ni plebiscitarias, ni de frentes identitarios si no que serán, como todas, una carrera para alcanzar las mayores cotas de poder posible. ERC acude en solitario, porque es la principal candidata al triunfo, y deja abandonado al PDECat, ahora en su versión Junts per Catalunya que ya elabora una estrategia para las municipales y las CUP, las considera ilegítimas pero se presenta para participar del proceso previsto por el Estado español al que repudia abiertamente. La misma actitud mantienen los diputados y senadores independentistas con representación en las Cortes Generales, están pero no participan, recriminan pero no proponen.
Nadie quiere quedarse fuera del paraguas sistémico, por muchas declaraciones, manifiestos o principios que se enarbolen. Al final la fila para entrar es la misma que en otras ocasiones, para cumplir y hacer cumplir una constitución, envejecida, inmovilista y coja en el desarrollo autonómico, pero que ha permitido en los peores años de nuestra democracia, con la violencia de ETA, todos los partidos políticos tuvieran representación institucional (a excepción de Batasuna en el 2004). Y a mí todo esto me parece una buena noticia.
Cuánto más inclusivo sea nuestra sistema, cuántos más actores políticos permanezcan dentro del marco institucional, más representativo será de lo que ocurre en las calles, en el silencio de las conversaciones en los lugares de trabajo o en los bares. Y para hacer política hay que contar con todos, con todos aquellos que cuentan con apoyo social, por incomprensible que nos parezca en algunas ocasiones. La realidad social y política de este país es la que es, y nuestros deseos no son suficientes para ignorarla o despreciarla.
Muchos de los lectores recordaran las palabras de en un mitin en San Sebastian en una campaña con tregua de ETA, que contestaba a los gritos de la izquierda abertzale: «Gritar más que gritáis poco, porque mientras gritáis no mataréis y es buena señal». A Ernest Lluch le mataron para que no pudiera ver el final de la historia, en un macabro castigo a la convivencia y al diálogo que él defendía, pero que como en los mejores relatos al final se impuso.
Sí hemos sabido como país vencer al terrorismo y volver a los cauces de la negociación y el acuerdo ¿Alguien duda que no vamos a poder superar el procés y todas sus derivadas y encontrar un camino hacia la normalización política?
La brecha abierta por la ilegalidad de las actuaciones de la Generalitat parece que está empezando a cerrarse.
El Gobierno de la nación, que por cierto impuso sin grandes dificultes la aplicación del 155 entre la propia Administración Catalana, cuando algunos preveían toda clase de levantamientos e insurrecciones, quiere una salida rápida y lo menos invasiva posible a este conflicto. La asunción de la causa por el Tribunal Supremo, con una posible salida de prisión de los exconsellers antes de Navidad en espera de juicio, normalizará más este proceso electoral.
El PP está dispuesto a asumir que tras el 155, su posición en Cataluña pasa a ser irrelevante, el PSC se postula como estratégico para la composición de un nuevo gobierno de carácter transversal (si las cuentas dan),Catalunya sí que es pot tendrá que recuperarse del medicamentazo y Ciudadanos, el segundo partido en encuestas tiene una política de alianzas de muy poco recorrido. Y mientras tanto
en Bruselas. Ahí sí hace frío, y con una difícil vuelta a España sin pasar por prisión, porque el riesgo de fuga aquí sí está contrastado.
El 21-D empieza la Season 2, volverá a ser líder de audiencia, la veremos en las cadenas oficiales, pirateadas o desde servidores extranjeros.
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