El ángel de Jorge Miramón
El zaragozano del Reus sufrió un grave accidente de bici a los 12 años, cuando la milagrosa aparición de una médico evitó una tragedia mayor «No sé qué hubiera pasado si no hubiese aparecido...», dice
La vida de Jorge Miramón pendió de un fino hilo durante unas vacaciones en el Cañón de Añisclo. Ahí pasaba varias semanas junto a sus padres en un cámping ubicado por esa zona, donde disfrutaban de una atmósfera envuelta de paz y tranquilidad. Ese territorio del Pirineo aragonés nutrido por el río Bellos siempre quedará marcado en su mente, ya que fue en una calurosa tarde de excursión por esta geografía donde sufrió un accidente que pudo haber tenido consecuencias de gran perjuicio para la integridad de aquel joven que apenas tenía doce años de edad.
A los 12 años, Jorge iba con sus amigos en bici por la carretera. Ponían rumbo a la montaña para disfrutar de un día de escapada. Ya sumergidos en plena bajada sufrió un serio percance en su bicicleta. Perdió la estabilidad y se desvió hacia su lado izquierdo, donde se encontraba un cúmulo de rocas. Su cabeza impactó con virulencia contra aquella pared escarpada, desplomándose en el suelo tras el potente impacto. El rostro de sus amigos se quedó pálido como el talco al ver cómo Jorge estaba en el suelo casi inconsciente y con su cabeza desprendiendo sangre a borbotones. Estaban solos en la montaña y en una situación crítica. De pronto llegó la figura que impediría una tragedia aún mayor.
Un coche se detuvo en las inmediaciones al presenciar este suceso. Se trataba de una señora que pasó por el sitio adecuado en el momento idóneo, aunque
«Me implantaron una placa en el cráneo. Me costó adaptarme, remato de cabeza con el lado contrario»
lo más sorprendente fue que se trataba de una médica. Su asistencia a Jorge fue indispensable para mantenerlo estable hasta que llegó el helicóptero de la Guardia Civil que le trasladó al hospital. «Con la de sangre que me estaba saliendo no sé qué me hubiera pasado. Yo estaba conmocionado y apenas podía estabilizarme», comentó Jorge. La figura de la médico fue salvadora, se apareció de forma providencial, como un ángel. Parecía que el destino lo tenía planeado. «No sabíamos dónde estaba el hospital y apareció esa mujer. No creo en los ángeles, pero de no ser por ella...».
El golpe le fracturó parte del cráneo y le astilló parte del hueso.
El futbolista del Reus jugará este sábado contra el Zaragoza, donde coincidió con Ander Herrera
Permaneció más de veinte días en el hospital, y le implantaron una placa metálica en el lado izquierdo de su cabeza. «Podía haberme quedado con graves patologías si el cerebro hubiera sido afectado». Este suceso le invadió de miedo al jugar, y hasta hace poco no se atrevía a rematar de cabeza. «Ahora lo hago sin problemas, aunque siempre con el lado opuesto a donde está la placa», comenta Miramón.
Vuelta a casa
Ese chico que tuvo que dejar el fútbol por un año debido al accidente regresa a su casa, volverá a pisar el césped de La Romareda el sábado. Miramón fue otro canterano más que tuvo que salir del club de su ciudad para hacerse un hueco en otro lugar. Su papel en las categorías inferiores del Real Zaragoza era destacado, tal era su presencia que muchas veces su compañero de equipo Ander Herrera tenía que quedarse en el banquillo.
Su progresión no contó con las oportunidades que hubiera requerido, apenas contó con unos minutos en el Trofeo Lapetra ante el Lazio. «Yo subía a entrenarme con los mayores y se te caía la baba, había estrellas», comenta Jorge. Ahora regresará bajo la elástica rojinegra del Reus, un club donde ha logrado conseguir estabilidad, aunque sea en la posición de lateral derecho. Una demarcación que ocupa gracias a Natxo González: «Él confió en mí para jugar ahí, le debo mucho. Será bonito regresar a Zaragoza, es mi casa». Será un partido de reencuentros, una cita especial para un Jorge Miramón que ha luchado hasta la extenuación para disfrutar del fútbol español.