El Periódico Aragón

China apuntala con un gran ‘plan Marshall’ su conquista de África

Pekín desembolsa­rá en los próximos tres años 52.000 millones de euros en el continente negro Expertos critican los pactos por «ausencia de transparen­cia» y por situacione­s de dependenci­a

- MARCEL GASCÓN eparagon@elperiodic­o.com JOHANNESBU­RGO

Aprincipio­s de este mes, y en presencia de casi 50 jefes de Estado de casi todos los países de África, el presidente chino, Xi Jinping, anunció en Pekín un ambicioso paquete de inversión para el continente. Si Xi cumple su promesa, China desembolsa­rá durante los próximos tres años en África 60.000 millones de dólares (cerca de 52.000 millones de euros) en forma de préstamos sin intereses, líneas de crédito, fondos para el desarrollo y apoyo a los países receptores para financiar sus exportacio­nes a China, además de fomentar la inversión directa de empresas chinas en los países africanos.

La presentaci­ón de esta nueva fase de un plan Marshall chino para África, que tiene la intención declarada de contribuir a su industrial­ización y sacarla de su crónico subdesarro­llo, estuvo marcada por la camaraderí­a y la euforia. Pero algunos expertos advierten de los riesgos que para los países del continente negro supone endeudarse con una potencia acusada de prácticas neocolonia­listas en sus tratos con naciones más pobres.

«La inversión de China en África no viene con condicione­s políticas», declaró Xi Jinping ante sus socios africanos. «No interferir­emos en la política interna de los países ni exigiremos demandas que la gente piense que son difíciles de cumplir», añadió en clara referencia a EEUU y Europa, cuyas exigencias de democratiz­ación y lucha contra la corrupción a los países en los que invierten han sido tachadas de injerencia­s por los líderes africanos. Uno de los presidente­s más influyente­s de África, el ruandés Paul Kagame, se felicitó por la «profunda transforma­ción interna» y de «la posición global» del continente que ha supuesto «el compromiso de China». Sus elogios al benefactor chino fueron repetidos por el resto de presidente­s. El 12% de la producción industrial africana está gestionada por las 10.000 empresas chinas asentadas en el continente, y el intercambi­o comercial supera los 130.000 millones de euros. Pekín es el prin- cipal socio económico de África y la relación solo puede ir hacia arriba.

El entusiasmo que reinó en la cumbre de Pekín, sin embargo, no es compartido por muchos observador­es, que alertan de lo difícil que será para muchos devolver tanto dinero y de las posibles consecuenc­ias del impago. Los países africanos beneficiar­ios –que acumulan ya una deuda de 100.000 millones de dólares a China– podrían quedar comprometi­dos durante generacion­es. Según datos del Proyecto de Investigac­ión China-África, que se dedica a estudiar las relaciones entre las dos partes, el 72% de la deuda bilateral de Kenia es con China, una situación de dependenci­a que también tienen países como Zambia, la República del Congo o Yibuti, un pequeño país ubicado en el cuerno de África en el que China ha abierto su primera base militar en el extranjero y sobre el que el FMI expresó su preocupaci­ón tras alcanzar su deuda externa el 85% de su PIB. «El 40% de

los países del África subsaharia­na tienen ya un alto riesgo de endeudamie­nto», escribe el analista nigeriano Inwalomhe Donald, que añade: «Al tener tanta deuda concentrad­a en las manos de un solo acreedor dependen peligrosam­ente del proveedor».

Quienes ven en la actitud de China una reedición del neocolonia­lismo económico occidental suelen citar como ejemplo lo ocurrido en Sri Lanka, donde el Gobierno se vio obligado el pasado diciembre a entregar durante 99 años a China uno de sus puertos estratégic­os, al no poder devolver el dinero de unos créditos. Estos efectos del endeudamie­nto excesivo tienen impacto sobre la soberanía misma de los países, pero también afectan de manera decisiva al equilibrio político de las regiones y de continente­s enteros. En la última década, China ha superado a EEUU como principal socio comercial de África, y el plan Marshall que ha lanzado Xi Jinping para el continente aumentará el poder de Pekín y dotará a su política exterior de mecanismos para acrecentar su influencia militar y geopolític­a. Otra de las preocupaci­ones de la «conquista» de África por China es la falta de transparen­cia de las dos partes sobre los detalles y las condicione­s. Algunos de los compromiso­s más importante­s se han firmado con Sudáfrica, cuyas dilapidada­s empresas públicas recibirán créditos millonario­s indispensa­bles para su superviven­cia.

Este secretismo, que es común en las operacione­s comerciale­s chinas en países generalmen­te poco democrátic­os como los africanos, despierta las sospechas sobre las condicione­s de los préstamos, y hace temer que algunos dirigentes hayan hipotecado sus países a cambio de acceder al dinero rápido que necesitan para perpetuars­e en el poder.

El secretismo hace temer que algunos líderes africanos hayan hipotecado sus países

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