El Periódico Aragón

La reportera ‘progre’

Este miércoles se cumplen tres décadas del estreno de ‘Murphy Brown’, que regresa como respuesta a los ataques a la libertad de prensa en EEUU y adaptada a los cambios en el periodismo

- JUAN MANUEL FREIRE eparagon@elperiodic­o.com MADRID

En su fabuloso ensayo Dueñas del show. Las mujeres que están revolucion­ando las series de televisión –que llegará a España en enero, publicado por Alpha Decay–, la periodista y crítica de tele Joy Press señala hacia la doble irrupción de Murphy Brown y Roseanne como kilómetro cero de la reciente explosión de series protagoniz­adas y creadas por mujeres.

Ahora quizá no parezca un personaje tan rompedor, pero con su llegada a la tele en 1988, hace el miércoles 30 años, Murphy Brown modificó todas las convencion­es sobre lo que podía y no podía ser una heroína televisiva. Brown era gozosament­e sulfurosa, en lugar de servil. Ya estaba en los 40, no en los 20 o 30. Se había concentrad­o cio productor Joel Shukovsky estuvieron al frente de la nave. La cuarta fue especialme­nte explosiva por muchos motivos. Empezaba con Brown decidiendo qué hacer con la criatura engendrada durante un lío de una noche con un ex. Al final del primer (doble) capítulo decidía quedarse el niño. Y la derecha no quedó contenta ni así. Un día después de emitirse el capítulo del parto, el 19 de mayo de 1992, el vicepresid­ente Dan Quayle cargó en un discurso tristement­e famoso contra los supuestos efectos nocivos de Murphy Brown sobre la sociedad estadounid­ense. Según Quayle, los disturbios de Los Ángeles se debían a la erosión de los «valores familiares» en los barrios pobres, de la que tenía culpa gente como Brown, por «burlarse de la importanci­a de los padres al criar un niño a solas». La guerra entre la llamada élite cultural y la América del interior se puso tan seria que Bergen tuvo que buscarse un escolta. Hubo un gran contraataq­ue desde la propia serie: en el primer capítulo de la quinta temporada, Brown recordaba a Quayle, desde el plató de FYI, que «familias hay de todas las formas y todos los tamaños». Aquellas dos series-terremoto de las que hablaba Joy Press, Murphy Brown y Roseanne, han vuelto a irrumpir en el 2018 como secuela tardía. Con políticas bastante distintas: la segunda estaba (ha durado poco, gracias a Twitter) liderada por una reconocida partidaria de Trump, mientras que la primera es una respuesta directa a los ataques del presidente a la libertad de prensa. Estrenada en CBS el 27 de septiembre, cuenta el regreso de Brown a la tele para liderar un programa que coincide en franja horaria matinal con el de su hijo Avery (Jake McDorman), ya crecidito y convertido en única voz liberal de una cadena de derechas.

A sus 70 años, English, que vuelve como guionista, sabe captar el pulso absurdo y rápido de los tiempos: el clímax del primer episodio es una guerra de tuits en directo de Brown contra Trump.

Contra Trump

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RICHARD SHOTWELL AP
 ??  ?? Arriba Candice Bergen en la presentaci­ón de la serie, y abajo, la misma actriz en los años 80 como Candice Brown.
Arriba Candice Bergen en la presentaci­ón de la serie, y abajo, la misma actriz en los años 80 como Candice Brown.

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