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Los zaragozanos salen a la calle con todo su ‘arsenal’ invernal para disfrutar de la nieve e inmortalizar la inédita estampa de la ciudad, pese a las recomendaciones de no salir de casa
Estampa
La espera mereció la pena. La borrasca Filomena lleva avisando varios días de que llegaría a todo el país, y al final cumplió con lo prometido. Tardó en llegar hasta la capital aragonesa, mientras que en Teruel llevan ya días y años soportando temporales de frío y nieve, también Huesca está acostumbrada a ver unos decorados cubiertos de blanco. Y claro, a pesar de las recomendaciones de las autoridades de salir a la calle solo para lo imprescindible, los zaragozanos no quisieron dejar pasar la oportunidad de inmortalizar una estampa histórica para la ciudad. Nevó en el 2018, pero no lo hacía en semejantes magnitudes desde el 2005.
Todo el mundo con el móvil en la mano, saliendo a la puerta de casa, asomándose a la ventana, vistiendo trajes de invierno y aventurándose a salir a calle. Las redes sociales se llenaron de imágenes de Zaragoza nevada, hasta el punto de que se convirtió en
Orillas del Ebro trending topic en Twitter. Estuvo de moda. También los hubo quienes afrontaron tremendas dificultades por el temporal, que le pregunten a quien trató de salir del garaje con su coche por una rampa en Valdespartera, que acabó restregando el vehículo con el muro y acabó haciéndose viral en internet.
Pero además, quien salió a pasear ayer por las calles de la milenaria Cesaraugusta cubierta de blanco, pudo ver muñecos de nieve, hacer guerras de bolas, cubrir a las figuras de la plaza del Pilar con un manto blanco, y a otros a quitárselo. Las fuentes se congelaron, la de Puerto Venecia ya no era la única pista de hielo en la capital. Zaragoza se transformaba en la viva imagen de un pueblo pirenaico.
Los pequeños alucinan
Si para los mayores el temporal fue alucinante, los más pequeños creían que estaban soñando: «Mamá, está lloviendo blanco», le decía un niño a su madre. O también los perros, acostumbrados a todo tipo de temperaturas en la ciudad, estaban fascinados con lo que había lle
Disfrute
(( - gado a la capital. «Mis perritos nunca habían visto la nieve y están asustados», reía una mujer en la cola de una panadería de La Magdalena, que compartía ilusionada sus impresiones con sus vecinos.
También hubo otros protagonistas, los servicios de limpieza que desde primera hora de la mañana estuvieron echando sal en las aceras
Plaza del Pilar
y calzadas para evitar los resbalones, que los hubo, o conseguir que el tráfico fuera más fluido. Pero con el asfalto casi intransitable, el trineo se convirtió en el vehículo más popular. ¡Hasta flotadores se vieron! También alguno se atrevió con tablas de snowboard o esquís, en las riberas del Ebro o parques (a los que acudían pese a estar oficialmete cerrados), o para pasear. Cualquier pendiente era buena para lanzarse. Ya que el confinamiento provincial impide ir a las estaciones de esquí, que estas vengan a Zaragoza, debían pensar. Algún atrevido con sus esquís y sus palos en mitad de la plaza del Pilar, sin vergüenza alguna, que esto solo pasa una vez cada muchos años. Otro de los enclaves de la ciudad, la pendiente del Rincón de Goya en el Parque Grande, nada tuvo que envidiar ayer --y hoy seguirá-- a las inmensas caídas de Candanchú, Astún, Formigal o Cerler. Un recinto, el de José Antonio Labordeta, que por otro lado era lo mismo que cruzar el muro de Juego de Tronos, entre el aire y la nieve.
Para muchos, será la primera vez que vea un temporal de estas características. La borrasca no defrauda y ha permitido asistir y disfrutar de la originalidad de los zaragozanos cuando el mal tiempo arrecia. Más aún después de un año tan complicado y que tantas desgracias ha traído por el covid.
Estos son algunos de los momentos imborrables que dejó la primera jornada de nieve, que seguirá hoy, presumiblemente, con mayor intensidad, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Pero lo que está claro es que Filomena ya forma parte de los álbumes fotográficos de todos los aragoneses y zaragozanos, porque nadie quería perderse algo histórico para la ciudad.