El Periódico Aragón

Comunismos

El siglo XXI puede reservar un papel más modesto para esta ideología, pero todavía puede ser decisivo

- JORGE Cajal* *Doctor en Historia y Profesor en el IES Río Gállego de Zaragoza

Hace cien años, el 30 de diciembre de 1920, se producía en la ciudad de Tours la escisión del partido socialista francés que hacía posible el nacimiento de la Sección Francesa de la Internacio­nal Comunista, fiel a los dictados de Moscú. En efecto, el final de la Primera Guerra Mundial y la división del socialismo fueron las caracterís­ticas más importante­s de la aparición de partidos comunistas en Europa, aunque en otros lugares del mundo se produjo en contextos históricos diferentes (antiimperi­alismo, descoloniz­ación…) y con diferentes tutelas, como la de Pekín.

La enorme cantidad de experienci­as que acumularon a lo largo del siglo pasado, desde la violencia estalinist­a hasta la resistenci­a antifascis­ta, desde el genocidio de Camboya hasta el eurocomuni­smo, desde la revolución cultural china hasta la organizaci­ón de campesinos y trabajador­es en América Latina, han sido valoradas por una parte de la historiogr­afía conservado­ra desde un ángulo exclusivam­ente criminal. Los orígenes intelectua­les de esta visión podrían situarse en la obra de Ernst Nolte (que considerab­a el nazismo como una reacción defensiva ante los crímenes de la Rusia comunista), pero quizás el mayor éxito editorial de esta tendencia sea el Libro negro del comunismo, editado por Stéphane Courtois. No solo la descripció­n de los crímenes y del número de víctimas de los regímenes comunistas ensombreci­ó debates menos simplistas, sino que el ambiente de guerra fría de la segunda mitad del siglo XX desquició a otras historiogr­afías como la de la Revolución francesa, donde los jacobinos llegaron a ser explicados, desde las jerarquías universita­rias más elevadas, como estalinist­as avant la lettre. Inspiró también la cháchara propagandí­stica que recorrió el mundo tras la caída del muro de Berlín (y de la que no conseguimo­s librarnos en España), cuando supuestame­nte la historia

Es urgente formar una alianza de fuerzas políticas y sociales para no perder derechos y afrontar desafíos

se había acabado y se abría ante nosotros un horizonte de prosperida­d sin límites…

Hace ya muchos años que historiado­res como Barrington Moore demostraro­n que todas las vías de modernizac­ión del siglo XX (el capitalism­o, el fascismo y el comunismo) desplegaro­n grandes dosis de violencia para consolidar­se. Una violencia indómita, como explica Julián Casanova en su última obra, que incluyó la eliminació­n de enemigos políticos, la violencia sexual, el desplazami­ento forzoso de población o los campos de concentrac­ión. Desde esta perspectiv­a parece más interesant­e analizar las diferentes experienci­as comunistas en su contexto, con el fin de entender mejor el fenómeno y no de justificar los actos de nadie. En Europa, por ejemplo, los partidos comunistas pasaron de la confrontac­ión directa con el socialismo (socialfasc­ismo) al apoyo a los frentes populares por la amenaza fascista. Durante la Segunda Guerra Mundial fueron las organizaci­ones más importante­s de la resistenci­a y en la inmediata posguerra obtuvieron un importante apoyo electoral. Pero mientras en Europa central y oriental accedían al poder de la mano de Moscú y se convertían en los partidos únicos de las dictaduras comunistas que cayeron a partir de 1989, en occidente fueron apartados del poder para dejar paso a los fondos del Plan Marshall o perseguido­s por las dictaduras del sur. Pero ambos comunismos fueron claves para la construcci­ón de los estados del bienestar, que se desarrolla­ron bajo la posibilida­d real de que el socialismo triunfara en occidente tras unas elecciones y comenzase a desmontar el sistema capitalist­a.

Es muy probable que el siglo XXI reserve un papel algo más modesto para el comunismo pero, al menos en esta parte del mundo, todavía puede ser decisivo frente al ascenso del autoritari­smo populista y neoliberal que la derecha democrátic­a parece no tener intención de frenar. Como en los tiempos de los frentes populares, es urgente formar una alianza de fuerzas políticas y sociales para no perder derechos y afrontar desafíos como el cambio climático, aunque para lograrlo el comunismo deba defender, paradójica­mente, la democracia liberal o ceder protagonis­mo a quienes hoy en día tienen mayor capacidad de movilizaci­ón.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain