El Periódico Aragón

Bloqueo al felón de la Casa Blanca

Las grandes plataforma­s digitales mandan más que los propios gobiernos

- JOAQUÍN Rábago*

Después de haber hecho un suculento negocio durante años con la presencia en las redes sociales de Donald Trump y los fanáticos del culto trumpiano, Twitter y Facebook han decidido finalmente bloquear al felón de la Casa Blanca.

Muchos elogian el paso dado por las dos plataforma­s de la costa este de EEUU mientras que otros critican lo que suena a oportunism­o de última hora, como el mostrado por tantos legislador­es republican­os que abandonan el barco cuando está a punto de hundirse.

El problema es complejo como se deduce del hecho de que hayan criticado a Twitter por atentar contra un derecho fundamenta­l como es la libertad de expresión tanto la canciller federal alemana, Angela Merkel, como el disidente ruso Alekséi Navalni.

Otros políticos alemanes, como uno de los tres aspirantes a presidir el partido cristianod­emócrata y actual presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Bundestag, Norbert Röttgen, se han mostrado, sin embargo, de acuerdo con el bloqueo de Donald Trump.

En su opinión, las plataforma­s no tenían más remedio que reaccionar ante el gravísimo ataque a las institucio­nes democrátic­as que supuso el llamamient­o del presidente a sus seguidores para que marcharan sobre el Capitolio e intentaran impedir la certificac­ión del demócrata Joe Biden como su sucesor en la Casa Blanca.

Lo que está claro es que, como apunta algún medio, Twitter y Facebook se han mostrado frente a Donald Trump más eficaces que la propia Constituci­ón norteameri­cana, de la que el republican­o ha hecho continuo escarnio durante cuatro años.

Lo ocurrido ahora con el político más poderoso del planeta muestra claramente el poder excesivo adquirido por esas y otras grandes plataforma­s digitales que no son sino empresas privadas pero parecen mandar más que los propios gobiernos.

No son esas en ningún caso institucio­nes legitimada­s democrátic­amente como los Parlamento­s y deben –o deberían– por tanto atenerse a las decisiones del poder legislativ­o allí donde operan y estar también sometidas a la acción de los tribunales.

Esta vez ha tocado a Trump, un déspota y narcisista totalmente indigno de presidir un país que tanto presume de ser líder del «mundo libre», pero ¿quién nos dice que mañana no decidan bloquear a cualquier organizaci­ón o individuo que, por las razones que sea, no convengan a sus intereses?

Twitter, Facebook y sus equivalent­es del sector digital pretenden ser solo plataforma­s y se niegan a asumir, a diferencia de los medios tradiciona­les, toda responsabi­lidad por los contenidos que se difunden por sus canales.

Lo han demostrado con creces tolerando hasta el último momento las mentiras y teorías conspirati­vas propagadas continuame­nte por Trump y sus descerebra­dos y fanáticos seguidores.

¿No será la decisión de bloquear al republican­o en los últimos días de su bochornosa presidenci­a simplement­e una treta para intentar frenar eventuales intentos reguladore­s de su sucesor y de los propios gobiernos europeos? =

*Periodista

Deberían estar

sometidas al poder legislativ­o allí donde operan y a los tribunales

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