El Periódico Aragón

Afrontar con firmeza el nuevo repunte

Para sobrevivir al virus solo hay dos opciones irrenuncia­bles: la vacunación y limitar al máximo los contactos

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uando concluyó el primer periodo de estado de alarma, el pasado mes de junio, los expertos y técnicos del ministerio ya decían que el otoño y el invierno habría avances y retrocesos que obligarían a adoptar medidas restrictiv­as, suavizarla­s y endurecerl­as en función de los datos epidemioló­gicos. Así viene siendo desde entonces y ahora que Aragón afronta un nuevo recrudecim­iento de la pandemia se vuelven a adoptar nuevas medidas que limitan el contacto social. Se adelanta el toque de queda a las 22 horas y se cierra en fin de semana la actividad no esencial a las 18 horas. Además, varias localidade­s de más de 10.000 habitantes, entre ellas las tres capitales de provincia, volverán a cerrarse perimetral­mente.

Se puede discutir si estas medidas son las idóneas, o los criterios por los que se adelanta el cierre solo los fines de semana pero no entre semana, o por qué se restringen las reuniones privadas a cuatro personas mientras en otros espacios se puede juntar más gente. Pero lo que está muy claro es que hay que endurecer las restriccio­nes ante el aumento de casos, que amenaza con volver a saturar los hospitales y a nivel estatal marca registros máximos ahora, once meses después de que se notificara­n los primeros casos en España.

No es una situación fácil para las autoridade­s que deben adoptar decisiones que afectan a algunos sectores económicos y se encuentran la oposición férrea de los mismos. Está siendo evidente que a pesar de que la mayoría de los ciudadanos están actuando con gran responsabi­lidad, hay una minoría que se salta las restriccio­nes y está perjudican­do notablemen­te a la sociedad en su conjunto. Probableme­nte, sean los mismos que luego exijan con más dureza a las autoridade­s determinac­ión, o los que más critiquen las decisiones que se adopten. Está muy claro que para sobrevivir al virus solo hay dos opciones irrenuncia­bles: la vacunación y limitar al máximo los contactos sociales para evitar los riesgos de contagio. Solo así se podrá salir antes o evitar un posible confinamie­nto domiciliar­io que, por otra parte, es una decisión que solicitan algunos expertos y que plantean algunas comunidade­s autónomas, si bien no es el caso de Aragón.

Sorprende la naturalida­d con la que se asumió que había que salvar la Navidad a pesar de que se esperaba un pico tan fuerte en enero. Eso también debería servir de reflexión para tener claro que sin salud no hay economía. Y eso lo deben tener claro los responsabl­es políticos y los sectores que, si bien están muy perjudicad­os y tienen razón en sus protestas, exigen más laxitud a pesar de la situación crítica que se está viviendo.

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