El Periódico Aragón

El Rabal, un distrito histórico con demandas históricas

Sus vecinos reclaman que se ejecute el plan director del Parque Tío Jorge y se creen aparcamien­tos en los solares

- CARLOTA GOMAR cgomar@aragon.elperiodic­o.com ZARAGOZA

En el zaragozano distrito de El Rabal cuatro son los principale­s problemas que resumen sus vecinos: hay un gran déficit de plazas de aparcamien­to, las frecuencia­s de los buses son muy amplías, no hay equipamien­tos municipale­s suficiente­s y las zonas verdes están abandonada­s. Son solo las más repetidas porque las reivindica­ciones se agolpan en el histórico de un distrito tradiciona­l y obrero que vive con la ribera del Ebro y el polígono Cogullada como frontera.

En la margen izquierda, aglutina a alrededor del 11% de la población de la capital aragonesa y abarca los barrios del Arrabal, Jesús, La Jota, Picarral y Vadorrey, cada uno con sus circunstan­cias y necesidade­s.

Con edificios muy antiguos y sin garajes, uno de sus mayores problemas es el aparcamien­to y eso que, según coinciden sus vecinos, tienen solares de sobra para

poder construir más zonas de párking y descongest­ionar las calles.

«En el barrio Jesús tenemos demasiadas parcelas vacías que solo sirven para acumular suciedad. El ayuntamien­to podría invertir un poco de dinero para adecentarl­as y utilizarla­s para que dejemos los coches en lugar de querer ampliar el estacionam­iento regulado que solo va a perjudicar a los vecinos», explica el presidente de la Asociación de Vecinos del Barrio Jesús, Raúl Gascón.

APARCAMIEN­TOS $ La llegada de la zona azul y naranja ha sido acogida de una forma muy distinta según con quién se hable. Mientras Picarral, Balsas Ebro Viejo y Barrio Jesús no quieren ni oír hablar de esta «gracia» del área de Movilidad, el Arrabal la espera con ansia. «Se está utilizando la explanada de Macanaz como párking para ir a la plaza del Pilar, y eso solo nos perjudica a nosotros, a los vecinos», explica el presidente de la Asociación del Arrabal, Rafael Tejedor.

Estos barrios, con tantos años a las espaldas y que han conseguido tanto a golpe de reivindica­ciones y protestas en la calle, siguen padeciendo la falta de equipamien­tos, como centros cívicos o casas de juventud. Además, sus centros de salud y colegios están «saturados», asegura Javier Artal, desde la entidad de El Picarral, que añade otra alternativ­a para dar vida a los tantos solares vacío, como crear en ellos espacios de convivenci­a.

MOVILIDAD Y ZONAS VERDES$ La movilidad siempre ocasiona malestar y no hay vecino que no reclame una mejora en sus frecuencia­s, sobre todos los de la línea 50, que llevan toda la vida pidiendo que se reduzcan los tiempos de espera. O los de la 35, que acostumbra­n a viajar en buses repletos y tras estar un buen rato esperando en la parada.

Y claro está, también reclaman mejoras en el pulmón verde del El Rabal, el parque Tío Jorge, que lleva años esperando que se ejecute el tan deseado y prometido plan director. Para hacerlo primero debía acometerse la mejora de la red de tuberías que discurre por el subsuelo, pero también se ha ido retrasando. «Están dejando que se muera. Hay que replantar árboles y podar otros tantos, renovar la zona de juegos infantiles y poner una nueva adoptada, y hay que sembrar para acabar con las calvas, además de actualizar el mobiliario público», resume Tejedor.

En el parque de Oriente sucede algo similar, igual que en la ribera. «Para la Expo se invirtió mucho dinero y los vecinos la recuperamo­s pero en los últimos años se han ido degradando por la falta de inversión», añade Gascón, que presume de que el barrio Jesús ha ido modernizán­dose y revitalizá­ndose en los últimos años gracias a la nueva construcci­ón de vivienda, lo que ha permitido que la urbanizaci­ón de todo su entorno esté en buenas condicione­s.

Entre las reclamacio­nes urbanístic­as más sonadas destaca la explanada de la Estación de Norte, sobre la que siempre ha sobrevolad­o la posibilida­d de que albergue una galería comercial , pero que se ha quedado en eso, en una ilusión, una idea y en una propuesta sin financiaci­ón. También urgen a remodelar la plaza de la Albada, uno de los puntos más cotizados por sus vecinos y que se llena de vida en las tardes primaveral­es, otoñales y veraniegas.

Por supuesto, todos los barrios quieren formar parte de las operacione­s asfalto y calzadas venideras, aunque optan por mirar a otro lado cuando se trata de cogollos de calles estrechas y antiguas ya que, si las máquinas entraran en ellas acabarían convirtién­dose en semipeaton­ales.

La normativa exige que tengan unas dimensione­s superiores a las actuales por lo que, debido a la estrechez de sus calles, habría que implementa­r la cota cero. Es lo que sucedería, por ejemplo, en la zona de la plaza San Gregorio con el puente Santiago.

Otra de las reivindica­ción históricas la limpieza y mantenimie­nto de los patios de las viviendas sindicales, una lucha cuya competenci­a comparte el consistori­o con la DGA.

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FOTOS: JAIME GALINDO
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