Una década esperando los 111 bienes
El Museo Diocesano de Barbastro-Monzón está «listo» desde hace 10 años para el retorno Si las obras llegan el 15 de febrero, se analizarán y restaurarán si fuera necesario
Han pasado 25 años desde que comenzó el litigio por el arte sacro del Aragón oriental y, casi por primera vez en este cuarto de siglo, aunque todavía con prudencia, hay una fecha que aviva la esperanza del regreso de los 111 bienes. El 15 de febrero es el día fijado por el juez de Barbastro para que se produzca la ejecución provisional de la sentencia que obliga a Lérida a devolver las obras de arte. En el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón, destinatario final de estos bienes, están preparados para recibirlos «desde el minuto uno, hace diez años», cuando la institución abrió sus puertas el 15 de diciembre del 2010 para dar cabida a todas las piezas y mejorar las condiciones de la instalación, que por entonces se ubicaba en las sacristía de la Catedral de Barbastro. Entonces se diseñó el discurso museístico contando con los bienes que siguen, a día de hoy, en el Museo de Lérida.
«Cuando el museo surge, lo hace ya con un hueco reservado para una selección de estas piezas, que se pensó que podían ir a la exposición permanente», explica María Puértolas, subdirectora y restauradora del Museo Diocesano de Barbastro-Monzón.
Si llegan las obras --en Barbastro siempre se habla en condicional cuando surge el asunto de los bienes-el 15 de febrero, el museo ya tiene previstos todos los protocolos. «Cuando lleguen las piezas, tienen que estar unos días inmovilizadas para que se adapten a las condiciones de temperatura y humedad del museo. Después, se debe analizar cómo están. Es un proceso de mantenimiento y conservación», explica Ángel Noguero, párroco director del centro y responsable de Patrimonio de la diócesis de Barbastro-Monzón. Una vez que las 111 piezas sean analizadas, «se evaluarán futuras acciones con ellas, tanto la exposición como lo que se considere oportuno», añade Puértolas.
Por eso, si las piezas llegan a Barbastro dentro de un mes, tardarán un poco más de tiempo en poder ser exhibidas. «Es un proceso que no es inmediato, y el tiempo que pase entre la llegada y la exposición de los bienes dependerá de los especialistas. No solo hay que traerlos y mantenerlos, hay que ver en qué situación se encuentran», reflexiona Noguero. No en vano, el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón cuenta con un taller de restauración propio con profesionales en la materia que serán los encargados de controlar todos estos procesos.
«La recuperación de obras y su restauración es uno de los pilares del museo. Más de cien piezas se han restaurado en diez años. Y también damos soporte para el patrimonio de la diócesis e incorporamos a la colección piezas que estaban en riesgo», explica la subdirectora y restauradora del centro. Además, realizan labores de mantenimiento «preventivo» todo el año, con una acción especial en la que cierran sus puertas al público. Este año, la clausura está prevista del 19 al 22 de enero.
Aunque algunos de los 111 bienes eclesiásticos ya están preseleccionados para formar parte de la (( ((
Ángel Noguero
«El día del retorno me acordaré de todos aquellos que tenían ilusión en vivirlo y ya no están»
DIRECTOR DEL MUSEO SUBDIRECTORA Y RESTAURADORA
exposición permanente, compuesta en la actualidad por 300 obras, y se puede ver su hueco reservado al visitar la instalación, esta selección inicial puede cambiar. «Es un volumen de piezas importante y esa primera muestra se puede ir cambiando o rotando, en función de cómo lleguen las obras o de las decisiones de exposición futuras», añade Puértolas. También está sobre la mesa la posibilidad de realizar muestras itinerantes por los distintos municipios de la diócesis. Y es que los 111 bienes proceden de 43 parroquias del Alto Aragón. Desde Barbastro recuerdan que a día de hoy, el Museo de Lérida solo expone una veintena de los 111 bienes. «Es patrimonio de Aragón», insiste Noguero. A nivel artístico, recuerdan, «hay muy buenos ejemplos de obras románicas y de estilo gótico: frontales, restos de retablos... También objetos de culto con un elevado valor afectivo», asegura el director.
Lo previsto, siempre cumpliendo con las medidas sanitarias vigentes, es celebrar la llegada de los bienes de algún modo. «Lo que vamos a hacer está pensado, pero no podemos preparar algo que no tenemos todavía. Esta es una carrera de obstáculos», recuerda el director del museo.
Pero ese día, llegue cuando llegue, será algo más que una fecha o la incorporación de piezas de distinto valor artístico a la colección de un museo. «Una satisfacción enorme, pero será satisfacción cuando estén aquí. Hasta el pitido final del árbitro, todo es partido», conviene prudente Noguero. Si llegan, «sería un paso más en esos 25 años que hemos estado esforzándonos, que han estado otros compañeros buscando que reconociesen que Aragón tenía razón». Y será un día para el recuerdo, también. «Si estoy todavía cuando ese día llegue, me voy a acordar de muchas personas para las que su gran ilusión era estar en ese momento, y nos han dejado antes de poder verlo», lamenta. Para Puértolas, será un «día de inmensa satisfacción por todo el esfuerzo y trabajo que muchas personas han puesto en recuperar los bienes para la diócesis de Barbastro-Monzón». Una década para 111 bienes.
María Puértolas
«Cuando el museo surge, tiene ya un hueco reservado para una selección de estas piezas»