Ha provocado un gran terremoto dentro de las filas republicanas
el apoyo electoral respecto a 2016, aunque insuficiente frente a los demócratas. Qué resulta de las relaciones de una parte sustancial del votante conservador norteamericano que hasta el momento no contaba con una motivación tan profunda respecto a otros candidatos y líderes del partido republicano, hasta la llegada de la marca Donald Trump. Seguidores republicanos que a través del actual Donald Trump han conseguido conectar con el partido, una población mayoritariamente blanca, rural o perteneciente a ciudades donde los beneficios de la globalización no son tan positivos como se esperaba y con un claro sentimiento de pérdida de un supuesto status social hasta ahora seguro. Puede que resulte que una gran parte de este electorado conservador, se haya podido identificar más por la marca personalista de Donald Trump frente a los valores del propio partido republicano, circunstancia que el futuro del Partido República tiene un valor de gran alcance no solo electoral, sino también identitario.
La ruta ideológica
Esto nos lleva a una tercera reflexión, en consonancia con lo anteriormente expresado, y es cuál va a ser la ruta ideológica de un partido que en muchos casos ha demostrado una gran cercanía desde la etapa Reagan, a fórmulas políticas populistas y de liberalismo político, que ha supuesto su culminación extrema con la presidencia de Trump. ¿Va a seguir en esta opción ideológica o más bien cabe la posibilidad a una reflexión y apuesta política nuevas en el ámbito de tiempos de gran mudanza para todas sociedades democráticas? La tensión sobre el cómo se genera la propuesta y pretensiones ideológicas, en muchos casos tiene una directa relación con la realidad social de aquellos a quienes se dirigen los partidos políticos.
La tensión de la derrota
Un cuarto aspecto, son las tensiones propias tras la derrota electoral, con dos momentos muy destacables, por una parte el reconocimiento de la derrota por figuras políticas del partido republicano frente a la postura de no aceptación de la derrota por Donald Trump, y de su intento político por extender una falsa idea de que el triunfo demócrata estaba manchado por un halo de fraude electoral. Líderes republicanos como el senador por Dakota del Sur, John Thune, Corey Stapleton republicano del Estado de Montana, aplaudían los logros de Trump en la Casa Blanca pero a la vez señalaban que era momento de reconocer la derrota y felicitar al candidato Joe Biden; el propio reconocimiento de la derrota por el todo poderoso líder republicano en el Senado Mitch Mc Connell que supuso el enfrentamiento directo con Donald Trump. Frente a ellos, otros líderes republicanos se mantenían fieles por razones idelógicas o por ser directamente beneficiados de la administración Trump, a la postura de la Casa Blanca. Sin embargo, los acontecimientos del pasado día 6 de enero en el Capitolio provocaron un gran terremoto dentro de las filas republicanas, y de gran parte de los más fieles defensores de Trump que rechazaron la situación límite a la que se llevó a la democracia estadounidense. Sin embargo, detractores y fieles líderes republicanos seguirán su particular lucha dentro del partido republicano, donde hay en juego gran parte de la herencia de Donald Trump.
El futuro
Por último, un cuestión no menos importante es el relativo al llamado «tiempo electoral», dentro de dos años Estados Unidos tendrán lugar las denominadas mid-term election, -elecciones que se llevan a cabo en mitad del mandato presidencialpara entonces el Partido Republicano tendrá que haber restañado numerosas heridas internas, hacer frente a una posible nueva opción política que pueda resultar de la marca Trump, adoptar un papel de liderazgo nuevo si ello es posible. ¿Cuenta con tiempo suficiente para ello?, la tormenta devastadora de Trump amainará el próximo 20 de enero, sus consecuencias siguen siendo inciertas para el futuro del partido republicano de Estados Unidos.