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La delantera internacional aragonesa, ahora en las filas de la Real Sociedad, ha militado también en el Barcelona y en el Espanyol y su carrera en la élite sigue dando pasos a golpe de goles y velocidad
en la Liga Iberdrola. «Quería salir, lo necesitaba y estoy contenta», indica. «Mi meta siempre es seguir creciendo y mejorando, lo mismo que ayudar a las chicas que vienen de abajo, poniendo nuestra experiencia en ello, porque les puede valer de mucho».
En esa experiencia con el fútbol no entiende la limitación de la Federación Aragonesa para que en categorías inferiores no se puedan enfrentar los equipos de chicos a los de chicas, porque «en esas edades no hay que poner límites. He disfrutado mucho jugando con chicos y me ha ido muy bien», y deja claro que el fútbol profesional femenino hay que saber mirarlo. «Compararlo con el masculino es un error. Jugamos a nuestra manera, es un estilo diferente y luchamos por lo que hacemos».
El término profesional ya se puede utilizar con todas las letras desde que en agosto se publicara el convenio colectivo. «Es un paso importante y se ha avanzado mucho, aunque la pandemia ha congelado un poco todo. Hay que seguir trabajando y demostrando como hacemos que queremos estar en la posición que merecemos», sentencia con absoluta convicción, la misma que tiene en que el deporte va a seguir siendo mucho tiempo el centro de su vida. «Estudio Fisioterapia y mi ilusión cuando cuelgue las botas es seguir vinculada al fútbol o al deporte en general. Es lo que he vivido con pasión y donde quiero estar».
«Comparar el fútbol femenino con el masculino es un error, es un estilo diferente»