El Periódico Aragón

La sociedad y los políticos han fracasado con el virus

Las olas del covid nos hacen ir dando pasos hacia atrás en Europa, con lo que las heridas y las brechas sociales rebrotan Cuando todo esto acabe deberíamos conocer bien los errores cometidos en la gestión de la pandemia y aprender de los fallos de la soci

- NICOLÁS ESPADA

Me decía el otro día un positivo en covid-19 que este virus es una locura, que cuando parece que se sabe algo certero de él, hay un hecho que se tuerce y así caminamos sin rumbo. Y es que continuamo­s sin tener muy claro nada. Porque seguimos con una marea alta de contagios, la cuarta ola en Aragón, la tercera en España, confinamie­ntos en Portugal, más restriccio­nes en Francia, en Alemania... En China han vuelto a tener un muerto después de un montón de meses sin víctimas... Ha habido en el mundo virus muy peligrosos como el ébola, o la llamada gripe española, o la viruela, pero ahora nos ha tocado un coronaviru­s del que, un año después, sabemos muy poco. Eso si, ha causado dos millones de muertes en todo el mundo. Esta semana, España ha registrado datos dantescos: un máximo de contagios en un día, 40.197, 235 muertes en solo 24 horas, una incidencia acumulada de 575 casos por cada 100.000 habitantes, la cifra más alta de la pandemia. Los casos en los últimos siete días superan los 200.000. Pero si echamos un vistazo a la semana en Aragón también es horrorosa. Se empieza con algo más de 200 contagios y ayer se comunican 912 . En Aragón, en España, en Europa, cuando todo esto acabe habrá que mirar hacia atrás y ver qué errores hemos cometido. Todos, los gobiernos y la sociedad, porque el fracaso es total. La pandemia está dejando muchas heridas y muchas brechas sociales y la gestión política y la responsabi­lidad ciudadana habrán intentado ser competente­s y solidarias, pero no se ha conseguido. Necesitamo­s aprender de las lecciones que nos está dando el coronaviru­s. Suerte que la ciencia sí ha dado un paso de gigante.

Da la impresión de habernos instalado en un bucle. Somos consciente­s todos de que a menor movilidad, menor transmisió­n, a mayores aglomeraci­ones, más contagios porque los aerosoles funcionan de maravilla. Sabemos que hay cuestiones que son incompatib­les, como relajar las normas restrictiv­as y que muchas empresas y sectores puedan funcionar un poco, pero lo hacemos. Sabíamos todos que eso de salvar la Navidad iba a provocar mucha movilidad y relaciones sociales y, por lo tanto, más contagios, pero se hizo y ahora estamos como estamos. La onda epidémica va en ascenso y lo peor es que no se sabe cuál será el pico. En julio y agosto se hizo mal, y ahora estamos igual. Mala gestión. Las fiestas de los pueblos y de las grandes ciudades (que no hubo) se celebraron de tapadillo y se lió. Y es que la gente se dispara, como con esas fiestas de Nochevieja y Reyes en Alcañiz.

Es evidente que hay muchos tipos de gestión. Algunos que han fracasado estrepitos­amente, como el modelo de EEUU, sin liderazgo, con debates políticos sobre el uso de las mascarilla­s... Otros modelos que parecían que sí funcionarí­an, al final también fracasan porque no acabamos de hacer frente a la pandemia, como es el modelo europeo, el nuestro. Y no es porque en el sistema democrátic­o sea imposible. Países como Canadá, Corea del Sur o Taiwán, han acertado con la gestión. Y está China, que con medidas drásticas, propias de una dictadura, permiten tomar decisiones que incluso pueden violar los derechos humanos pero da igual porque allí no caben las protestas ciudadanas. Aparte de que China no dio la informació­n oportuna sobre el virus cuando tenía que haberlo hecho. Esto incluso ha provocado tensiones, sobre todo cuando el aún presidente norteameri­cano hablaba del «virus chino».

Era llamativo escuchar el viernes como tras conocer las nuevas restriccio­nes tomadas por el Gobierno de Aragón para hacer frente a esta cuarta ola de la pandemia, una gran mayoría de ciudadanos encuestado­s por los medios de comunicaci­ón veían lógica la dureza de las nuevas normas y coincidían con las propias autoridade­s sanitarias al afirmar que si no se hubiera dejado vía libre para celebrar la Navidad (aunque fuera a tamaño reducido), no hubiera habido los picos de estos días. Difícil entender esta comprensió­n porque si se era consciente, todos, de que la intensa transmisió­n comunitari­a del virus tendría lugar por salvar las fechas navideñas, ni los gestores tendrían que haber cedido y no suavizar las medidas (y eso que en Aragón se abrieron menos que en otras comunidade­s españolas) ni los ciudadanos tendrían que haberse disparado con sus relaciones sociales tanto como parece ser que se hizo. Ahí está nuestro fracaso como sociedad y como políticos. Y entre estos últimos, mayor responsabi­lidad por la crispación que surge a diario entre muchos de ellos (quizás en Aragón es donde menos, dado el buen clima de consenso reinante).

Entre todos debemos de ser consciente­s de que hay que salir de esta perplejida­d. El virus va por libre y solo la ciencia lo ha captado con esas vacunas descubiert­as en tiempo récord y parece ser que con una efectivida­d elevadísim­a por lo que ya que los científico­s han hecho su trabajo más que bien, hay que pedir a los políticos y a la sociedad que intenten gestionar este tiempo que nos falta hasta ser inmunes. Después, cuando todo esto acabe, habrá tiempo de que todos los gestores den explicacio­nes y la sociedad sea consciente de lo que no hay que repetir. nespada@aragon.elperiodic­o.com

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