Fenómenos meteorológicos extremos
En su movimiento para presionar a los líderes del mundo a tomar medidas para enfrentar la crisis climática que enfrenta al planeta, la joven activista sueca Greta Thunberg decía: «Nos están fallando a los jóvenes, pero estos están entendiendo la magnitud de su traición, estamos pendiente de ustedes y si nos fallan nunca se lo perdonaremos».
A pesar de sus 17 años, su madurez está por encima de acciones infantiles e irresponsables de personajes de altas responsabilidades profesando un desprecio tan grande a la ciencia, e incapaces de llegar acuerdos para la estabilización del clima planetario.
No es una invención de los científicos el cambio climático. Es una realidad que trae consigo fenómenos meteorológicos extremos, ya sea sequías, lluvias torrenciales o temporales de intensas nevadas. Basta observar nuestro Pirineo para ver que solo quedan 19 glaciales de los 52 que había hace 150 años.
Este pasado año, el más caluroso vivido según registros, con la llegada de la borrasca Filomena, hemos pasado al mayor frío que se recuerda, con grandes nevadas y fuertes heladas, que ha puesto en alerta a media España. Borrasca que ha dejado a media parte del país helado y con graves problemas de desplazamientos de vehículos y personas.
Pero me permito este comentario. Ha tenido que ser también en Madrid, para que todos los medios informativos nacionales y de paso el resto del estado, sepan lo complicado que es vivir en esas condiciones extremas. Condiciones extremas que soportan en su día a día gran parte de la población de la España deshabitada y olvidada por las administraciones.