La Supercopa rojiblanca
El Athletic de Marcelino da una lección de fortaleza y fe para doblegar a un desdibujado Barcelona
Un golazo de Iñaki Williams en la prórroga le dio la gloria al Athletic Club del recién llegado Marcelino García Toral al ganar al Barcelona (2-3) y su tercer título de la Supercopa de España, tras una final con alternativas y donde la fe de los bilbaínos superó a un desdibujado rival, con Leo Messi muy por debajo de su nivel y que terminó expulsado por primera vez en su carrera en el Barça. Tras una primera mitad con el equipo vasco superior, aunque con pocas ocasiones hasta que Griezmann adelantó a los azulgranas en el 40 y a los dos minutos De Marcos hizo el 1-1, el galo volvió a marcar en el 77, pero Villalibre igualó y Williams decidió en la prórroga.
Los bilbaínos, bien plantados y muy robustos en todas sus líneas, salieron con más brío a la final de La Cartuja, con una asfixiante presión arriba que incomodó mucho la salida del balón de un Barça quizá apocado en exceso, como si no supiera neutralizar las armas de un rival que jugó sin miedo y dejándose el alma en cada disputa.
La primera consecuencia de esta extraña falta de claridad en los culés, cuando no recelo y ausencia de intensidad, fue la nula presencia de Messi en las escasísimas llegadas de su equipo. Incómodo y desdibujado, contagiado por el aletargamiento de sus compañeros, el argentino apenas apareció.
El Athletic, mientras, siguió a lo suyo, a apretar lo más arriba posible como una solución, además, para no pasar apuros atrás y a intentar cazar algún balón en buena posición por Williams, el más activo, o por Raúl García.
Aún así, la primera mitad estuvo marcada por las escasas ocasiones de gol, con los leones más incisivos y el Barcelona incapaz de generar acercamientos claros a la meta de Unai Simón, salvo una falta centrada por Messi y bien resuelta por el portero del Athletic en el ecuador de este periodo.
Messi lo intentó a los 37 minutos desde fuera del área, aunque no fue hasta tres minutos después cuando Jordi Alba buscó desde la izquierda al argentino, quien intentó el remate sin éxito y el balón le quedó muerto a Griezmann paJordi ra que marcara el primer tanto. Sin embargo, el Athletic, muy serio en toda la primera mitad, reaccionó menos de dos minutos más tarde y Óscar De Marcos logró la igualada en el 42 aprovechando un magnífico pase de Williams.
En la reanudación, el Barça quiso dar un paso adelante y tuvo más protagonismo, con más toque para intentar hilvanar jugadas que pusieran en apuros a los bilbaínos, que no se arredraron y mantuvieron su gran despliegue.
Salvo por la perseverancia de Alba, tratando de asociarse con Messi o Griezmann, con poco acierto, el Athletic persistió en su presión. El VAR anuló un gol a Raúl García y, sin florituras, el Barcelona, muy mejorado y más vertical en esta segunda parte, siguió intentando desnivelar la balanza, sobre todo con acciones individuales, aunque fue Williams quien estuvo cerca del gol con un potente tiro en el 66 tras un fallido despeje de Araujo.
GRAN GOL DE WILLIAMS Pero fueron los azulgranas los que golpearon por segunda vez, a 13 del final y de nuevo por medio de Griezmann, más atinado en esta final que en el pasado. El galo fusiló al meta rojiblanco tras un medido pase de Alba, que llevó mucho peligro en su carril. El Athletic no se rindió y encontró el premio a su fe en el 90 al empatar con un remate inapelable de Villalibre, que había salido siete minutos antes, un extraordinario lanzamiento de falta de Muniain. Forzada in extremis la prórroga, el equipo de Marcelino salió como un tiro al tiempo extra y le bastaron tres minutos para remontar con un golazo de Iñaki Williams. Griezmann tuvo el empate y ya no hubo tiempo para más, tan solo para que Messi, desconocido, viera la roja directa por una agresión a Villalibre.
Messi vio la roja por pura impotencia en los últimos instantes de una final emocionante