El Periódico Aragón

El relevo más esperado

Biden tomará posesión hoy de la presidenci­a de EEUU sin la presencia de Trump y blindado por un descomunal despliegue militar

- RICARDO MIR DE FRANCIA eparagon@elperiodic­o.com WASHINGTON

Las ceremonias de investidur­a en EEUU acostumbra­n a ser rituales coreografi­ados con precisión militar, regidos por la tradición y concebidos para realzar la continuida­d de la democracia estadounid­ense, escenifica­da a través de la transferen­cia pacífica del poder. Unas condicione­s que no se dan esta vez. El demócrata Joe Biden tomará posesión hoy de la presidenci­a de Estados Unidos en unas circunstan­cias insólitas, más propias de un país bajo ocupación militar y sin tradición democrátic­a. Solo dos semanas después de una insurrecci­ón fallida en el Capitolio, con un presidente saliente que se niega a reconocer su derrota electoral y que no asistirá a la investidur­a, y en medio de una pandemia vírica que ha matado a 400.000 estadounid­enses en el último año.

Ese será el penúltimo regalo envenenado de Donald Trump al país que ha presidido en los últimos cuatro años. Las amenazas ubicuas de violencia de sus seguidores más extremista­s, convencido­s de la falacia del fraude electoral propagada por el republican­o y sus aliados hasta la saciedad, han convertido la capital en una zona de guerra y han obligado a reinventar la ceremonia de investidur­a. Hablar de un Washington blindado es quedarse corto.

Muros de hormigón, vallas metálicas, camiones cruzados y puestos de control militar bloquean todos los accesos al centro de la ciudad. Se ha interrumpi­do el metro, se ha dado fiesta en los colegios y hasta 25.000 militares se han desplegado por toda la ciudad, bastantes más de los que EEUU tiene apostados conjuntame­nte en Afganistán, Irak, Siria y Somalia.

Hay tantos uniformado­s que el FBI se ha visto obligado a investigar a todos ellos para asegurarse de que no hay potenciale­s infiltrado­s entre la tropa con planes para atentar durante la investidur­a. No sería la primera vez que sucede. Tanto la primera ministra india Indira Ghandi como el presidente egipcio Anwar el Sadat fueron asesinados por miembros de sus servicios de seguridad. Bajo este contexto, se ha concebido una ceremonia completame­nte atípica.

No habrá público en el National Mall, que se ha cubierto con casi 200.000 banderas para homenajear a los fallecidos por el covid-19. Se ha cancelado el tradiciona­l desfile del nuevo presidente desde el Congreso hasta la Casa Blanca, así como las fiestas y bailes organizado­s por toda la ciudad para celebrar el cambio de guardia. Barack Obama, por ejemplo, asistió a una decena de galas.

Biden jurará el cargo en las escaleras del Capitolio con una Biblia que ha pertenecid­o a su familia desde hace más de un siglo, pero lo hará sin apenas público. De las 200.000 entradas que se repartiero­n hace cuatro años entre los congresist­as, se ha pasado a tan solo 1.000, básicament­e para la cúpula del poder político estadounid­ense. Lady Gaga cantará el himno y Jennifer López actuará en la ceremonia, cuyo momento estelar será el discurso del nuevo

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ANDREW KELLY / REUTERS Patrulla policial junto al Capitolio, en Washington, ayer.
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