A comprar jarabe porque no quiere ir al médico»
se podría haber evitado. La juerga, en tiempos de covid, pasa factura, advierten los más mayores de la localidad.
«Siento mucho miedo y preocupación. Pero esto era previsible», argumentaba Fernando Sánchez, que ayudado por su bastón paseaba con unos amigos por una plaza de España sin apenas gente. El problema, según contaba, es que «hay muchas leyes, pero no se hacen cumplir».
Precisamente, para intentarlo, una patrulla de la Policía Local de Alcañiz vigilaba una de las entradas a la población. Pedían los certificados que demostraran que la entrada en la ciudad estaba justificada. Desde el lunes, ya han propuesto a «varios» ciudadanos para sanción. Si bien, apenas hay efectivos en el cuerpo municipal para poder establecer controles a todas horas.
Los controles y el cierre de Alcañiz se han notado incluso en las farmacias, en los que uno encuentra una de las pocas notas positivas de la pandemia de coronavirus: «Este año se ha habido menos infecciones en los niños y menos resfriados, sí», admitía María Clavera, que regenta una farmacia en una de las avenidas principales. Los ancianos se han vacunado en masa contra la gripe y las mascarillas y su acción preventiva han sustituido a los antigripales y al Frenadol. Pero Clavera explicaba que también han tenido que lidiar con la irresponsabilidad: «Al inicio de la pandemia pasaba más, pero aún ocurre. Viene gente a la farmacia con sintomatología covid y que te piden un jarabe para la tos porque no quieren ir al médico y que los confinen».
«Casi todo el mundo lo hace bien, de todas formas», aclaraba Clavera después. Ahora, a su farmacia acuden sobre todo los enfermos crónicos que necesitan sus medicinas, pero otros evitan desplazamientos. «Hay miedo. Son diez meses ya de preocupación constante y eso que ahora tenemos más miedos, que al principio de la pandemia no teníamos ni mascarillas y nos venía la gente con fiebre a la farmacia», mencionaba esta farmacéutica. Ahora sí que hay mascarillas. Cordura y responsabilidad, en según quien, no tanta.
«Viene gente con síntomas
La economía está siendo una de las víctimas de la pandemia de covid. Muchos negocios cierran y otros aguantan como pueden esperando a que el bicho escampe. Es el caso del Hotel Guadalope, situado en la plaza España de Alcañiz. «En Navidad, guardando todas las medias de seguridad, se estuvo trabajando bien. Ahora cero patatero», resumía de forma muy didáctica Inmaculada Crespo, una de las encargadas del establecimiento.
Sus únicos clientes ahora que la ciudad está cerrada son sanitarios y algún comercial suelto que tiene que hacer noche. Pero la cafetería y el restaurante están prácticamente parados. «La gente tiene miedo y tenemos que cerrar a las 18.00 horas los fines de semana», explicaba ayer Crespo. ¿El resultado