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La compañía bromea con la posibilidad de que los vándalos pidan disculpas a los viajeros por el daño causado por sus pintadas En el 2020 fueron ‘cazadas’ 68 personas en Aragón
Renfe está harta de tener que limpiar trenes por culpa de las pintadas. Los grafitos provocan retrasos y complicaciones con los que tienen que lidiar aunque el movimiento de la ciudadanía esté limitado. Ni en confinamiento se han librado de que los vándalos se cuelen en sus instalaciones a ensuciar vagones. Por eso ha emitido un comunicado bromeando con la posibilidad de que el propio colectivo de grafiteros pudiera pedir disculpas «a todos los viajeros a los que afectan de forma directa o indirecta diariamente» y que estuvieran dispuestos a asumir los costes de limpieza.
La entidad asume que una retractación pública es imposible, pero destacan lo que sí es una realidad es la lacra que suponen los grafitos para los ciudadanos y particularmente para los servicios de Renfe en Aragón. La cuestión va más allá del dinero, aunque como indican, cualquier euro invertido en eliminar estas arcas ya es excesivo. «Los clientes sufren directamente los trenes vandalizados con pintadas», explican. En realidad se producen varios factores que son más serios de lo que podría parecer a primera vista. Uno de los menos evidentes es la sensación «de efecto túnel» durante todo el trayecto, pues viajar con las ventanas cubiertas genera una gran incomodidad.
Y a eso se suman los retrasos y trenes suprimidos por carencia de visibilidad o pintadas a los elementos de seguridad que impiden la circulación y el olor de este producto químico es muy molesto para los viajeros, entre otros. En algunos casos son los propios maquinistas los que llegan a las zonas de almacenamiento de las locomotoras los que se encuentran que los cristaes
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