A mantener abierta la escuela del pueblo y se plantean exportar el modelo a otros
positivas: «El reto es alcanzar la recuperación de los 100.000 olivos centenarios abandonados, estamos al 10%. Hemos hecho mucho pero todavía queda mucho por hacer, hemos sentado las bases y el modelo funciona, gracias en parte a las nuevas tecnologías, así que las expectativas son buenas», señalaba.
Salvar el pueblo de Oliete es uno de los principales objetivos del proyecto, según Alfonso. «El municipio llegó a tener 2.500 habitantes y ahora estamos en 350. El nuestro es un proyecto social que pudo salvar la escuela, que estuvo a punto de cerrar, y que asegura la presencia de los servicios. Todo esto es lo que da sentido a lo que hacemos, con los 15 puestos de trabajo que hemos creado», añadía el cofundador de Apadrinaunolivo.org.
Llegar a otros pueblos
A corto plazo, además, pretenden llevar la iniciativa a otros pueblos puesto que ha funcionado y quieren evitar que estas localidades sigan sufriendo el peligro de la despoblación. Entre ellas, la producción de conservas vegetales en el aceite que ellos mismos produ
En Oliete
El proyecto ayudó
cen, idea que ya se probó en el pueblo vecino de Alacón y funcionó. Otra de las iniciativas puesta en marcha es el apadrinamiento de estos olivos para los recién nacidos, con la intención de que cautiven desde el primer día el deseo de cuidar estos árboles y el arraigo por su localidad de siempre. «Busca incentivar el apadrinamiento de estos árboles, en tiempos de incertidumbre, entre padres y abuelos que quieran transmitir los valores de la vida rural, sociales y del medio ambiente a sus pequeños», reflejan desde la plataforma.
El temporal que sacudió a todo el país, y en concreto, a todo Aragón –declarado ya como zona catastrófica por el Gobierno— hizo estragos en los olivares y campos de cultivo de la comunidad, especialmente en el campo de Belchite, el Bajo Aragón y el Matarraña. Sin embargo, no afectó en demasía a estos olivos centenarios de Oliete que han sobrevivido. De hecho, según explica Alberto Alfonso, la borrasca Gloria fue «todavía peor».
«Los olivos no están acostumbrado a la nieve, y la acumulación ha hecho que se rompieran las ramas. Pero no hemos tenido que lamentar muchos daños porque los arboles ya estaban lo suficientemente podados del año pasado», apostillaba.