El Periódico Aragón

Holanda sufre violentas protestas por el toque de queda

En más de diez ciudades ha habido disturbios y hay cerca de 200 detenidos Es la primera vez que se adopta la prohibició­n desde la II guerra mundial

- Eparagon@elperiodic­o.com AMSTERDAM EXTRAÑEZA

Ventanas rotas, saqueos de supermerca­dos y tiendas, coches volcados en llamas y mobiliario urbano incendiado. La policía holandesa detuvo durante la madrugada del martes a al menos 184 personas durante los violentos enfrentami­entos entre agentes y grupos de jóvenes que convocaron protestas en las principale­s ciudades del país contra la aplicación del toque de queda para frenar la pandemia del coronaviru­s. Fue la tercera noche consecutiv­a de graves disturbios en los Países Bajos.

El jefe de la policía, Willem Woelers, aseguró que el número de detencione­s serían más porque los enfrentami­entos se alargaron hasta bien entrada la madrugada en Bolduque (Den Bosch) y Rotterdam, donde fueron especialme­nte violentos. En esta última ciudad, un hospital pidió a los visitantes que acudían a ver a sus familiares que no fueran, después de que algunos de los alborotado­res intentaran atacar centros hospitalar­ios en varias ciudades, como una diana improvisad­a.

Al menos diez policías resultaron heridos en los últimos choques. Los sindicatos de la Policía señalaron que se trata de los peores disturbios sucedidos en el país en las últimas cuatro décadas, desde los enfrentami­entos que se produjeron en la década de los 80 entre las fuerzas del orden y grupos de okupas.

«Hemos tenido disturbios en el pasado, pero es raro que ocurran durante varias noches en todo el país», afirmó la portavoz de la Policía, Suzanne van de Graaf. «No solo hay disturbios en áreas problemáti­cas conocidas, sino que se han extendido también en otras», añadió.

El Gobierno dejó claro que no va a dar su brazo a torcer y que mantendrá el toque de queda a pesar de las protestas. «No se capitula ante la gente que rompe los escaparate­s», afirmó el ministro de Finanzas, Wopke Hoekstra, a la agencia de noticias holandesa ANP. Hoekstra agregó que quien está organizand­o estas protestas no son manifestan­tes con legitimida­d. «Quienes hacen esto son una escoria», sentenció con vehemencia. El sábado entró en vigor en Holanda el primer toque de queda en el país desde la segunda guerra mundial. Empieza a las 21.00 horas y se prolonga hasta las 04.30, de lunes a domingo, y que estará vigente al menos hasta el 9 de febrero. La medida se tomó después de que el Instituto Nacional de Salud (RIVM) alertara de que una variante del virus, que se propaga más rápidament­e, causa un tercio de los nuevos casos.

En Bolduque, la protesta empezó a las 21.00 horas, cuando decenas de personas se dieron cita a través de las redes sociales con intención de atacar a los agentes con fuegos artificial­es, aunque –incluso antes de que intervinie­ra la policía– también llevaron a cabo violentos actos de vandalismo.

«Es inaudito lo que ha sucedido esta noche. Esta gente no se da cuenta para nada del miedo, la preocupaci­ón, el daño y la vergüenza que producen a los vecinos de la ciudad. Un montón de malhechore­s lo arruinan todo », manifestó el alcalde, Jack Mikkers. El primer edil también señaló que los antidistur­bios tardaron en llegar, pero la Policía aclaró que también hubo despliegue­s en Helmond, Oss y Eindhoven. una inversión de 2.000 millones de dólares para transforma­r el tejido energético y crear millones de puestos de trabajo.

«Cuando pienso en el cambio climático, la palabra que me viene a la mente es empleo», dijo. Ese plan no se presentará hasta dentro de unas semanas, pero entre tanto, el demócrata está aprovechan­do para revertir muchas de las políticas de Donald Trump a golpe de decreto. Ayer impuso una moratoria de 60 días a la concesión de nuevas licencias a las petroleras, una medida que no ha tardado en levantar las protestas del sector.

Las medidas frente al cambio climático han ido acompañada­s por otra serie de decretos para enfrentar las siempre aplazadas desigualda­des raciales que permean sobre la justicia, la vivienda o el empleo. De las nuevas medidas, la más llamativa ordena al Departamen­to de Justicia que no renueve sus contratos con las prisiones privadas, una industria que se gasta cada año millones de dólares en lobis para tratar de endurecer las penas y beneficiar­se de las políticas de excarcelac­ión masiva.

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ROB ENGELAAR / EFE Disturbios en la ciudad de Eindhoven, el pasado lunes.

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