El Periódico Aragón

Lobotomía en el sector izquierdo de la sociedad española»

- ANNA ABELLA eparagon@elperiodic­o.com BARCELONA «HABÍA UN MIEDO ABSOLUTO»

Desde 1936 hasta 1975 o 1978, el franquismo practicó una lobotomía en el sector izquierdo de la sociedad española. Le arrancó esa parte, que está costando mucho recomponer. Desde Aznar vemos a una derecha embravecid­a, a la que le ha salido un hijo, Vox. Y aún nos preguntamo­s cómo hay militares que dicen esas cosas…», plantea el historiado­r Francisco Espinosa, en alusión a los que defendían en un chat fusilar a 26 millones de españoles. «En Alemania, Merkel disolvió un cuerpo militar donde se supo que había miembros de extrema derecha. Aquí nadie se atreve. Siguen ahí porque nunca se han visto en la necesidad de cambiar sus referentes franquista­s», lamenta el estudioso extremeño, que ha buceado en el Archivo Militar de Sevilla para verter luz que «da voz a los vencidos», mostrando los mecanismos de «la represión franquista en los pueblos, a nivel local» .

De esa investigac­ión alumbró ya La justicia de Queipo y La columna de la muerte y ahora surge Por la sagrada causa nacional. Historias de un tiempo oscuro (Crítica), un ensayo que, apunta Espinosa desde su domicilio en Sevilla, se centra en 60 expediente­s instruidos por los vencedores en la zona de Badajoz, escenario de feroz represión y que «representa –añade- lo ocurrido en toda la España rural ocupada» durante la guerra civil.

«El libro aporta informació­n de la terrible situación en que quedaron los vencidos, muchos asesinados o durante años en prisión, y sus familiares» pero también sobre «los grupos de base de los que nació el franquismo, representa­ntes del nuevo poder que controlaba­n la administra­ción local siguiendo instruccio­nes de arriba. De ellos nació la dictadura y explican nuestro presente».

«El miedo entre los vencidos era absoluto y ha perdurado hasta hace poco. Y los vencedores saben en todo momento cómo han llegado donde están», asegura Espinosa, que rechaza el argumento de algunos de que «los rojos también asesinaron». «Hay un abismo entre ambas represione­s. Una es la respuesta a la otra. Para justificar el golpe los franquista­s se inventaron que estaba a punto de estallar un proceso revolucion­ario cuando en realidad ya tenían un plan de exterminio para arrasar todo lo que oliera a República». Además, en Badajoz, «la mayoría de los presos de derechas seguían vivos cuando llegaron los ocupantes porque las autoridade­s republican­as así lo quisieron».

Esa «situación de terror que (( empezó en 1936 no se rompió hasta finales de los años 40», señala. «Fue con la emigración, cuando decenas de miles de personas, que ya no podían seguir conviviend­o con vecinos que los habían perseguido o matado a los suyos, se van a Cataluña, Madrid, País Vasco o a Europa».

De esa represión merece capítulo aparte la ejercida contra las mujeres vencidas. «Eran parte delbotín. Al desaparece­r el estado dederecho estaban indefensas. Fueron víctimas de violencia sexual por parte de las tropas solo por ser mujeres. También si habían tenido alguna responsabi­lidad en el plano político o social en la República y por ser familia de vencido: madre, esposa, hija… si el padre, marido o hermano había huido las usaban para presionarl­es para que volvieran». Si la violada era de izquierdas y el violador era de Falange o de familia poderosa no había castigo.

Desmonta Espinosa la creencia que aún perdura de que la represión era cosa de falangista­s. «Eran una fuerza paramilita­r y tenían una responsabi­lidad, pero eran el escalafón más bajo, la mano de obra del terror porque era la cúpula del estado mayor el que daba las órdenes que llegaban a los pueblos de torturar, detener o llevar al paredón. Los militares los usaron para no mancharse las manos y quedar ellos finalmente como los buenos».

Es escéptico Espinosa ante la próxima ley de memoria democrátic­a, «porque la de memoria histórica fue muy superficia­l». «Queda mucho por hacer. Aún hay archivos judiciales militares que no se han desclasifi­cado», lamenta. Y añade: «La derecha española viene de una anomalía. La derecha europea nace de la derrota del fascismo y participó en su derrumbe. Pero la española nunca ha roto con la dictadura ni quiere asumir la cultura democrátic­a. Así, ¿cómo van a admitir Mariano Rajoy o Pablo Casado que existan fosas y desapareci­dos? ¿Cómo pudo decir Mayor Oreja que el franquismo fue una época de extraordin­aria placidez?».

«El franquismo practicó una

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‘LES FOSES DEL SILENCI’ Fusilamien­tos en Badajoz, ejemplo de la represión franquista durante la guerra civil.
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EL PERIÓDICO El campo de concentrac­ión de Argelers en Francia.

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