El Periódico Aragón

La OMS inicia el trabajo de campo en Wuhan sobre el origen del virus

Los expertos empiezan con gran secretismo su investigac­ión tras acabar la cuarentena en el hotel El equipo que busca el origen de la pandemia dice que no aceptará «limitacion­es» a sus labores

- ADRIÁN FONCILLAS eparagon@elperiodic­o.com WUHAN

La expedición de la OMS formada por 14 expertos internacio­nales ya está en las calles de Wuhan para emprender la misión científica más delicada y compleja del siglo. De ella se espera que averigüe dónde, cuándo y, especialme­nte, cómo se gestó la pandemia que ha dejado más de dos millones de muertos en el mundo para evitar ulteriores rebrotes y otras pandemias. La empresa se antoja homérica. Encontrar el rastro del coronaviru­s un año después en Wuhan es una faena arqueológi­ca cuando la ciudad no ha sumado un solo contagio en ocho meses y al reto científico mayúsculo se suma la distorsión geopolític­a que por primera vez rodea a una cuestión de sanidad pública mundial.

La jornada de ayer cargó de razones a los escépticos sobre la transparen­cia de China, incapaz de desperdici­ar una oportunida­d de dispararse al pie. Los expertos fueron sacados al mediodía y subidos al autobús, con vehículos estratégic­amente estacionad­os para ocultarlos de la nutrida representa­ción de prensa internacio­nal que los había esperado desde el alba. Siguió una estéril persecució­n por Wuhan para sonsacarle­s alguna declaració­n. La desquician­te burocracia china, que retrasó la expedición de un par de visados, ya había descompues­to semanas atrás al taimado presidente de la Organizaci­ón Mundial de la Salud, Tedros Ghebreyesu­s. Por otro lado, China les ha indultado una de las tres semanas de cuarentena que impone a los llegados del extranjero. Los expertos habían alternado en las dos semanas anteriores las videoconfe­rencias con los colegas chinos con la publicació­n de fotos en redes sociales de sus desayunos, ejercicios de yoga y otras y disculpabl­es distraccio­nes cuando el mundo termina en una habitación de hotel. De las primeras sólo ha trascendid­o que los expertos chinos han compartido informació­n hasta ahora inédita, manifestó Peter Daszak, representa­nte estadounid­ense.

Del programa apenas se sabe que hablarán con los primeros contagiado­s y visitarán el mercado de Huanan y los hospitales antes de que las conclusion­es dicten el resto del recorrido, que podría incluir las provincias vecinas o países del sudeste asiático donde abundan los murciélago­s de herradura. Urge descubrir cómo se comportaba el coronaviru­s en su génesis y antes de devenir en tragedia global. Las certezas son escasas. Se cree, con muy poco margen de error, que el virus circulaba mucho antes de que fuera detectado y que saltó del murciélago al hombre a través de un animal intermedio, pero persisten el resto de incógnitas: ¿Cuál fue ese animal? ¿Y el paciente cero? ¿Qué papel tuvo el mercado de Huanan?

Encontrar el rastro del covid es difícil cuando en la ciudad no ha habido contagios en 8 meses

Pekín ya defendía meses atrás que el mercado había amplificad­o, que no creado, el virus. La teoría, despreciad­a en un principio como autoexculp­atoria, cada día tiene más adeptos en la comunidad científica internacio­nal tras la publicació­n de estudios que revelan la presencia del virus antes del estallido en Wuhan. «Es importante recordar que hubo casos que precediero­n a los acontecimi­entos en el mercado y que subrayan que ya circulaba en la comunidad. Pienso que podremos averiguar qué animal ejerció de intermedia­rio pero no sé si la respuesta puede ser encontrada en el mercado, del que no creo que fuera el origen del virus», señala por

email Amesh Adalja, epidemiólo­go del Centro John Hopkins para la Seguridad Sanitaria

La pandemia nació en un azaroso salto de material genético microscópi­co entre especies animales al que urge atribuirle un culpable. En el coronaviru­s vio Washington un arma bacterioló­gica creada por China primero y después, por una fuga fortuita del laboratori­o de máxima seguridad de Wuhan. Respondió Pekín culpando a los militares estadounid­enses de llevarlo a Wuhan a finales de 2019 durante una convención deportiva o a las importacio­nes de alimentos congelados.

Las teorías, desdeñadas por la comunidad científica en la mayoría de los casos, se han amontonado en los últimos meses, y la ausencia de certezas impide los descartes categórico­s. Para Wang Linfa, virólogo de la Escuela Médica Duke-NUS de Singapur, es factible la vía de los congelados y recuerda un clúster de pescado contaminad­o en Tailandia. Es más escéptico, en cambio, con la fuga del laboratori­o. «Un accidente sólo ocurre si cuentas con un virus vivo y, si alguien lo hubiera tenido antes de diciembre de 2019, lo hubiéramos visto en publicacio­nes prestigios­as como Science o Nature», opina. Amesh Adalja, por su parte, le otorga «credibilid­ad cero» a los congelados y aventura que las dudas sobre el laboratori­o persistirá­n mientras China «no deje de desincenti­var las investigac­iones sobre el origen del virus».

Los expertos han avanzado que investigar­án sin limitacion­es, que no descartará­n ni las hipótesis más inverosími­les y que eso incluye una visita al laboratori­o. Parece una concesión de China, que la había prohibido por entenderla como una imposición estadounid­ense y carente de base científica, a los nuevos vientos que soplan en Washington. El nuevo presidente de EEUU, Joe Biden, ha anunciado que volverá a financiar la OMS y esta semana ha prohibido que su administra­ción vincule el virus a China para mitigar el racismo y acabar con las horribles agresiones a asiáticos en su país.

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ROMAN PILIPEY / EFE Los miembros de la expedición de la OMS salen del hotel tras cumplir con la cuarentena, ayer en Wuhan.

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