La sexta dosis
La sexta dosis de la vacuna contra el coronavirus es parecida al sexto sentido, unos pueden disponer de esa sexta dosis (o culillo) por tener las jeringuillas adecuadas y otros disfrutan de un sexto sentido no menos importante que los otros cinco sentidos tradicionales.
El sexto sentido sería el de la intuición, que no es precisamente despreciativo, como no lo es ese 15 o 20% de dosis que queda en los viales de algunas jeringuillas y no se utiliza salvo por algunos alcaldes y otros funcionarios por no tirarlo. En lugar de pedir su cese o dimisión, ¿habría que aplaudirles? Si alcaldes, militares, políticos y funcionarios se hubiesen tomado las «gotas milagrosas» de Maduro en lugar de saltarse el orden de la vacunación, nadie pediría su dimisión. Diez gotas debajo de la lengua cada cuatro horas y el milagro se hace realidad, asegura el mandatario venezolano.
El milagro, un poderoso antiviral que neutraliza el coronavirus, se llama Carvativir. Esas gotas milagrosas me huelen a uno de los muchos productos fraudulentos que circulan, que prometen curar rápidamente muchas enfermedades, acompañados de testimonios de famosos y médicos afirmando su excelencia y de personas que declaran haberse curado consumiéndolos. Otro producto milagroso, bastante caro, parece ser el cóctel de anticuerpos que recibió Donald Trump y del que Alemania ha adquirido 200.000 dosis, a 2.000 euros cada una. Lástima que no exista un medicamento o una dieta milagro que produzca el entendimiento entre líderes y partidos políticos para evitar la crispación y el enfrentamiento continuos, que no ayudan a resolver los problemas de los ciudadanos.
Dicen los especialistas en numerología que el seis es el número de la verdad, la justicia, el equilibrio y el amor. Hay, pues, que darle al sexto sentido y a la sexta dosis de la vacuna la gran importancia que tienen. Al sexto sentido lo llaman los especialistas la «propiocepción», que nos permite saber constantemente cómo es nuestra postura corporal. Otro sentido sería la «nocicepción», repartido por casi todo el cuerpo y que se define como la capacidad de sentir el dolor. Lo que ya resulta imposible hoy por hoy es tener ocho dosis en un vial de la vacuna.
En caso contrario, la vacunación del personal sería más rápida de lo que está resultando.