Un santo con mascarilla colorea la jornada cultural
El patrón de la ciudad estuvo en el Teatro Romano en las visitas teatralizadas Titiriteros de Binéfar cerró la jornada cultural con su ‘Cómicos de la legua’
Se había convertido ya casi en una tradición más en el día de san Valero: roscón, paseo y... visitas culturales. Una tendencia que también ha cambiado, en cierta manera, el coronavirus aun cuanto el propio San Valero en persona (con su correspondiente mascarilla) se paseó ayer por el Teatro Romano ante el asombro de los visitantes más raudos para inscribirse a las visitas teatralizadas gratuitas.
A pesar de que los museos municipales volvieron a celebrar una jornada de puertas abiertas, las imágenes de las largas filas para acceder a los mismos que se daban en otros años (incluso para entrar en las salas de exposiciones) este año no se produjeron. Bien sea por responsabilidad individual o por causas más definibles. Y es que uno de los motivos de ello es que, aunque sí es cierto que el ayuntamiento ha programado una serie de actividades culturales para todo el fin de semana y de entrada libre, todas cuentan con un rígido control de acceso, una vez más, a causa del maldito bicho.
Así, por el Teatro Romano ayer, con todas las visitas completas, pasaron 80 personas (no había hueco para más) en estrictos grupos de 8 personas cada media hora subdivididos en dos grupos (la idea original era hacerlos de 4 aunque bien es cierto que se dio algún caso de que los convivientes superaban ese número por lo que se permitió hacer algún grupo más amplio) lo que viene a ser prácticamente una unidad familiar cada media hora. La precaución sanitaria obliga aunque, tal y como indicaron algunos de los privilegiados visitantes, estas restricciones permiten también poder profundizar más en la riqueza de la antigüedad zaragozana.
Otros recintos como el Foro Romano o el propio Museo Pablo Gargallo, que también vivieron un día de puertas abiertas, tuvieron un día mucho más tranquilo que en años anteriores. Y eso que el día soleado acompañó para que los zaragozanos se echaran a la calle una vez más.
San Valero es una festividad eminentemente familiar y prueba de ello se vivió también por la tarde con la exitosa (siempre lo son, para ser justos con la compañía oscense) actuación de Titiriteros de Binéfar que representó en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza y ante un público infantil mayoritariamente (hubo un aforo limitado de alrededor de 1.000 personas), una de sus obras de teatro que más éxito ha cosechado en su trayectoria, Cómicos de la legua. Bonita forma de acabar, con un espectáculo educativo en valores, un San Valero cultural diferente.